〔 𝗰ᵤₗₚₐbₗₑ d𝗲 dₑₗᵢ𝘁𖦹 〕

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La labor de Camilo en el Encanto era sencilla: crianza, y si le preguntaban a cualquier niño menor de diez años que quién era su madre, probablemente respondería "Camilo". Lo cual, para Mariano, era adorable en extremo.

Camilo era el chico más lindo del mundo según él. No conocía a todos los chicos del mundo y tampoco lo necesitaba, Mariano tenía bien claro que nadie superaría la dulzura, amabilidad, alegría y sensibilidad con la que Camilo trataba a los demás, especialmente a los niños del Encanto.

Por eso le gustaba admirar a Camilo en sus labores diarias. A veces, mientras estaba de paseo con Dolores y ella le hablaba, los ojos de Mariano se deslizaban lento a la lejana figura de Camilo con un montón de niños correteando a su alrededor.

No iba a mentir, Mariano hasta llegaba a imaginar que esos niños eran sus hijos con Camilo.

─ ¿Mariano? ¿Me estás escuchando?

Dolores lo sacó de sus ensoñaciones de un sacudón y Mariano se reincorporó alterado.

─ Ehhh... ¡s-sí, sí! ¡estoy bien, cariño!

─ ¿Ah sí? Te pregunté si me estabas escuchando, no si estabas bien.

Demonios pensó. Demonios en efecto.

─ Discúlpame, estaba distraído─ se disculpó esperando que su novia fuera piadosa y dejara pasar su desliz, pero Dolores estaba un poco cansada de que Mariano tuviera su mente en cualquier otro lado menos en ella, su novia.

─ No Mariano─ jadeó Dolores─ ¿qué te está pasando? Ya no me prestas atención, ¿hay algo que no me quieras decir?

Sus ojos oscuros se clavaron en los de él y no desistirían hasta recibir una respuesta satisfactoria como "es que iba a pedirte matrimonio pero ya que descubriste la sorpresa..." o algo por el estilo. Dolores no quería volverse loca pensando en otras posibilidades que podrían destruirla.

─ Mariano...─ dijo en tono suplicante.

Oh no... la cara de cachorro.

¿Qué le diría? ¿"Me enamoré de tu hermano y eso me pone mal"? Mariano era honesto en lo que cabía, sin embargo hasta él con su limitada inteligencia estimaría la reacción que tendría Dolores si se enterara de la verdad.

La destrozaría.

Algo en su interior quería, no, rogaba declararle a Dolores que estaba enamorado de Camilo desde lo más hondo de su corazón sin preocuparse por las consecuencias de amar de esa forma a otro hombre.

─ Dime. Se nota que quieres decirme algo.

Pero no sé si Milo quiere estar conmigo.
Realmente Mariano no se fiaba de lo dicho por un Camilo ebrio, desde el cumpleaños de éste no se hablaron y tal vez, sólo tal vez, eso era una señal de parte del menor. Mariano quería pensar que no pero...

─ Problemas míos, ¿sí?, tengo problemas con mis amigos y eso me está molestando...─ mintió descaradamente.

─ ¿Con Carlota? ¿O con David?

─ A-ambos...

─ Ya veo... está bien, no te preocupes, mi vida.

De un momento al otro Dolores lo acurrucó en su pecho y acarició la melena negra de Mariano buscando consolarlo.

─ Son cosas que pasan, Mariano, no te fijes en eso, si te preocupas mucho sólo vas a sentirte peor, cálmate y hallarás la solución, yo sé que sí, mi amor.

αrεթﻨէα 𝗲𝗺𝗯𝗮𝗿𝗮𝘇𝗮𝗱𝗮 | MarianiloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora