Me encontraba en la puerta de la casa de los Edwards, mejor dicho, mansión. Pensar que mamá trabajaba aquí para esta familia hace que me entren nauseas, respiro hondo tres veces antes de hablar con el guardia tal y como me dijo Jayden.
- Buenas tardes, vengo de parte de Jayden Edwards. Me dio esta tarjeta para hacer una entrevista... - él guardia asiente, escribe algo en un cuaderno y luego me pregunta mi nombre.
- Soy Madelaine, Madelaine Harris – pronuncio "mi" nombre y el guardia asiente por segunda vez antes de presionar un botón a su izquierda haciendo que las rejas se abran de par en par.
- Pase por favor, la señora Edwards la espera.
Agradezco y camino hasta la puerta de entrada donde hay otro señor en traje esperando. Me pide la tarjeta y se la doy después de respirar hondo.
Cuando vuelve revisar la tarjeta por tercera vez empiezo a desesperarme. He visto como varias personas han entrado a la casa de esta familia. El guardia les pide el nombre y si están en la lista, los deja pasar. Luego revisan la tarjeta y le hacen un corte en la parte de arriba para saber que ese "pase" ya fue usado.
Me explico, la tarjeta tiene que estar en perfectas condiciones cuando se la entregan al guardia ya que es la primera vez que esa persona está entrando a la casa. Luego, si la familia Edwards acepta a ese empleado o visita, yo que sé. Anotan su nombre en la lista permanente y pueden entrar y salir cuando quieren.
Está demás decir que puse la maldita tarjeta en una caja de cristal ya que si esta tiene un solo rayón o señal de que la punta esté arrugada te niegan el permiso a pesar de que estés en la lista del primer guardia.
Cuando estoy a punto de empezar a reclamar, el guardia hace un corte en la tarjeta y me la entrega para después dejarme pasar por la puerta que es tres veces más grande que yo.
Camino al lado del guardia hasta llegar a una sala donde lo primero que veo es a Kimberly Ricci sentada con su hijo al lado. Al no notar mi presencia sigue haciéndole preguntas mientras Jayden sigue escribiendo en su portátil.
Como dije, él no deja de trabajar, aunque sea sábado.
El aire se me va de los pulmones cuando la señora Edwards se gira y me repasa con la mirada.
- Buenas tardes, soy Madelaine Harris – doy dos pasos al frente y cuando Jayden escucha mi voz despega sus ojos del dispositivo.
- Buenas tardes. Kimberly Ricci y supongo que ya conoces a mi hijo – ambos se levantan de sus asientos y yo voy hasta ellos, primero extiendo una mano hasta Kimberly la cual observa mi mano para después extender la suya.
Me aguanto las ganas de doblarle la mano hasta hacerla confesar quien fue la persona que dio la orden de matar a mi mamá, si ella o su marido y que, obviamente, me diga el por qué.
Vuelvo a respirar hondo y retiro mi mano para extenderla hacia Jayden que me da una pequeña sonrisa para luego estrecharme la mano.
- Toma asiento – dice Kimberly – Me imagino que Jayden te habrá contado acerca de que necesitamos a una nueva enfermera, así que primero me gustaría ver tus documentos personales y tu certificado de estudios.
- Claro – de mi bolso saco los documentos y se los entrego, ella los mira con el ceño fruncido. Sé que no lo hace por desconfianza, sino que literalmente es algo que hace siempre.
- Madelaine Harris, tienes veinticuatro años – alza las cejas – la misma edad que Rafaella – se dirige a su hijo y él se queda mirando los documentos con curiosidad.
- Cuéntame, ¿Por qué te despidieron de los dos trabajos que tuviste?
- Bueno, en el primer trabajo me pagaban muy poco y trabaja muchas horas al día y no me parecía lo correcto, así que tuve que renunciar. Y, en el segundo trabajo... no me trataron muy bien. En realidad, yo renuncié en ambos trabajos, no me despidieron.
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Todo por Amor
Novela JuvenilVenganza. Eso es lo único que piensa Madison Rinaldi todos los días después de que le quitaran lo que ella más amaba en el mundo. Y los integrantes de la familia Edwards Ricci son los responsables de ello. Para lograr su cometido, Madison tendrá qu...