Me bajé de la moto cuando ya estaba aparcada frente al porche de mi casa.
Caminamos uno al lado del otro hacia la entrada, yo al menos recordando lo increíble que había sido aquella tarde y deseando que días como aquel se repitieran para siempre.
Piqué al timbre y esperé a que mi madre abriera.
Aunque abrió mi hermano Leo.
—Ya está aquí la pesada.— suspiró
—¿Nos dejas pasar?— le pregunté impaciente.
Se hizo a un lado y entré a casa junto con Alessio.
La mesa ya estaba puesta y la comida preparada.
—Os estábamos esperando, sentaros.— dijo mi madre con una sonrisa amable.
Mi padre estaba sentado en una esquina de la mesa, me acerqué y le deposité un pequeño beso en su mejilla.
—Hola papá.—
Me fui a sentar y Alessio saludó a mi padre con un apretón de manos.
—¿Que tal ha ido hoy?— preguntó mi madre entablando una conversación.
Empecé a hablar y explicarle lo que habíamos hecho aquella tarde, ilusionada como una niña pequeña.
A mi madre le brillaron los ojos como si hubiera visto algo que anhelaba.
**********
Acabamos de cenar y quitamos la mesa pero yo rezaba para que ese momento no llegará.
Mis esfuerzos fueron en vano porque todo llega en esta vida.
—Bueno principessa, se me hace que va siendo hora de acostarse ¿no?—
Antes de que pudiera responder alguien se me adelantó.
—Si Aurora, uf. Que tarde se ha hecho y tú mañana trabajas, tendrás que tener fuerza. A dormir ya.— dijo mi madre metiendo prisa mientras evitaba mi mirada y se limpiaba rápidamente las manos en la falda del delantal.
Ella quería que yo durmiera a solas con Alessio.
Estaban los dos en mi contra.
—De acuerdo.— dije rodando los ojos.
—Eso Aurora, hora de irse a la camita a soñar con los angelitos.—
Maldito Luca.
Le pegué un manotazo en el brazo, ganándome una mueca de dolor de su parte y una de reproche por parte de mi madre.
Me dirigí a las escaleras y las subí para llegar a mi cuarto, escuchando los pasos de Alessio detrás de mí.
Entré y el cerró la puerta a mis espaldas.
—Bien, me voy a dar un baño. Ya
vuelvo.— me apresuré a ir al baño, desnudarme y meterme en la bañera. Estaba llena de agua caliente y espuma.Que relajante.
Pero parecía que una no podía estar relajada porque entonces entró Alessio al baño.
Mierda, se me ha olvidado poner el pestillo.
Inconscientemente me cubrí con las manos aunque gracias a la espuma no se veía nada.
—¡Alessio! ¿Qué mierda haces idiota?— exclamé enfadada.
—Oh, ¿no es obvio?— preguntó empezando a quitarse la ropa.— Me voy a bañar.—
—¿Qué mier...? ¿¡Pero no ves que estoy yo!?—
—Claro, por eso precisamente me bañaré ahora.—
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El momento en el que te vi
Roman d'amourDespués de todo lo que he pasado, necesito despejarme. Aunque nunca pensé que para hacerlo acabaría en Roma yo sola. Pero, a causa de ciertas interacciones, te encontré. Justo cuando menos te necesitaba, cuando menos lo esperaba, ahí estabas, y te o...