Baño bajo la luz de la Luna

Capítulo 2: Liberando tensiones.

Y como indica el título, seguro os hacéis a la idea XD Sí, el capi contiene lemon. Bueno, no digo más. ¡A leer!

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No podía dejar de reír. Era tan hilarante y tan gracioso.

Y pensar que sólo le quitó la ropa.

No pensó encontrarse con el chico caído del cielo en ése lugar, al menos no de esa manera.

¿Quién diría que tuviera todo eso bajo la ropa?

Negó con la cabeza, aún sin dejar de reír, y miró su mano. Fue divertido ver la cara de el chico cuando le buscó y no le encontró.

A él... Y su ropa.

Se sentó en la roca detrás de él—algo alejada de donde se encontraba Link, fuera de su vista—y puso la ropa en el suelo. Se cruzó de piernas y apoyó el brazo izquierda en ellas, a su vez poniendo el mentón sobre la mano. Miró hacia ningún lugar en particular y se quedó recordando cómo llegó al bosque de Farone, cómo apenas caminaba y cómo debía cuidarse de no ser descubierto por ninguna criatura en lo que se recuperaba.

Su amo perdió la batalla. Y su respeto.

No podía creer que, después de todo lo que hizo, su amo le hubiera tratado como un simple artilugio. Sí, que era un arma.

Pero era EL señor de los demonios.

Suspiró desganado. Ya no tenía a quién servirle y tampoco tenía ganas de hacer "maldades".

Entonces pensó en el chico caído de los cielos.

Ah, ese chico. ¡Cómo le había hecho las cosas más difíciles! Todo por culpa de esa chiquilla—reencarnación de la bendita Diosa—y su relación con él.

¿Serían algo?

¡Bah! Como si le importara.

Lo que sí no pudo evitar fue pensar en el cuerpo del mocoso. ¡Santa Trifuerza! Todas esas batallas le sirvieron de algo.

"De mucho, más bien". Pensó.

Dejó ir una carcajada cuando recordó que él tenía sus ropajes. Seguro que el chico se quedaba en el lago toda la noche por vergüenza de salir y encontrarse con alguien.

Ah, te lo mereces.

Chasqueó los dedos y desapareció entre una lluvia de diamantes.

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Después de insultar, blasfemar y maldecir en idiomas inexistentes a Grahim; Link salió del lago, avergonzado, con una mano tapándole lo que tenía al frente, y la otra las nalgas.

¿Dónde se fue a meter?

No pudo avanzar mucho pues, nada más salir de las aguas, sintió un empujón, haciéndole caer de espaldas de vuelta al lago. Para cuando pudo reaccionar, se dio cuenta de que Grahim estaba delante de él y le miraba con diversión.

—¡¿Qué demonios?!—gritó Link.

—Sí, dime. ¿Qué se te ofrece?—dijo el de blanco.

—Devuélveme la-

—Sí, sí, la ropa. Ya lo has dicho.

—Entonces ¡hazlo!

Grahim le miró sin expresión alguna durante unos segundos, pensando si lo que iba a hacer sería buena idea.