CAPÍTULO 2

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Hasta que...Sabito lo empujó algo fuerte y se fue corriendo buscando algo que pueda servir, intentando seguir en sus canales y no caer en la tentación; del apuro miró hacía afuera y se le ocurrió una idea.

—Su-sueltame, ayúdame aah—se quejaba el omega moviéndose y respirando de una manera incontrolable.

—Lo siento Giyuu esperemos a que pase tu celo mejor, se que no te gusta estar así pero al menos es para pararte un poco— sonriendo amablemente dijo.

—Cruel!— se voltea con esfuerzo Tomioka resignado.

(Resulta que Sabito al mirar afuera logró ver el tendedero, arrancó unas cuerdas y amarró al pobre Giyuu como si de un gusano calenturiento se tratase)

Al ver a Tomioka más calmado, lo dejó ahí igual amarrado y se fue a la sala, tenía otro asunto pendiente que atender, un asunto muy duro que tratar...

—Mierd*—se sorprendió el de haori blanco.—No puedo creer que tenga que—

Sabito se acomodó en la sala de la finca de su amigo, tocándose, recordando todo lo que Tomioka hizo...Estuvo así un buen rato hasta terminar, levantarse y irse a limpiar. Acabando se acostó un rato hasta quedarse dormido. Mientras el pobre pilar del agua estaba esforzándose como salir y soltarse de esas cuerdas, pero al aceptar que no podía optó por tocarse igualmente en el piso por consecuencia de su calentura.
Así pasaron los días, Sabito se encargaba de bañarlo así amarrado, darle de comer hasta que finalmente volvió a la normalidad el omega y cobró consciencia.

—Oye! Era necesario?! Me amarraste como cerdo!—le daba palmadas en la cabeza a su guardián y cada vez era más fuerte por como este se reía.

—Jajajajs perdón, era necesario mi Puerco-San— después de decir eso el peli naranja se fue corriendo riéndose.

—me las va a pagar— Decía Tomioka, quedándose frunciendo el ceño.

Los días pasaron normales, Shinobu le llevó su respectivo frasco y este empezó a mentalizarse ya que esa tarde llegó su cuervo dándole una misión, tenía que ir a un pueblo lejano a matar dos demonios que se la pasaban secuestrando a las mujeres embarazas y a los niños más pequeños, torturando a la gente al dejar partes desmenbradas de sus seres queridos en sus mismas viviendas esa misión y para esa misión reclutaron a alguien más y no es y nada menos que...

—Buenas tardes Tomioka! Listo para ir a nuestra misión!— Gritó un alegre chico con puntas rojizas.

—Claro, vamos— respondió nervioso Tomioka

Iniciaron su viaje, Rengoku notó que olía diferente su compañero pues este ya no le veía sentido ocultar su naturaleza, cosa que al alegre pilar de flama le encantó y disfrutó. Tardaron dos semanas en llegar al pueblo afectado, llegaron y preguntaron a las personas afectadas, algunas otras familias se estaban yendo para salvarse.
Y fue así que esperaron a la noche, escondidos para poder encontrar a estos asesinos demoníacos pero para mala suerte de los dos cazadores, uno de los demonios escondido entre las sombras los vieron.

—Hermano— susurró el demonio menor al ver a esos pilares —Cazadores de demonios están aquí!—

—Estorbando como siempre, tuvimos varias víctimas estos días, dejemos esta noche que pierdan su tiempo para que se vayan— dijo molesto pero a la vez con una sonrisa maliciosa el demonio mayor.

Amaneció y ambos demonios jamás salieron, los pilares estaban extrañados y se retiraron donde se estaban hospedando.

-Deberiamos usar algo para atraerlos- levanta el dedo en signo de que tuvo una gran idea el cazador flameante.

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