[...]
Mi despertador sonó a las siete menos cuarto de la mañana. ¿Y todo para qué? Para fingir que habíamos dormido juntos esta chica que ni siquiera sabía su nombre y yo.
¿En serio estaba haciendo esto?
Me levanté de mi cama y crucé el pasillo hasta llegar a su habitación. Abrí la puerta con mucho cuidado y vi a la chica con su cabello levemente enredado y abrazada a un pequeño osito de peluche. Estaba encogida y tapada con la sábana, lucía muy tierna durmiendo.
Sí, pero lo capulla que es...
Estuve apreciándola por cinco minutos cuando me metí en la cama con ella y la abracé levemente, de forma consciente, para hacer la situación más creíble. Escondió su cabeza en mi cuello y eso me llevó a un jodido paraíso, y me sentí extraño, porque ni siquiera sabía su maldito nombre.
Llamaron a la puerta y Myri, una de nuestras sirvientas, entró para despertarnos. Ella me había visto crecer y le tenía un especial cariño.
─Buenos días, el desayuno está listo.
Cerró la puerta y se fue. Lógicamente habló alto para que ambos la escucháramos. Ni siquiera se inmutó en repetirlo un par de veces.
Me iba a levantar cuando la chica que no conocía de nada estaba abrazada a mí. Me fijé en sus manos. Eran delgadas y finas. Sus uñas largas y perfectamente negras hacían movimientos circulares sobre mi camiseta y eso hizo que mis hormonas se disparasen. Aparté cuidadosamente su mano y me levanté. Al parecer ella notó el movimiento, porque abrió los ojos unos cinco segundos después de que yo me levantara. Cuando me vio, se sobresaltó de la cama.
─Pensé que no...─ balbuceó, atónita.─¿Que no vendría? Acostúmbrate. Tenemos que levantarnos. Ve al armario y ponte lo que quieras.
Se apartó los dos mechones de pelo que la colgaban a los laterales de la cara de dormida que tenía, y eso me reblandeció un poco por dentro, literalmente.
─Ya voy...─ su voz era ronca pero suave. Me hizo gracia lo débil que sonaba su voz. Se levantó y me miró con sueño. Sus ojos brillaban un poco ─.¿Me esperas? No quiero ir sola.
Asentí con la cabeza y ella se fue a vestirse.
Pasaron unos diez minutos cuando salió con un vestido blanco de seda ajustado que madre mía. Tuve que apartar todos los pensamientos porque si no habría hecho algo poco esperado de mí. Creo que no me vio porque estaba a punto de salir de la habitación.
─¿A dónde vas, princesita?
Se dió la vuelta y me volvió a mirar como antes. Joder, ¿por qué no dejaba de hacerlo?
─Ah, perdón. No te había visto. Pensé que te habías ido.
Por su tono, solo le faltó decir «Es que tienes pinta de ser un imbécil que se la suda todo».
Su voz era fina y dulce. Caminamos hasta la sala donde Myri esperaba.─Buenos días, perdón la demora.
─No importa. El desayuno está listo. Por cierto, soy Myri.
Se presentó a la chica. Deseaba saber ya su nombre solo para que, cuando me riese de ella o lo que fuera, nombrarla y aclararle que me refería únicamente a ella. Se lo pregunté de madrugada, pero no me lo dijo. Un poco... capulla, siendo educado.
─Encantada, soy Hazel.
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¿Promesa? [✔️ COMPLETADA] ©
Fiksi RemajaCanadá, un bonito país, una buena realeza y un futuro rey de veinte años condenadamente guapo. Aaron debe buscar una esposa para convertirla en reina con él, allí es donde conoce a Hazel. Una campesina de apenas diecinueve años que es obligada por s...