Capítulo 24

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Había pasado varios minutos para que Jack volviera a despertarse, abriendo sus ojos con dolor y intentando sentarse en el suelo.

Enseguida empezó a sentir unas punzadas en su cabeza y no tardó en observar el charco de sangre que había dejado.

Por alguna razón no tardó en llevar su mano en el lugar donde dolía notando en sus dedos el líquido rojo que aún caía por su mejilla, Jack no se había asustado al verse herido, solo empezó a enojarse por lo que sus oídos empezaron a escuchar.

Se levantó con cuidado y se agarró de la mesa empapado de alcohol para no caerse mientras continuaban los gritos de James y el horrible llanto de John, era muy obvio lo que estaba ocurriendo en ése sótano así que no tardó en ir hacia la habitación que pertenecia a ese bastardo para buscar el revolver que él guardaba.
Empezó a arrojar sus pertenencias al suelo mientras seguía con su búsqueda soportando los gritos que no podía dejar de escuchar.

Cuando al fin pudo tener el arma en sus manos no tardó en verificar si tenía municiones, el joven Jack empezaba a perder la paciencia al escuchar a John pedir ayuda.

– ...Maldito hijo de perra. – Fue lo que había dicho en voz alta mientras se apresuraba hacia el lugar donde los dos hombres se encontraban.

Bajando por las viejas escaleras hasta terminar por presenciar algo que logró volverlo loco, observando como su querido John al que tanto amaba se encontraba con el rostro completamente ensangrentado y su rostro siendo sujetado con fuerza para que no se moviera del suelo. Soltando gemidos de dolor como si se estuviera quedando sin voz, sin ganas de seguir luchando al estar siendo atacado por James que parecía un maldito loco.

Jack no tardó en apuntar a su cabeza pero el sonido del gatillo había llamado la atención de James, éste volteó a verlo y de inmediato empezó a sonreír sin importarle lo que le pudiera pasar, sacando su miembro del cuerpo de John quién no tardó en quejarse.

– Baja esa puta arma. – Se acomodó la ropa para luego levantarse con cuidado. – ¿Acaso estás sordo?

– Eres un maldito hijo de perra. – Apretó con más fuerza el arma en sus manos.

– ¿Y recién ahora te das cuenta?, Por favor Jack...somos iguales. – No tardó en sonreír mientras John intentaba moverse del suelo.

– ¡No somos iguales!

– ¡¿Qué te hace diferente a mí?!, ¡Ambos secuestramos y violamos de maneras horribles a la persona que nos volvía locos! – Poco a poco se acercaba al joven armado y su sonrisa había desaparecido. – ¡Tu le jodiste la vida al amigo de tu padre Jack!

– ¡Cierra la boca!

– ¿¡Acaso crees que éste maldito idiota va a terminar enamorado de ti?!, ¿¡Creés que va a aceptar tu amor y vivir contigo como si fuera que no vivió un infierno?!. – Seguía acercándose a Jack pero éste retrocedía. – ¡Acepta de una vez que ésto no tendrá un final feliz!

Esas palabras lograron que Jack disparara de una vez hacia su cabeza, todo había ocurrido tan rápido que el cuerpo de James se encontraba ya en el suelo y de a poco un charco de sangre se mostraba por debajo de su nuca.

John había quedado petrificado tras presenciar lo ocurrido, no podía creer que James estaba muerto, pero de la nada Jack empezó a apuntar de nuevo su cuerpo sin vida para terminar por disparar unas 3 veces más.

Lo único que podía hacer John era tapar sus oídos mientras miraba hacia otro lado, cada disparo lo aterraba más pero empezó a gritar desesperado cuando sintió la sangre caliente acercándose a su pierna.

Por otra parte Jack se había quedado en silencio sin poder moverse de su lugar, mirando furioso el rostro algo destrozado de James y terminar por arrojar el arma que estaba en sus manos. Intentaba calmar su enojo pero deseaba tener en sus manos un cuchillo y perforar la piel de ése maldito una y otra vez pero no tardó en observar a John.

The Rape of Jonathan BeckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora