Día 5 (26/07/22/)

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¡Cómo es posible! Ahora tendrás una cita con él, como dos enamorados haciendo cosas románticas, cosas que planeamos juntos.

¿Ya le dijiste que a mí también me decías lo mismo?
¿Acaso sabe que también me escribías cartas?

Llevo en las manos tantos pañuelos, para limpiar la sangre desparramada que cae de mi corazón.

Hasta tus perfumes duraron más tiempo impregnados en mí que yo en ti.

Te digo adiós, pero aún te quiero.

Te suelto, pero aún te pertenezco.

Mis sueños danzan entre melodías tristes que suenan de fondo mientras la lluvia y el frío se apoderan de mí, como si supiera de mi desastrosa situación.

La luna parece hablarme, más que eso, gritarme por estar cansada de oír mis lamentos.

El sol está furioso porque te llevaste hasta su brillo.

Las abejas reclaman el polen de las flores que marchitaste.

Y yo les pido perdón todos los días en tu nombre.

Cubro mi rostro con gafas esperando que no se noten las ojeras tan profundas como la herida que me hiciste.

Aplico color a mis mejillas para disimular lo pálidas que se ven, como la piel de un muerto, y muerta estoy, pero por amarte.

Ya ni la muerte me quiere, por eso me castiga dejándome aquí con vida.

Y entre tantas desgracias, la más grande ahonda en mis versos; escribo para ti, porque fuiste la sensación más inefable del mundo, lástima que todo fuera fugaz.

Cosas que nunca te dijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora