Capitulo 23.

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"Caperucita Roja simboliza el despertar de la sexualidad. Su vestimenta roja atestigua los inicios de la madurez sexual, y el lobo, antropomorfizado para suavizar los efectos devastadores de este tránsito, es, quizás, un símbolo del sexo salvaje, de la sexualidad en estado primitivo, mientras que el cazador, en cambio, representa el sexo dentro de la civilización, es decir, dentro de un matrimonio funcional a la sociedad; cuyo fin último es procrear, y no la liberación ociosa de los instintos."

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¿Hice lo correcto?

No hay día que no te lo preguntes, pero una parte tuya Gerard, sabe que lo hiciste.




*





En el velorio de Luisa había muchas personas.

Todos lloraban su muerte, algunos estaban más destruidos que otros.

Todos decían lo mismo "que era una gran mujer" y algunos se preguntaban por Frank.

Trataba de no opinar, solo miraba para otro lado y apretaba mis labios, mordiéndome mis mejillas para no decir nada cuando decían que estaba loco, cuando le faltaban el respeto a él, cuando lo trataban de cobarde, cuando decían que era un malagradecido.

Algunos otros, sin saber lo que había sucedido no opinaban, pero en su mayoría, en su mayoría hablaban mal de él, y yo, por más que quisiera defenderlo, no podía, porque una parte mía, por más que me doliera admitirlo, pensaba lo mismo.



*





Una semana después, no sé bien cuantos días exactos, trasladaron a Frank en un hospital psiquiátrico, lo internaron y lo catalogaron como "suicida".

Ahora, un mes aproximado desde que Luisa falleció y encontré a Frank, me la paso en aquel hospital.

Es frustrante, es doloroso, la impotencia de no poder hacer nada me consumía por dentro. Le hablaba, lo tocaba, hasta lo abrace, bese sus labios, un beso casto, pequeño, llore enfrente suyo, pero nada.

Frank no reaccionaba, siquiera paraba en mi presencia.

Tenían que trasladarlo en silla de ruedas, porque no quería caminar, siempre le tenía que inyectar la comida por vía venosa, ya que mucho menos quería comer y su cuerpo se había debilitado.

Estaba mucho más delgado, casi consumido en tan poco tiempo, que me partía el alma verlo.

Y estoy furioso, porque he ido cada puto día desde que lo internaron, he estado con él hasta más tiempo del que tengo permitido, le he hablado, gritado, he jugado sucio, he sacado a Luisa a tema, le he preguntado si él cree que a ella le gustaría verlo así, pero ni aun así Frank dice algo, no responde a nada.

No me mira, no mueve una mano, pestañea por inercia y sus labios están siempre cerrados, como si los tuviera pegados o cosidos.

Las enfermeras y enfermeros del lugar me miran con lastima, algunas veces niegan con la cabeza al ver que Frank no hace nada. Siempre nos observan, siempre con tristeza.

Me dejan quedarme, no mucho, algunas veces una hora, otras veces menos, pero no sirve de nada.

Michael, mi propio hermano, junto a Alicia sé que han venido, una vez, solo una vez vinieron y fue suficiente para que no volvieran. Alicia quedo destruida, mi hermano la abrazaba y la consolaba, pero lo que ella no sabía era que él estaba igual o peor.




*




Faltaba un mes y medio para que tuviera que volver a Nueva York, pero no podía, o más bien, no quería, no quería irme y dejar a Frank solo, porque yo era la única persona que lo seguía viendo.

No te enamores - FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora