Me cuesta verlos, compartir con ellos y ver cuán felices, son.
Ninguno de ellos son de mi agrado, no busco la amistad de ninguno y sin embargo aquí debo estar fingiendo. Les miro, les detallo y definitivamente no quiero compartir mi tiempo con este grupo de personas.
Continuare con lo mío, escuchare lo necesario y luego los hare vivir mucho estrés...
Margot!
En silencio lo observo, trago duro y tomando un leve impulso tomo su mano. Acaricio el dorso de esta y cuando escucho unos quejidos de su parte, desvió la mirada hasta su rostro y es entonces cuando abre sus ojos y el claro de estos se ven increíble con la luz blanca de la habitación. Josiah se estremece un poco y quizás inconscientemente aprieta mi mano que sujeta la suya y entonces voltea en esa dirección.
El gesto sorprendido al verme es muy notorio y yo solo esbozo una corta sonrisa y ya. Desde muy temprano me levante para venir a verlo, ayer llegamos a media noche después de nuestra salida e incluso le deje saber a Hans que vendría a ver a Josiah y me dijo que nos veríamos en la tarde para ir a comer algo y pasar un rato juntos. Así que aquí me encuentro frente al mejor amigo de mi hermano y joder, no llegue a pensar que me dolería tanto ver como se encuentra, los golpes en su rostro están más visibles y no quiero incluso imaginar cuanto le ha de doler.
Josiah termina por esbozar una sonrisa e intentar acomodarse un poco aunque en el proceso le cueste ya que de verdad siente mucho dolor. Su pierna fracturada, su hombro vendado y esto definitivamente es demasiado para mí. Lagrimas comienzan agolparse en mis ojos y el nudo en mi garganta es doloroso. Intento alejar mi mano que sostiene la suya y él lo evita, apretujando un poco y es entonces cuando las lágrimas salen a borbotones de mis ojos y humedecen mis mejillas.
–No llores... –dice con la voz ronca y niego. –Lo menos que quiero es que lloren por mí, que se sientan mal o triste por mí.
–Creí que no lo lograrías... –confieso y siento un dolorcito en mi pecho. – ¿En qué demonios pensabas, Josiah? –le miro fijo. – ¿Acaso no nos quieres? ¿No pensaste en el dolor que nos ibas a causar si no lo hubieras logrado?
– ¿Sientes dolor por mí? –chiteo y más lagrimas salen de mis ojos. –Margot...
–Me sentí muy culpable –digo. –Me culpe por tu impulso, por no poder darte dinero, por no retenerte esa noche, por no decirle a Caleb lo que estaba pasando, que no debí callar, que debí contar lo ocurrido para poder ayudarte.
–Yo... –niego y me alejo colocándome de pie. –Lo siento Margot.
–Indiferentemente de como terminaron las cosas entre tú y yo, que tu no correspondiste a mi cariño, que no te decidías a qué hacer con respecto a nosotros, yo te quiero Josiah –limpio mis mejillas, en vano, porque más lagrimas me abordan. –Eres el mejor amigo de mi hermano, parte de mi familia, sé que fui cruel y frívola contigo y te pido perdón.
–No pequeña, no digas eso.
–Lo digo y lo sostengo, perdón por ser tan dura contigo, pero es que...
–Me lo merecía –dice y le miro atenta. –Merecías ser de ese modo conmigo porque yo solo te hacía sentir confundida, te abordaba con mis dudas y tú no tenías por qué pasar por todo eso.
–Josiah...
–Te quiero Margot, y lamento tanto no haberme ido a todas contigo –sigilosa me acerco y me siento nuevamente. –Pero yo no soy bueno para ti, no con mis dudas, no con mis temores, no con esto que pasa por mi cabeza.
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Conexiones.☆
TeenfikceLibro 1 - El hilo rojo. ¿Desde cuando podemos sentir una conexión con alguien ajeno a nuestra vida? ¿Quizás al tocar su mano? ¿Al sentir su cercanía? O simplemente ¿Al escuchar su voz? En esta ciudad llamada Hood River, un grupo de estudiantes come...