Capítulo 10

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Verónica.

Una mierda.

Mi vida.

Mi familia.

Yo.

Todo es:

Una. Maldita. Mierda.

Y sobretodo yo, que también fui una estúpida al pensar que todavía podía manejar la situación. Que por primera vez podría recibir ayuda de mis padres. Que sentiría su apoyo y preocupación por mí.

El abrazo de mi padre me hizo sentir que sí.

Pero no era para nada más que me callara porque ellos ya sabían todo.

Absolutamente todo.

Y en esa cena no iba a ser yo la que hablara; sino ellos para decirme que me olvide de ese “problema” y que me concentrara en mi próximo compromiso para afianzar lazos entre nuestras familias. Reforzar de alguna estúpida forma los negocios que tiene mi familia con la de Demian.

—Te traje algo de cenar. —La voz de mi mejor amigo que me avisa sobre su, de nuevo, presencia en la habitación me obliga a dejar de mirar el techo -si es que podría decir que lo miraba porque mis pensamientos estaban muy por delante de esa cúpula- para volver a sentarme sobre la cama y mirar al pelirrojo que entra lentamente para evitar derramar o tirar algo de lo que trae en una bandeja para cama.

>>Un emparedado para ti. —rio ligeramente de forma genuina en lo que miro que deja la bandeja frente a mí mientras también toma asiento—. Y otro emparedado para mí.

—Odio que uses esa palabra —expreso como si estuviera molesta por el término, pero en realidad no puedo ocultar por completo la diversión—, ¿Quién llama emparedado a un sándwich?

—Esa palabra te hace gracia —dice con toques divertidos y de satisfacción, como si haber dicho esa palabra hubiese logrado el propósito con el que lo hizo. Oh, claro que lo hizo—: reíste y estás sonriendo justo ahora.

Ni me molesto en ocultar la sonrisa. Es lo único que podría considerar bueno entre todo esto.

Comemos en silencio, cosa que le agradezco totalmente; no tocar el tema y que mientras le contaba todo, solo se dedicó a escucharme.

Pero es obvio que no se iba a quedar callado para siempre, o que iba a hacer como que nada ha pasado. Solo esperaba a que me calmara para poder hablarme.

—No tienes por qué hacer lo que tus padres dicen.

—¿Y qué otra alternativa hay? —suelto de forma automática y tranquila, nada de un tono grosero.

—Ir con la policía. —Comienzo a negar rápidamente con la cabeza—. Es la única forma qué hay para que Demian tenga lo que se merece.

—¿Para que también digan que fue mi culpa? —refuto, comenzando a alterarme—. Son una mierda y Demian ya demostró poder salirse con la suya. Simplemente ya debo aceptar mi destino, lo que yo provoqué por mis estúpidos caprichos y cargar con la culpa de haber arrastrado a Max. No tenía por qué perder la beca y no quiso aceptar qu-…

—Hey, Verónica… —levanta un poco su voz para no dejarme hablar. Luego me toma de las manos, de inmediato siento la tranquilidad que me transmite—. Nada de esto es tu culpa, entiéndelo de una vez.

Intento hablar y contradecirle, pero él sigue:

>>Que si nos ponemos a buscar culpables; todos lo somos. Yo puedo sentir culpa porque todo pasó en mi casa. Jade puede sentir culpa por no haber insistido hasta convencernos de no hacer una fiesta a mitad de semana. Y Demian tiene aún más culpa porque él fue quien intentó sobrepasarse contigo. Luego está Max, quien sí hizo algo bueno y al final termino afectado por la total culpa de Demian. Así que deja de culparte únicamente a ti que todos tenemos un poco de culpa, y mejor enfócate en cómo librarte de lo que quieren hacer tus padres.

Rompiendo lo coherente [borrador] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora