"Capítulo diecisiete"

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—Qué chica tan extraña, ¿no?

No me interesa esa idiota, el gatito gruñó, removiéndose entre sus enormes manos.

—¿Qué pasa, Katsuki?— Lo tanteó Deku, sonriéndole. —¿Te desagradó la chica?— La risa en su actitud, se interpretaba a que encontraba la situación de manera graciosa. Y eso lo cabreó mucho.

¡Sí, joder! quiso arañar el rostro de su ex amigo de la infancia, mas se detuvo a hacerlo, aunque tentado a tocar su piel, se limitó a solo estirar la pata hacia su mejilla, advirtiéndola cerca ante su afán por acercarse.

Deku soltó una carcajada, posando una mano sobre su cabecita y acariciarla. —Eres tan adorable— Dijo con un bálsamo de ternura deslizándose por entre sus oídos, estremeciéndolo.

Deku, cállate, pensó ruborizado.

—Descuida— Fijó sus dedos en su nuca, alzando un poco su cabeza. —Yo solo tengo ojos para ti— A su vez, depositó un beso en su frente, cosa que nunca antes había hecho en el tiempo que llevaban conviviendo.

Su corazón pegó un salto a un plano fugaz, lejos de lo físico. Perdió la noción del tiempo mediante ese contacto cálido, suave, directo.

Deku nunca lo había besado. Y la forma sustanciosa en la que surgió, en que la casualidad suscitó.

Sus ojitos rojos brillaron en brío a raíz de aquel gesto, que lo llevó a sonrojarse tanto que su estómago se contrajo.

Deku... su mente solo estaba invadida por él. Solo pensaba en él. Los demás pensamientos sobre lo reciente y lo pasado se perdieron en el abismo, en la caída.

Sin embargo, creyó que Deku se apartaría de su frente, pero no fue así, si no recargó su frente sobre la suya. —Espero que ya no te pase nada— Abanicó con su suspiro el rostro encendido el gatito, sin mover una pulgada de su cuerpo.—Casi me muero si algo te pasa. Prometeré cuidarte mejor.

Los feroces ojos del gatito se ensancharon, cristalizados por el sentimiento materializado que conjugaba perfectamente con su expresión y su mero sentir.

Asintió.

Al menos, trataría de no correr sin ver. Pero algo bueno sacaba de la situación: había recibido un beso del nerd. Y eso en definitiva no lo cambiaría por otra cosa.

Llegaron a un lugar con apariencia de casa, mas no era una, sino más bien, era una bodega privada con un amplio espacio para mover cosas y mover a un gran número de personas. El interior se respiraba con presteza, pese a estar relativamente oscuro, dada la escasa iluminación que rumiaba el sitio.

La apariencia poco amigable tampoco incitaba a que era un lugar al que un adolescente de dieciséis años fuera solo. Y en vista de que no había más personas, además de su ídolo, Deku y él, no encontraba otro calificativo que describiera lo desolador y oscuro que era el gigantesco cuarto donde estaban.

Katsuki se sintió apachurrado en ese sector, puesto a que no contaba con arribar a un lugar con ese aspecto desinteresado y desentrañado.

Se preguntó por qué carajos All Might citó a Deku ahí. No tenía el menor sentido.

Al menos para él.

Se sentía exhibido, aprisionado. Pero viéndolo bien, a ojos de un gato todo se ve enorme, como si el mundo lo tragara. Y a ojos de un humano, no se vería tan gigantesco, o tan abrumador.

Katsuki se transformó en un gato (Dekukatsu) Créditos: Escritora SubmarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora