El par de esposos caminaba por los pasillos de Gusu Lan, dirigiéndose al Hanshi, los aposentos del Lan. Jiang Cheng tenía los ojos vendados y el mayor lo dirigía por la secta, algunos discípulos miraba extrañado a la pareja pero luego recordabdaban que el Lan era un romántico, sonrieron alegremente por su líder y pareja. Con pasos lentos los dos caminaban cuandando los pasos del que estaba vendado para que no tropezará, bueno... Escusas del Lan para poder sostener su cintura, aún sabiendo que no necesitaba una tan vana como esa para hacer aquello.
Lan Xichen susurraba en el oído de Jiang Cheng cuando tenían que bajar un escalón o cuando estaba casi que se tropezaba con una pierda, el menor no necesitaba esto ya que con su núcleo podría sentir todo lo de su alrededor, pero dejo que el mayor lo guiará.
El de ojos ocre le había preparado una sorpresa, o eso era lo que le había dicho. El par de amantes tenía unos meses que no se veían por su deber como líderes de sus sectas, estaban tan atareados que aveces duraban tres días sin enviarse una carta, algo que fue una tortura para ambos, ya que estaban acostumbrados a la presencia del otro, dormir en las noches les costaba.
Cuando Jiang Cheng bajó de su espada de una Lan Xichen le vendo los ojos, para luego darle un beso, los dos como imanes se abrazaron y entrelazaban sus dedos, el calor ajeno era realmente exquisito. Su beso era lento para saborear la boca del contrario, el Lan no pudo evitar medio abrir sus ojos en medio del beso para ver cómo a su esposo vendado. Sus lenguas se enrroscaban y sin poder evitarlo Lan Xichen chupaba los labios y lebgua del contrario, este en medio del beso se rió levemente mientras hacía lo mismo que el Lan.
Lan Xichen abrió la puerta de Hanshi cuando llegaron y dejó en el medio de la sala a Jiang Cheng. El menor escuchaba el movimiento de su alrededor y no pudo arrugar su entrecejo. Se sobresalto cuando el Lan rodeó su cintura por detrás empezó a besar toda la extención de su cuello, pasando su lengua y luego empezó a morder. Metió su mano en las túnicas del pecho y jugó con los pezones del contrario. Jiang Cheng se derritió por su tocó, podrá ser poco pero eran sus puntos débiles, cuello y pecho... Lo único que faltaba era que acariciara la parte interna de sus muslos y est acabado. Pero de igual manera sobraba unos débiles gemidos ya que los estaba reteniendo.
— A-Cheng te extrañé demasido —empezó a masajear la cintura y caderas de Jiang Cheng mientras susurraba sus palabras en su oído, el aire caliente contra su piel hizo que su cuerpo temblará un poco. Soltó un jadeó cuando algo entre sus nalgas empezaba a crecer.
— Yo también te extrañé —el Jiang apoyó a cuerpo en el pecho del contrario y este gustoso lo acepto.
— Todas las noches me era difícil quedar sastisfecho con mis simples manos —sus dos manos agarraron firmemente las caderas del Jiang y empezó a frotar su erección entre las nalgas de Jiang Cheng, este también movía sus caderas para tener más de esa fricción—. No sabes las veces que me perdía en mis pensamientos y la imagen erótica de tu cuerpo y tu rostro... Ah con solo pensar eso me corría al instante, pero mi verga se alzaba al cielo de una... Mi mano no se compara con tu caliente hoyo mi amor.
Jiang Cheng se rió mientras mordia la mejilla del Lan, pensado que ahí estarían sus labios.
— Yo también extrañaba eso, mis dedos no eran suficientes, comparados con tu gran verga.
El Lan también se rió y dejó que el Jiang morida ahora su barbilla. Le encantaba cuando sus uñas y dientes se clavaban en su piel ya que dejaba marca en el área, le encanta ser marcado por el Jiang, era como si estuviera marcando lo que es suyo.
— Sabes... En tanta pensadera de tu cuerpo, se me vino una imagen exquisita a la mente —quitó la venda de sus ojos, dejo unos besos en sus párpados— ya puedes abrirlos.
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Caprichos (XiCheng)
FanfictionLan y Jiang llevan varios meses sin verse, extrañandose mutuamente. Cuando el líder Jiang aterriza en Gusu Lan su esposo Xichen lo recibe con un beso y le venda los ojos, susurrandole que le tenía una sorpresa. Cuando llegan a su destino que eran lo...