Capítulo 24 . "Final" .

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Estaba viendo la lápida enfrente de mí, no sabía cuánto tiempo había estado de pie en aquel lugar, pero de lo que estaba seguro era que estaba solo.

Las lágrimas, ellas ya se habían secado en un momento, y ahora solo podía observar aquella piedra, mirar las letras que formaban un nombre, los números que daban indicio del nacimiento y el día de la muerte de él.

¿Qué si había hecho lo correcto?

No lo sé.


*




Estaba sentado al lado del teléfono de casa en el suelo, solo, ya que mi madre estaba trabajando y mi hermano estaba con Alicia. Era de mañana, la hora exacta no la sé, cuando el teléfono comenzó a sonar.

Lo deje timbrar dos veces, antes de juntar el valor de responder al llamado.

Sin escuchar nada, con el teléfono aun en mano, mis ojos ya ardían y las lágrimas recorrían mis mejillas, quemándolas.

Ya sabía porque me llamaban.


*




Miro la lápida con el nombre de Frank escrito, aprieto mis labios secos y quebrados por habérmelos mordido tanto, mientras el cuerpo me tiembla.

El día después de visitar a Frank, a la mañana recibí un llamado del hospital donde estaba internado, corroborando lo que yo sabía iba a suceder.

Frank se había suicidado.

Cuando fui al hospital, una de las enfermeras me vio con tristeza, y a pesar de que no se les permitía hablar del tema, ella me alejo unos pasos de todos.

Ella me conto que había sido la que lo encontró, que lo había visto sentado en el baño, sus muñecas cubiertas de sangre y el pequeño filo de una navaja en su mano. Me dijo que estaba sonriendo cuando lo encontró y que sobre la cama había dejado un libro, al lado del mismo, un dibujo.

- No sé cómo llego eso a Frank – recuerdo me dijo, mirándome con tristeza – pero puedo imaginarme el como – y tras decirme eso, me palmeo mi hombro – no diré nada, mucho menos te juzgare – y tras decirme eso se fue.

Mire la lápida de Frank, recordando como había llorado por horas después de que aquella enfermera, anciana y regordeta, me contara eso.

¿Qué si había hecho lo correcto?

Quiero pensar que sí.

Suspire, cansado, cerrando mis ojos, despidiéndome en silencio de aquella lapida cuando escuche unos pasos acercarse a mí, y a los segundos una figura se puso al lado mío.

Gire mi rostro en dirección a aquella persona y allí, al lado mío, estaba aquella chica que vi tantas veces junto a Frank, la que recuerdo, Luisa pensaba que era su novia y muy adentro, yo también lo creí.

Ella me miro y sonrió débil, tendiéndome su mano, la cual acepte, estrechándola por unos segundos para luego soltarla.

- Nunca nos presentamos – me dijo, con un tono de voz dulce y suave, por lo que asentí – me llamo Jamia.

- Gerard – le respondí, automática, por lo que ella se rio suavemente.

- Lo sé – me dijo, su vista ahora posándose en la lápida enfrente de nosotros - a Frankie le agradabas – susurro, una pequeña sonrisa en sus labios, dolida.

No sabía que decir, por lo que volví a mirar la lápida, mirando de reojo cada tanto a Jamia, quien en ningún momento despego su vista de aquella piedra.

No te enamores - FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora