24- Verdades

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Era el momento, debía de serlo.

Me sentí envuelta en confianza y protección, me sentí resguardada. Era momento de que él lo supiera. Se merecía saberlo y yo quería decirlo.

—Eh Alessio. T-te tengo que decir algo.— dije nerviosa al principio y un poco más segura al final.

—Claro, dime principessa.—

Siento que lo voy a joder todo y que la voy a cagar, que te voy a hacer daño y que ya no me querrás. Incluso que te daré asco. Pero no aguanto más, lo tengo que soltar, es el momento y espero que me comprendas.— las lágrimas ya se estaban formando en mis ojos.— Yo soy la ex de Josh, creo que eso ya lo sabes, pero hay más. No es sólo mi ex, no me dan ataques de pánico ni vomito cuando está cerca porque tan solo sea eso o porque haya bebido alcohol. Sé que es un estúpido pero en cuanto te diga esto te darás cuenta de que lo es más y espero que me comprendas porque me he sentido sola, usada y abandonada y tan solo necesito a alguien que me ayude a ver lo contrario. Que me haga sentir bien y me quiera tal y como soy, habiendo pasado por todo lo que haya pasado sin excepción alguna.— y ya estaba llorando desconsoladamente.— Cuando te fuiste me quedé rota, me dolió como nada en el mundo y yo hice lo peor que podía hacer, comenzar a salir de fiesta y a fumar. Primero tan solo salía de fiesta y bebía pero luego llegó hasta el nivel de fumar porque poco a poco me hundía más y más. Entonces conocí a Josh, me llamó la atención y era amigo de mis mejores amigas así que coqueteé con él. Al principio solo era tonteo y algún beso que otro, pero él quiso que fuéramos novios y yo no vi problema. Nunca llegábamos a más de besarnos y manosearnos pero entonces, un día, yo estaba más mal de lo normal. Josh se acercó a mí y le puso algo a mi bebida sin que me diera cuenta. Ni siquiera sé que era.— dije frunciendo el ceño, tratando de recordar con claridad.— Entonces me llevo a un motel que había cerca de la discoteca y nos encerró en una habitación, comenzó a quitarme ropa y yo no quería. Juro que traté de evitarlo pero... Tal vez no soy tan fuerte como creo. La droga poco a poco pasó su efecto hasta que pude verle un poco la cara y lo único que hice fue chillar. Tenía el cuerpo dormido por lo que me había echado en la bebida y yo solo podía hacer eso, aunque nadie me oyera. Me pegó un puñetazo en las costillas, rompiéndolas y otro en el pómulo, haciendo que yo me quedara inconsciente. Al abrir los ojos estaba totalmente desnuda, atada de manos y pies a la cama y tenía un pañuelo tapándome la boca, tan pero tan fuerte que dolía demasiado. Todo dolía demasiado, tanto que las cosas se volvían difusas, yo estaba confusa. Y ese fue el momento en el que... Me violó.— dije llorando y luchando por aire.

Apenas podía respirar, el oxígeno no llegaba a mis pulmones y estaba jadeando. Se escuchaban mis sollozos totalmente rotos, dolida.

Sin más Alessio tiró de mí y me envolvió en un abrazo fuerte.

—Joder Aurora, ¿como llegaste a pensar que la cagarías o que yo te juzgaría? Mierda. Jamás me darías asco, hagas lo que hagas. Además esto no es tu culpa, para nada lo es. Eres la persona más fuerte y valiente que he conocido. Hoy le has plantado cara y vives con eso sobre ti cada día, soportando algo que no deberías. Te admiro. No hay nadie como tú y estoy muy orgulloso de ti, muchísimo. No sabes cuanto. Eres única y eres mi principessa guerrera... No me darías asco nunca. — dijo sobándome la cabeza.— Mierda, Aurora...— añadió con tono de cariño y juro que escuché como los pedazos rotos de mi corazón se recomponían uno a uno.

Sollocé más fuerte abrazándole como si fuera el último abrazo, aunque solo era el primero de muchos.

—Yo... — traté de hablar pero no podía, las palabras se atascaban en mi garganta y me impedían respirar.
Los minutos fueron pasando y con ellos mis sollozos, cuando me sentí más calmada, elevé mi mirada hacia él y le miré fijamente a los ojos. — Gracias Alessio. Te lo agradezco de corazón, conocerte ha sido lo mejor que me ha pasado.— le confesé.— Mi idiota... — murmuré con aprecio.

Él se reía haciendo que yo también lo hiciera.

Me sentía libre, como si me hubiera desligado de un peso que llevaba sobre mis hombros durante años.

Sentía una mezcla de emociones preciosa en mi pecho y también me sentí muy orgullosa de mi misma.

Alessio dejó un beso en mi cabeza.

—Venga principessa, hora de ir a dormir. Ha sido un día muy largo.—

—De acuerdo.—

Fuimos agarrados de la mano hasta la cama y nos dejamos caer sobre ella. Nos envolvimos en un abrazo cálido y reconfortante. Finalmente me quedé dormida mientras Alessio miraba mi cara y me tocaba el pelo en un masaje relajante.

**********

Abrí los ojos lentamente, sintiendo el calor del sol en mi cara y me encontré a mi misma sobre el cuerpo de Alessio, totalmente pegados.

Sonreí inconscientemente y le dejé un beso en el pecho. Llevé mis manos hasta su pelo y las paseé, haciéndole un masaje que sabía que le encantaba.

—Buenos días, principessa.— dijo con la voz ronca.

Rodó en la cama haciendo que yo quedara a su lado y nos miráramos mutuamente. Hasta que me abrazó fuertemente, le devolví el abrazo y entonces, sin esperarlo...

—¡AAAAAAAHHHH! Alessio te voy a matarrr.— chillé al sentir como me hacía cosquillas.

No podía parar de reír.

Adoraba como todo seguía igual, que no me tratara diferente ni me mirara con pena. Incluso nuestra relación había mejorado, como si unos muros invisibles se hubieran derrumbado dejando que él y yo nos encontráramos.

Me reí como nunca mientras le suplicaba entre carcajadas que parara.

Una vez paró, estaba riéndose y le pegué una pequeña colleja en el hombro antes de dejar un pequeño y rápido beso en sus labios, casi imperceptible, pero él ya tenía una sonrisa triunfante y más que satisfecha.

Me levanté de la cama y me dirigí a la cocina para preparar el desayuno mientras Alessio iba al baño.

Puse la sartén al fuego y comencé a preparar huevos revueltos con baicon.

Sentí unos largos y robustos brazos abrazarme por detrás, pillándome desprevenida.

—Hola principessa.— dijo alegre y seductor.

—Hola idiota mío.— dije en el mismo tono.

Soltó una carcajada y me dejó varios besos en la nuca.

—¿Donde está tú madre y tus
hermanos?— preguntó entre besos.

—Han salido a... c-comprar.— dije suspirando y tartamudeando a causa de sus besos húmedos. — ¡Alessio para, que se quema el desayuno!— dije riendo y gritando al darme cuenta.

Se apartó un poco y emplaté los huevos con baicon.

Cogimos cada uno su plato y nos sentamos en el sofá.

—A comer.— dije contenta.

—Sí, pero ojalá comerte a ti.—

—¡Alessio!— exclamé con los ojos como platos, a lo que él se rió.

Sacudí la cabeza con una sonrisa en la cara y me limité a comer.

Cuando terminamos limpiamos nuestros platos.

Entonces Alessio me hizo una propuesta.

                            **********

Nota de la autora:

POR FIIINNN

¿Estáis felices? Espero que sí y que os haya gustado 🫶🏼

Kisses 💋

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