Creo

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Jungkook entró a la biblioteca conteniendo el aliento.

Estaba casi vacía, como todos los días: algunos alumnos leyendo o estando en pareja pensando que nadie los vería, ordenando libros o simplemente haciéndose estúpidos para cumplir con las horas de apoyo a la biblioteca después de haber llegado tarde a los dormitorios o roto alguna otra regla universitaria.

Avanzó despacio hasta el fondo, en la mesa pegado a la gran ventana. Se quedó un momento viendo a una cabeza rubia recargada sobre sus brazos, con los ojos cerrados; se talló el brazo.

De repente su mente lo atormentó, devolviéndole todos los recuerdos de esa noche. Sus piernas empezaron a temblar. Era el maldito efecto que tenía sobre él.

— Tranquilo —Dijo para sí mismo, respirando profundamente— Tu puedes.

Avanzó con la seguridad que es posible reunir en treinta segundos frente al ser amado, hasta llegar al otro lado de la mesa. Se aclaró la garganta pero no hubo respuesta; miró con cuidado y volvió a toser un poco más chilló, pero aún nada. Toda su mente se puso en blanco, y el coraje que había reunido se fue al darse cuenta de que Jimin estaba dormido sobre el escritorio.

Miró alrededor, y después de asegurarse que no había nadie, se agachó hasta ver la cara blanca. Bajó su mascarilla para dejar ver su cara.

— Jimin —Llamó sin respuesta—, Jimin...Jimin-ah...—llamó de nuevo pero no hubo ni siquiera un reflejo. Estaba totalmente ido.

Suspiró un momento mientras se preguntaba qué debería hacer, cuando un movimiento en los labios del rubio lo distrajo por completo. Vio aquellas dos esponjas lisas, resistió el impulso de pasar sus dedos por ellas.

El rostro era parcialmente iluminado, los mechones de pelo a medio recoger sobre su frente...aquel gesto de tranquilidad impoluta con las mejillas hinchadas. Jungkook no pudo evitar sonreír. Se quedó ahí un momento, luego vaciló cuando no resistió extender su mano y pasarla por el pelo para despejar sus ojos. Tenía muchas ganas de verlo así por siempre.

No obstante, su confianza de poder admirar su cara se fue al mismo tiempo que si aliento, al darse cuanta de que esas perlas negras estaban abiertas y fijadas en su rostro.

Jungkook soltó un grito sordo y retrocedió de inmediato, cubriendo su cara de nuevo con su mascarilla sin ningún tipo de vacilación.

— J-Jimin.

El mencionado solo rio un poco antes de levantarse y estirarse. Jungkook se le quedó viendo frio, con las mejillas rosadas. Jimin lo volteó a ver antes de recargar su cabeza en la mano.

— ¿Qué pasa? ¿Te decepcionaste?

— ¿P-Por qué habría de estar...? —Jungkook tartamudeó en tono orgulloso.

— Mmm no sé... —Jimin dijo juguetón—, estabas muy cerca, demasiado como para...besarme.

— ¡Yo no quería besarte! —Jungkook se tapó la boca de inmediato al darse cuenta de que lo había gritado, volteó alrededor aliviado de que nadie lo hubiera escuchado. Jimin sonrió.

— Yo nunca dije que quisieras —Jungkook se golpeó mentalmente.

— Porque no quiero.

— Pero lo dijiste.

— No es cierto.

— Sí lo hiciste.

— No.

— Te escuché.

— Pero...—Jungkook se talló el brazo y Jimin se levantó, caminando hasta estar frente a frente con él, disfrutando como la piel de su chico del autobús se hinchaba ante el roce de su aliento fresco.

Cercanos - JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora