.
.
.
Lindos cabellos pelirrojos, mirada dulce y a la vez decidida, hermosos ojos amarillos, desde el primer segundo, quedé perdidamente enamorado de ti, al principio... creí que solo era una niñería de niño pequeño, pero con el tiempo, me di cuenta de que no era así, lo que sentía, era autentico amor por ti.
Eres la luz de mis días, mi ocano en calma. Para mí, eres como el sonido de las olas chocando con la orilla de la playa.
Siempre que me miras mi pulso se acelera, mi compostura falla, mis nervios se hacen presentes, siempre sueño con nosotros, siempre imagino como seria tenerte a mi lado, poder abrazarte y besarte las veces que quiera, saber que solo yo puedo tenerte.
Te imagino en la que podría ser nuestra cama, tu debajo de mí, diciendo mi nombre entre gemidos mientras me ruegas por más, nos puedo imaginar en lo que podría ser nuestro palacio.
Pero... ¿dime porque no me miras a mí?
Dime ¿por qué solo a mi hermano?
Ahí estabas, sentada mientras hablabas animadamente con uno de tus hermanos, te encontrabas sonriendo, al parecer la conversación te resultaba muy entretenida.
Esa hermosa sonrisa, la cual me encantaría que me dedicaras solamente a mí.
Al parecer sentiste mi mirada, volteaste, y gire rápidamente. Segundos después te volví a ver, mirabas a tu hermano. Deje salir aire por mi nariz, eres simplemente perfecta en todos los aspectos posibles.
Al terminar la reunión, me puse de pie y decidí Salir de esa sala, ya había cumplido con el compromiso, mi molesto hermano menor ya no me podía molestar.
- Hola Poseidón. - mi paso se detuvo al instante, mi pulso se aceleró y podía comenzar a sentir calor. - ¿Poseidón? - intentando ocultar cualquier rastro de nerviosismo, te voltee a ver. Vestías como normalmente lo hacías, una blusa negra sin mangas de cuello ligeramente alto, una falda azul larga la cual tenía letras nórdicas bordadas, un cinturón amarillo naranja, botas largas doradas con plataforma de metal.
Amaba la manera en la que te vestías, simple, pero a la vez hermoso.
- Sigrid. - salude. Diciendo tu bello nombre.
- Que bueno que te veo. - me sorprendí por lo que dijiste, acaso... ¿tenías ansias de verme? - perdón si te molesto, pero... ¿podrías hacerme un pequeño favor? - tu jamás me molestarías. Asentí a tu petición. - si vas a ver a hades... ¿podrías darle esto? - me extendiste una canasta. - se lo iría a dar yo misma, pero me surgió algo. - tome la canasta.
Hades...siempre era Hades.
Asentí, me regalaste una hermosa sonrisa.
- Gracias cielo. - te fuiste.
ESTÁS LEYENDO
~ - - - [Lágrimas] - - - ~
RomanceEres la luz de mis días, mi ocano en calma, para mí, eres como el sonido de las olas chocando con la orilla de la playa.