Capítulo 57: El juego de las paradas (no es doble sentido)

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Para el medio día finalmente pude despegar los parpados

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Para el medio día finalmente pude despegar los parpados.

Alex se había marchado. Pensé que tal vez lo encontraría recostado a un lado mío, durmiendo, u observandome como más temprano. Aunque ahora que lo recuerdo, creo que me había mencionado que se iría y también me dijo que estaba sufriendo bajo los efectos de la abstinencia.

Decidí llamarlo.

—Alex.

—Hola bello durmiente, ¿ya despertaste sin un beso mío?

—No molestes.

—Disculpa, me debes el aguantar mi palabrería cursí. ¿Tengo que recordaste que me mordiste una teta?

—¿Lo hice? —me puse a recordar—, lo siento. Estoy con la pubertad tardía, apenas me esta despertando la hormona que te convierte en un pervertido, y contigo como estás, pues...

—Ya sé, ya sé. Soy una delicia andante. Te perdono solo por eso, y si me das un besito más tarde.

Alex era un espiral sin fin de soltar comentario irónico, tras comentario irónico. Aunque ahora ya sabía que lo de los besos no lo decía de broma.

—Oye, Alex. ¿Dónde te veo?, ¿tendremos nuestra cita hoy?

—Encuentrame en la escuela.

—¿En la escuela? —cuestione confundido—, pero seguimos de vacacio...

Me colgó.

¿Para qué quería que lo encontrara en la escuela? Por mucho que buscara respuestas a la incógnita no me lo explicaba, la única manera de entender la mente de Alex era hacer las cosas que me pedía, por muy extraño que pareciera, sé que había una buena razón por la que me pidió que nos viéramos en la escuela fuera del periodo de clases.

Fui al baño para lavarme la cara y percibí un sabor metálico en la boca. Me revise las encías y la lengua en el espejo para cerciorarme que no tuviera ninguna herida que pudo haberme hecho Alex, o que quizás yo me haya mordido mientras dormía. Pero no parecía ser el caso.

—Mierda... —apreté los dientes tras maldecir.

Eso solo podía significar una cosa, y saberlo me causó un nudo en la garganta.

Me enjuagué la boca y decidí ignorar todo lo que se me pasaba por la cabeza. No iba a dejar que eso arruinara mi día con Alex.

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