Las vacaciones del presidente

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Era un agosto bastante caluroso, se encontraba encerrado en su despacho jugando con una pelotita antiestrés. Se sentía desganado, harto de aquella rutina, hastiado del trabajo y no ayudaba nada entrar en cualquier red social y ver que todo el mundo estaba disfrutando de unas idílicas vacaciones.

Isaka se removió en su asiento y pulsó uno de los botones del teléfono fijo que tenía sobre su escritorio. La voz de su secretario y pareja no tardó en sonar.

- ¿Qué desea ahora el señor?

- ¿Qué hora es?- preguntó y se escuchó un suspiro al otro lado de la línea.

- Han pasado siete minutos desde la última vez que me lo ha preguntado.

- Ah, vale. Y sigue habiendo la misma temperatura, ¿no?- preguntó y escuchó el ruido de una silla en la habitación de al lado. Segundos después, su secretario se encontraba ante él.

- ¿Qué le pasa?

- Nada.

- Vale- dijo y dio media vuelta.

- ¿Y ya está? ¿Te vas sin más?- preguntó Isaka indignado y Asahina volvió a mirarle.

- Ha dicho que no le pasa nada.

- ¡Claro que me pasa! Estoy cansado.

- ¿De qué?

- ¡De todo!- exclamó-. Creo que he llegado a mi límite.

- Comprendo.

- No seas tan frío conmigo.

- Señor presidente, ¿quiere que le recuerde dónde estamos?- dijo Asahina.

- No me llames así, llámame como en casa- dijo cruzándose de brazos. El secretario suspiró de nuevo y cerró la puerta del despacho.

- Ryu, cariño, estamos trabajando- susurró acercándose a él.

- Estoy cansado de trabajar- dijo haciendo pucheros-. Quiero vacaciones, Kaoru.

- En los meses de verano hay muchos especiales y anuncios, no es un buen momento para coger vacaciones.

- ¿Y cuándo es un buen momento?

- Finales de septiembre. Principios es la vuelta al cole y en octubre ya nos ponemos con todo lo de Halloween.

- Kaoru, no podemos seguir así.

- ¿Cómo?

- Es que ya no es solo por las vacaciones, nunca hacemos nada juntos- se quejó el presidente.

- El lunes organizamos juntos tu agenda.

- Eso no cuenta. Lo único que hacemos juntos es el amor y tampoco lo hacemos mucho.

- ¿No? Pero si lo hacemos todos los sábados después de cenar.

- Kaoru, estoy harto de esta rutina. ¿Tanto te cuesta ser espontáneo? No sé, no estaría mal que tiraras al suelo todo lo de mi escritorio y me lo hicieras aquí mismo- dijo Isaka y Asahina le miró anonadado.

- Para empezar, estamos en la editorial, no podemos hacerlo aquí. Además, ¿luego quién limpiaría y recogería todo? Yo.

- Yo te ayudo a recoger.

- Ryu, no seas imprudente. ¿Y si entra alguien? Te juegas mucho.

- Pues entonces hagámoslo en mi baño, ahí nunca entra nadie- propuso y Kaoru le miró fijamente durante unos segundos, finalmente suspiró.

- Lo organizaré todo para que pueda irse de vacaciones, señor presidente.

- ¡Bien!- exclamó feliz-. ¡Vacaciones!

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