Todo empieza en el castillo del emperador, con una joven de linda apariencia pero oculta bajo una capa dorada con hombreras blanca y una máscara del mismo color.
Caminaba por los grandes pasillos del castillo en busca de un cuarto en específico, camino un par de minutos más hasta parar enfrente de una puerta, respiro hondo para después soltar y golpear levemente la puerta.
Espero unos minutos para después ver como la puerta se abría y lo primero que percato fueron los ojos magenta oscuro de Hunter, el Guardián Dorado, su enamorado.
- Oh, eres tu -Hablo con fastidio el chico el cual no tenia ni su máscara ni capa puestas aún que en el momento las deseaba-
- Jeje, si -Hablo Nerviosa la chica y con un leve sonrojo el cual era oculto por su máscara-
- Bueno, ¿que quieres?, tengo cosas que hacer -
-Si, bueno, quería preguntarte si podías venir conmigo un momento -Hablo con la esperanza de que aceptara-
- ¿Para que me muestres tus ridiculeces?, no gracias, podrías hacer mejores cosas que eso -Hablo el chico con gran molestia-
- Pero -Fue interrumpida al cerrar fuertemente la puerta del cuarto del chico- para mi no son ridiculeces -Hablo desilusionada la chica pero sacudió la cabeza y se reincorporó- Lo voy a lograr, ya veras, te voy a enamorar cueste lo que cueste -Pensó dispuesta la joven-
Después se tuvo que ir rápidamente porque tenía que quitar las cosas que había preparado en el bosque, si alguien las veía sería cruelmente humillada y obviamente no quería eso así que se apuro a llegar.
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Otro día, otro intento de la chica en conquistar a ese joven de cabellos claros, había escrito una carta que expresaba una parte de su gran amor que tenía hacia el, también había decorado nuevamente una parte del bosque aún que más escondido.
Ahora iba en busca de su enamorado, de igual forma iba preparada para el rechazo, pues en el chico ya es de esperarse.
Busco al chico hasta que lo encontró caminando por los pasillos, rápidamente se coloco su máscara (Aún que el chico ya conociera el rostro de la chica) y corrió hacia el muchacho hasta quedar a su lado.
Este giro la cabeza para ver al acompañante desconocido y vio la máscara blanca de la chica y solto un sonoro suspiro de molestia y miro al frente.
- ¿Ahora que carajos quieres? -Hablo el joven-
- Bueno, vengo con el propósito de siempre, invitarte a salir -Solto una pequeña risa nerviosa al terminar su frase-
El chico se mantuvo un rato en silencio para después hablar.
