Capítulo Único

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Sus pasos eran largos y sus pisadas contra el suelo eran fuertes, mal decía entre dientes por el centro comercial en busca de una tienda en específico, una a la que él ya había ingresado en más de una ocasión junto a su novio peliverde solo para ver la joyería en los estantes y no hace mucho había logrado conseguir valor y el dinero para conseguir tan llamativa sortija que su novio había dicho gustarle.

Todo estaba planeado, todo debía de ser perfecto, una salida, una cena y luego de mucha platica le daría la sorpresa.

Pero no...

Ingresó a la tienda, los empleados traían una sonrisa en sus rostros mientras atendían a los demás clientes, se acercó al que estaba libre y este ensanchó su sonrisa.

-Buenas Tardes ¿que puedo hacer por usted?

Con el ceño fruncido, de su bolsillo sacó la cajita de terciopelo y lo puso sobre el estante.

-¿Quiero devolver esto?

El hombre vio la caja y soltó una risa nasal-Señor lamentamos que no haya salido como lo esperó...pero no aceptamos devoluciones.

Trató de ser comprensivo pero solo hizo irritar más al peliblanco, quien insistía al empleado que acepte de regreso la sortija y esté solo creía que era un despechado hombre que fue rechazado.

Pero la realidad era otra.

-Señor le repito que nuestra tienda no acepta devoluciones, además para realizar una devolución debe traer no solo el producto sino también el recibo que compruebe que lo compró aquí.

-Tsk...buscaré el recibo y volveré - Volvió a tomar la cajita y la guardo en su saco, saliendo con su cara larga del local.

El empleado suspiró aliviado y negó con su cabeza al verlo salir, sintiendo pena por la desdicha del otro.

Tomura caminaba de regreso a donde dejó a su pareja, donde sea que haya sido, miraba a cada lado mientras esperaba el ascensor, fue grosero dejarlo plantado y gritando que lo esperase pero no quería esperar, porque así no estaba planeado.

El timbre del ascensor sonó y las puertas se abrieron con lentitud antes de dar un paso adelante, vió justo frente a él a su pecoso novio con las mejillas sonrojadas y una leve alteración en su respiración.

Sus ojos se abrieron de sorpresa y las personas del interior del ascensor salieron esquivando su presencia, el último en salir fue el chico peliverde que al verlo no hizo más que fruncir el ceño y él solo tragó saliva.

-Izu..

-Nada de Izu, ¡como me puedes dejar varado e irte sin darme una explicación con la sortija que yo compré! Un simple no bastaba...no eres justo Tomura -Su ceño fruncido no hacía más que darle un toque tierno a su rostro, el puchero que formaba sus labios y sus mejillas infladas no daban ninguna pizca de miedo.

El pecoso sintió sus ojos humedecerse y pasó la manga de su polera por ellos para limpiar con anticipación las lágrimas.

Tomura se sentía apenado y con culpa, responsable de las lágrimas de Izuku.

Izuku Midoriya era su novio de hace aproximadamente unos 2 años, la relación más larga que tuvo en su vida, se conocieron por cosas del destino...no, de hecho eran vecinos, Izuku se acababa de mudar a los condominios cuando él estaba teniendo un pésimo día y fue grosero con el pecoso, cuando esté se presentó en su casa anunciando ser el nuevo vecino.

Recuerdos que desea borrarlos de su mente, diariamente se cruzaba con el pecoso cuando iba de camino al trabajo, por supuesto se ignoraban, por el anterior hecho, pero lentamente y con comentarios sarcasticos, burlas y risas histéricas se convirtieron en un par de amigos, también el hecho de que compartían cosas en común, sus personalidades contrarias se complementaban, existía la química, siempre que Izuku podía llegar a tomar una decisión impulsivamente, Tomura lo detenía y cuando esté estaba al punto más crítico de su estrés solo Izuku lo podía ayudar.

... conmigo? ...contigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora