POV: Eres la pareja y sumisa de Kim Namjoon.
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Eran las ocho de la noche, Namjoon me había ido a recoger del trabajo, los dos estábamos en el auto, la noche estaba iluminada por la luz de la luna y la de los autos, los edificios y demás. El clima era lluvioso, perfecto para dormir acurrucados mientras se ve una película pero, eso no pasaría ésta noche con los dos.
Estaba sentada en el asiento del copiloto del auto de Namjoon mientras él manejaba, los dos solo mirábamos al frente, la lluvia caía sobre el cristal delantero del auto y el incómodo silencio se apoderaba del ambiente así que decidí romper el hielo:— Y... ¿Qué tal te fue hoy en el trabajo? — miré al hombre a mi lado mientras sonreía, éste solo miraba hacia delante.
— Todo estuvo bien, como siempre mucho trabajo en la empresa, reuniones aburridas, y cosas productivas.
Miré al frente al igual que él, jugaba con los dedos de mis manos, estaba nerviosa pero, ¿Por qué? ¿Sucedía algo?— Querido, ¿Sucede algo? — lo volví a mirar algo extraña, confundida. Él giró su cabeza hacia mí, me miró unos segundos y volvió al frente.
— Hablaremos en casa, ¿Sí? — no dijo más nada. Todo el camino hasta la casa fue silencioso, me estaba preocupando.
Unos minutos largos pasaron, habíamos llegado a la casa, me bajé del auto y abrí la puerta de nuestro hogar, entré, luego de poner el abrigo y el bolso sobre uno de los muebles, me dejé caer sobre otro de ellos. Namjoon entró un minuto después de mí y cerró la puerta detrás de él para luego hacer lo mismo que yo, solo que no se sentó sobre alguno de los muebles.
— ¡Agh! Me duelen mucho los pies. — me quejé sentada, acariciando mis tobillos mientras los miraba. — Me quitaré estas zapatillas.
— No lo hagas. — el chico alto, que estaba hace unos segundos en la cocina se detuvo frente a mí. — Déjatelos puestos.
Lo miré confundida, aún agachada. — ¿Por qué, saldremos a algún lado? — sus ojos me miraban de una manera extraña, su mirada profunda trajo a mi mente aquel último recuerdo de los dos, en ese entonces supe que esto no sería una noche como imaginaba.
— No, solo quiero hablar. — respondió serio. Su mirada fría me hacía sentir vulnerable.
— Pero, ¿Por qué tengo que dejarme las zapatillas si solo vamos a hablar? — volví a preguntar enderezando mi cuerpo para poder mirarlo.
El chico de gran altura, aún de pie me miró y sin más rodeos habló. — Explícame algo: ¿Quién era ese y por qué estaba abrazándote? Su mano estaba muy cerca de tu trasero. — su mandíbula se movía, parecía apretar los dientes de la rabia y los celos que tenía. No sabía qué decir.
— Es, es Alex, ¿No lo recuerdas? Entre él y nuestro grupo estábamos celebrando que aceptaron nuestro trato, los chinos de los que te hablé hace dos semanas, ¿Lo olvidaste? — traté de explicarle lo más detallado posible. — Te envié un mensaje diciéndote que haríamos una fiesta para celebrarlo, luego te llamé porque quería irme y llegaste cuando me estaba despidiendo de ellos. Solo fue un abrazo, nada más.
Namjoon parecía aún más molesto con cada palabra que salía de mi boca, en un movimiento rápido y ágil me tomó del rostro haciendo que me ponga de pie frente a él, pegándome a su cuerpo y mirándome con rabia y deseo. Gemí ante su movimiento sorpresa, apenas estaba asimilando lo que había hecho, sus labios se movían como si quisiera decir algo pero no hablaba o simplemente no quería hacerlo.
— Sabes que detesto que estés cerca de ese tal Alex, te lo he dicho antes, ¿No es así? — su voz tenía un tono de autoridad con algo de enojo. Mis ojos no dejaban de mirar los suyos, una de sus manos sostenía mi mandíbula y parte del cuello haciendo algo de fuerza en éste mientras que su otra mano sostenía mi cintura la cual me pegaba a su tonificado cuerpo.
