Capítulo 2

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“Mi corazón aún te recuerda,tu sonrisa se volvió mi hogar”...

Apo arrastró sus piernas inquietas por el abarrotado salón. Más de doscientas personas se encontraban esperando su turno para demostrar sus talentos a los rigurosos jueces.¿Cómo terminé aquí de nuevo?...,esa pregunta se repetía incesantemente en sus caóticos pensamientos, juró haber terminado con la industria del entrenamiento,estaba feliz en su pequeño apartamento en Nueva York,¿por qué regresar a Bangkok y volver a sufrir lo mismo de todos estos años?. Parece que soy masoquista,dijo en su cabeza, con una risa despectiva. Jugueteó con los bordes del guión que tenía más que memorizado,joder parecía un robot repitiendo mecánicamente las líneas,pero por primera vez en meses se sentía realmente vivo. La emoción de meterse bajo la piel de un personaje,sentir sus alegrías y penas,intentar entenderlo,eso,lo era todo para él y nada se podía comparar  con ese sentimiento de plenitud.

Apretando los papeles entre sus manos decidió caminar un poco,recorrer el lugar,se sentía asfixiado y estaba casi seguro de que había hecho un agujero en el suelo de estar tan inquieto. Maldición,necesitaba un cigarrillo, lo estaba perdiendo en serio.

Mientras paseaba por entre las sillas escudriñó el rostro de los otros aspirantes. La mezcla de emociones prácticamente crepitaba en el denso aire. Los nervios,la insertidumbre ,la expectación,eso era lo que mayormente percibía de las difusas caras. Algún que otro conocido le lanzaba miradas serias, apretando los labios y tensado la postura,como si temieran verse en la obligación de hablarle y otra vez, le dolió un poco el pecho.

Joder, se podían ir todos al diablo. Él no comía gracias a ellos,así que sus actitudes no deberían afectarlo como lo hacían. Pero justo cuando estaba por llegar a la salida, un cuerpo musculoso y cejas pobladas captaron su atención. Sus pasos se detuvieron abruptamente,alertando al otro hombre que se encontraba leyendo sus escritos.

Era él,el chico que lo saludó años atrás en un evento de moda. Tenía que serlo,sin embargo se veía diferente. Maduro,eso parecía. Su cabello estaba recogido en una coleta que presumiblemente era más larga. Sus rasgos previamente afilados se tornaron más llamativos con los años,más exóticos. Todavía podía ver oculto en el fondo un atisbo de aquel estilo rebelde,solo que ahora lo expresaba con camisas abiertas mostrando sin pudor su ridículamente musculoso pecho. Con solo un vistazo podía decir que realmente le gustaba pasar horas en el gimnasio y lo envidió por verse tan bien. Ni siquiera parecía que habían pasado años desde su último encuentro,lucía exactamente igual,solo con unas pocas diferencias.

¿Debería saludar?,se preguntó dubitativo,quizás él ni siquiera lo recuerde y solo le hable por amabilidad, porque de eso estaba consciente,el hombre ante todo era cortés,aunque no podía asegurarlo,pudo haber cambiado... Pero para su sorpresa él le estaba sonriendo,radiante, como si de verdad se alegrara de ver un rostro conocido y parecía que sí lo recordaba porque sería demasiado extraño que le anduviera sonriendo a personas al azar.

Dando unos pasos dudosos se acercó y el pelinegro se puso de pie, intimidándolo con su altura a pesar de ser prácticamente del mismo tamaño. Pero al percatarse de que ahora la sonrisa llegaba a sus ojos relajó un poco su postura.

—P', no pensé en volverte a ver...—comenzó tímidamente,midiendo la reacción del contrario—¿Tú... aún me recuerdas?,hace años en un evento...—

—Apo,¿ cómo no voy a recordarte?—lo cortó suavemente ladeando la cabeza en una pose de curiosidad—te ves exactamente como te recordaba,ojos de durazno—dijo metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón de vestir—

Apo se sonrojó ante el cumplido,y a la vez un sentimiento agradable se asentó en su pecho al ser tan bien recibido. Más confiado dió otro paso devolviéndole la sonrisa,sus ojos gatunos volviéndose líneas.

Destinados// Mile Apo +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora