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𓃠 . 𓃠 . 𓃠 .
— Te invito un café — le dice Minho unos días después. A decir verdad, Hyunjin llegó a pensar que no volvería a hablarle cuando pasaron más de 48 horas sin escribirse. Esa llamada lo sorprende por completo.
— ¿En serio...?
— Sí, ¿tienes tiempo en un rato? Puedo pasar por ti a las seis.
— Hum... ¿Puede ser un poco más tarde...? Necesito convencer a alguien de cubrirme.
— Está bien: iré a las siete entonces.
Hyunjin no lo mira, pero sabe que sonríe. No puede evitar sonreír también cuando la llamada finaliza, y da un pequeño saltito en su lugar por la emoción.
— ¿Te ganaste la lotería? — se ríe Seungmin cuando lo mira tan feliz. Le da curiosidad y al mismo tiempo le hace ilusión ver a su amigo tan alegre.
— Puedo jurar que sí.
— Ya, cuéntame — se recarga en el mostrador para poner total atención.
— Minho me invitó a salir — parpadea inocentemente, insistente. — ¿Me...?
— Sí, Hyunjin: claro que te cubro.
— Eres el mejor — le da un besito en la mejilla antes de salir corriendo escaleras arriba en dirección al almacén para quitarse el uniforme.
Siente de pronto que su felicidad es una completa locura; lo nota muy bien... Que hace años no se sentía tan feliz.
A veces piensa que le han pasado cosas complicadas a lo largo de su vida. Pasó por tantas sensaciones desagradables que le hacían creer que nunca llegaría lo bueno para él, pero recientemente se considera feliz y, lo que es más: sabe que lo es. Es consciente de su felicidad. Es consciente y eso lo hace aún más feliz.
Minho llega pronto por él; es puntual y eso le encanta. Dios, Minho le encanta.
Le encanta lo considerado que es desde el principio, desde que pasa por él al local en lugar de avisarle que llegó para que vaya abajo solito. Le encanta que ponga su brazo alrededor de sus hombros para caminar juntos y hacerlo sentir protegido, le encanta su sonrisa y lo atento que es a todo lo que le cuenta. Le encanta lo amable que es con sus comentarios, sin perder el humor, y le encanta que no haya llevado a su asistente: que sea Minho quien conduce con una de sus manos reposando en el muslo de HyunJin para hacerlo sentir más acompañado y que, además, sepa que sigue escuchando todo lo que dice.
Le encanta.
— Es un lugar que encontré hace poco porque, ya sabes: yo no puedo tener gatos en casa, entonces venía antes de comenzar a ir a la tienda de mascotas. Pensé que te gustaría.