— Nam-
— Nam, no, aquí y ahora no soy Nam, soy tu señor, tu hombre, TU-PA-PI. — aclaró con seguridad. Su frente erguida, su mandíbula tensa y su mirada de dragón era lo que me excitaba de él, el verlo así; molesto, celoso, era lo que hacía de mis hormonas un manicomio. — Yo soy el único que puede mirarte con deseo, yo soy la única persona que puede abrazarte o tocarte de cualquier forma, YO soy el único que puede hacer de ti lo que quiera y cuando quiera. — cada que decía cada frase más me apegaba a él, con más autoridad me hablaba y con más ganas me miraba.
No podía moverme, el chico de ojos de dragón me tenía acorralada sobre su cuerpo, apenas podía mover las manos pero por más que intentaba separarme aunque sea un poco de él, me detenía, era muy fuerte comparado conmigo. Luego de lo que había dicho los dos nos observamos en silencio, él no despegaba sus ojos de los míos, me sentía hipnotizada ante su rostro, ante su voz, ante su cuerpo. Namjoon me miró por un segundo más para luego agachar su cabeza y besarme como un animal hambriento, se sintió fantástico. El chico me empezó a besar y no pude evitar seguirle la corriente, estaba tan perdida en él que no me importaba nada más que nuestra salvaje y a veces romántica relación. Entre besos y besos, Namjoon me mordía los labios, con cada beso y con cada mordida mi cuerpo se calentaba aún más, tenía unas ganas de que me hiciera lo que él quisiera, que me domara y que hiciera de mí un templo. En un movimiento rápido Namjoon me arrojo al mueble haciendo que me sentara sobre éste una vez más y ahí de pie frente a mí me miró con seguridad. El chico sonreía con orgullo y empezó a quitar el cinturón de su pantalón de tela fina color negro, se arremangó hasta los codos la camisa blanca bien planchada que traía puesta y sin dejar de mirarme me dijo:— Quiero que lo saques y lo chupes ahora.
— ¡¿Qué?! — anonadada, así estaba cuando me dijo esas palabras. Mis ojos amplios lo miraron sorprendido, apenas estaba asimilando lo que había dicho, tragué en seco, me sentía algo nerviosa y asustada, pero estaba muy excitada así que lo hice. Lo tomé de la cintura luego de acomodarme en el sofá, desabroché el botón de su fino pantalón y lo deslicé hasta las rodillas para encontrarme con una erección frente a mí bajo la tela de su bóxer. Lo volví a mirar desde ahí abajo, él también me miró, mi vista una vez más pasó a su ropa interior, no pude evitar volver a tragar saliva ante lo que estaba viendo. Acaricié su amiguito por encima de la tela, este hizo un pequeño movimiento como si por un momento cobrara vida, volví a mirar a Namjoon, él se mordió el labio inferior, en ningún momento quitó su vista de mí, volví q acariciar con delicadeza sin dejar de mirarlo, creo que empezaba a ser una tortura para él, estoy segura de que lo fue porque sin pensarlo, él mismo lo sacó y sin pensarlo dos veces me agarró por los cabellos y lo introdujo en mi boca bruscamente, casi me atraganto por la rapidez en la que lo hizo. El chico alto soltó un quejido de alivio, echó su cabeza hacia atrás y empezó a mover la mía de atrás adelante, empezó a hacerlo despacio, quería disfrutar cada segundo, pero unos minutos después empezó a acelerar el movimiento, ahora era más brusco y rápido, gemidos salían de su garganta mientras que de la mía apenas podía salir mi respiración. Mi saliva salía cada que movía mi boca, su miembro dentro de ésta estaba tan erecto que casi pasaba a mi garganta, su vista en mí, mis ojos en los suyos, eso le excitaba, nos excitaba a los dos. Tomé su miembro con las dos manos y empecé a jugar con él, lo saqué de mi boca y lo comencé a lamer, desde la raíz hasta la punta, una y otra y otra vez, era increíblemente delicioso, giré un poco mi cabeza hacia la izquierda para rodearlo bien con toda mi lengua, todo era de atrás hacia delante, mientras lo hacía lo miraba con satisfacción, el chico estaba disfrutando, lo podía notar y también sentir. Su cuerpo, su calor corporal estaba empezando a salir, todo su cuerpo estaba caliente, las venas en la piel de su amiguito me encantaban, me enloquecían.