Vegetta se encontraba tumbado en la litera superior con sus brazos por detrás de la cabeza cuando su nuevo compañero apareció. El chico parecía ser un veinteañero, más joven que él seguro, y era de altura baja con un cuerpo bien entonado. Como todos los demás aquí, el recién llegado llevaba una camisa negra con su número en blanco cocido a la izquierda de su pecho y pantalones blancos. Su juvenil pelo era oscuro, de piel ligeramente bronceada y ojos bicolor, café oscuro y azul grisáceo precisamente, una gran cicatriz adornaba el lado izquierdo de su rostro, iniciando en su frente y acabando en el labio inferior del muchacho. Era muy atractivo. Parecía tan cauteloso y conflictivo como todos los recién llegados.
Vegetta lo observó mientras entraba a la celda con su ropa de cama y enseres privados en los brazos, las rejas se deslizaban firmemente cerrándose detrás de él.
Vegetta no estaba interesado en hacer nuevos amigos ni hacer amistades, sino sólo sobrevivir en este infierno. No salía de su zona de confort para molestar a la gente como algunos presidiarios, pero tampoco le importaba los sentimientos de los demás. Se mantenía alejado, mezclándose con algunas personas a las que toleraba lo suficiente como para intercambiar algunas palabras, pero si alguien intentaba joderle, tenía reputación de ser un luchador salvaje y temible. Y no era sorprendente, cuando uno consideraba su físico –metro ochenta y siete de músculo perfilado en el exterior y perfeccionado durante su condena. Su camisa estirada a través de su amplio pecho y sus vaqueros hacían poco para ocultar lo que albergaba. Su cara era aturdidora: atractiva con labios finos, una piel cubierta de cicatrices sobre grandes huesos esculpidos y unos alarmantes ojos amatistas y el cabello negro hacia atrás. Tenía un gran éxito entre los gays y los despreciaba a todos.
— La cama de abajo es tuya. —Le dijo a su nuevo compañero de celda, con ese tono engreído y firme, avisaba al intruso quien era el que mandaba desde el principio.
El forastero observó la litera de abajo y luego observó a Vegetta, deslizando descaradamente sus ojos al curtido cuerpo hasta su ingle, antes de que una sonrisa sardónica abriera su sensual boca.
— Tal y como me gusta. —Se encorvó para poner sus cosas sobre la cama.
— ¿Eres maricón? —Exclamó Vegetta al instante, moviéndose incómodamente en su litera después del calor no deseado de esa mirada fija.
El hombre se enderezó y le observó otra vez, su expresión estaba peligrosamente cerca de lo irrespetuoso por lo que Vegetta pudo ver.
— Podría ser. ¿Es un problema si lo soy?
Vegetta se sentó. Balanceó sus piernas en la litera y luego saltó hacia abajo, satisfecho de ver a su compañero retroceder dos pasos en el reducido espacio mientras lo hacía. Anduvo hacia adelante, acortando el espacio personal del otro sujeto, haciéndolo retroceder hasta que le hizo pegarse contra el lavabo, y colocó una mano encima de su cabeza en el espejo.
— Bien, déjame ver... —Su voz era baja y amenazadora. — Sería sólo un problema si te agarro mirándome cuando me desnudo o si escucho que te la meneas por la noche o soy testigo cuando le hagas una mamada a alguien en la ducha. Pienso que tú y yo podríamos tener entonces un problema. Si guardas tus pequeñas sucias manos y no te fijas en lo que no te puedes permitir, entonces estoy seguro que marchará todo bien.
Hubo un largo silencio durante el cual el chico de ojos heterocromáticos miró fijamente de nuevo a los ojos de Vegetta. Seguro que estaba intimidado, pero también tenía una expresión valiente.
— Intentaré por todos los pinches medios de no metértela cuando te vea inclinándote. —Dijo con frialdad, casi rallando el sarcasmo.
A Vegetta no le gustó esto. Agarró a su compañero por la garganta y chocó de golpe su cabeza en el espejo.
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ANĐ SØ IS ŁØVE [V&Q]
JugendliteraturDonde Vegetta reclama a Quackity para protegerlo de los presidiarios. -ˋˏ✄┈┈┈┈┈┈┈┈┈ AVISO ⚠ ¦ Esta obra es una adaptación, todos los derechos a su autor. ⚠ ¦ Lenguaje explícito, muerte de personajes, abuso. ⚠ ¦ Esta historia no transcurre en Karmala...