Alessio me hizo una propuesta.
—Una cosa principessa.—
—Dime.— dije apoyada en la encimera, después de haber lavado los platos.
—Mis padres trabajan por diferentes partes del mundo, a veces su empresa monta eventos para recaudar fondos y ayudar a la gente de la calle. El caso es que van a venir aquí, a Madrid y... Van a montar una feria.— dijo rascándose la nuca— ¿Te gustaría ir conmigo?— preguntó. No sé porque le costaba tanto. Tal vez porque lo nuestro ya era más oficial ahora que sabíamos casi todo del otro y no había ningún muro de por medio.
Lo nuestro... Qué bien quedaba.
—¿Me pides una cita idiota?— dije bromeando, con una sonrisa traviesa en la cara e inclinándome hacia él.
—Bueno, solo si tú quieres principessa.—
—Pues claro que quiero idiota, iré encantada. ¿Cuando es?—
—Esta noche.—
—¡¿Y me avisas con tan poca
antelación?!——Es que como no hemos empezado a salir hasta ahora.—
Me quedé de piedra.
Salir, él y yo. Novios.
—Bueno a ver, salir a la calle solos... Quiero decir que...— balbuceó nervioso.
—Alessio, te he entendido.— dije con una sonrisa sincera.
Le tomé de la mano con cariño y le di un ligero apretón.
—Vamos a ir a esa feria, no lo dudes.— aseguré.
Él me dedicó una sonrisa genuina y le brillaron los ojos, cosa que me encantaba y, para qué mentir, me aceleraba el pulso.
Era increíble poder admitir y sentir sin reproches, sin límites, sin ataduras.
**********
Ya era por la tarde y había pasado todo el día con Alessio en casa, viendo pelis, realities, hablando... Estaba súper cómoda con él, me sentía en casa.
—Bueno querido Alessio, hora de prepararse para esa feria tan prometedora.—
—Me gusta eso de querido.— dijo con picardía.
Eso me recordó a un día que me dijo eso mismo en Italia.
Me brillaron los ojos con anhelo.Rodé los ojos sin ocultar mi sonrisa divertida.
Alessio decidió irse a casa alegando que en menos de cuarenta minutos estaría aquí.
Yo me fui a preparar, escogí unos shorts de maya blancos y un top que llegaba por debajo de mis pechos con una mezcla de colores azules celeste y naranja, a lo tie-die.
Todavía estaba acabando de vestirme cuando sonó el timbre, era Alessio.
Solo había tardado media hora en ir, vestirse y volver.
Me daba la impresión de que cuando yo no estaba en el coche conducía bastante más rápido.
Le abrí la puerta justo cuando acabé de ponerme mis converse negras.
—¿Qué haces ya aquí?— pregunté sorprendida.
—Esperaba encontrarte desnuda.— dijo acercándose más de la cuenta y haciendo que ese calor tan conocido se instalara en mi interior.
—Siento mucho que no hayas tenido suerte.— dije fingiendo tranquilidad y pena.
—Ya habrá otro momento para eso.— me sonrojé ante su afirmación, no pude evitar posar mi vista en sus carnosos y suaves labios.
Empezaba a parecer un tomate.—Bueno, me voy a maquillar.— dije despegando la mirada de sus labios y dirigiéndome a mi habitación para no caer en una tentación andante llamada Alessio.
Necesitaba relajarme, tomar una respiración profunda.
Me maquillé rápidamente sin aplicar apenas maquillaje en mi cara. La verdad es que nunca tuve demasiadas inseguridades conmigo misma pero sí que Alessio hizo que me autoestima aumentara. Me miraba con un brillo, con una admiración increíble. Me hacía sentir especial. Él me llenaba de formas que nadie más lo hacía.
Aunque yo le miraba igual porque me encantaba Alessio, en todas sus formas, con sus virtudes y habilidades y con sus "defectos", que para mi no lo eran. Para mi eran unas características a destacar más, algo que hacían que él fuera él y que, sin ellas, no sería el mismo. Le quería con todas esas cosas, con todo lo que tenía y lo que no, no cambiaría nada jamás. Entonces ahí me di cuenta, le quería. Muchísimo. Tanto que ni él mismo se lo podía imaginar.
En ese preciso instante sonreí, como una tonta porque me di cuenta de que yo podía sentir, de que le amaba después de todo. De que él me tratara como lo hacía, cosa que me decía que él también sentía muchas cosas por mí.
Pero el momento fue interrumpido por el chico del que estaba enamorada.
—Principessa mía, ¿estás lista?—
—Claro.— dije sonriéndole cálidamente.
—Bien, porque tengo algo para ti.—
Vale, eso no lo había visto venir.
—¿Por qué? No es mi cumpleaños ni nada.—
—No hace falta que sea una fecha importante para que te hagan regalos, y tan siquiera pienses en devolvérmelo, no necesito nada más que no seas tú.—
Definitivamente Alessio quería derretir mi corazón, y lo estaba consiguiendo.
Me tendió una cajita en la mano.
—¿Qué es esto?— pregunté mientras abría la cajita de seda.
Cuando vi lo que había en el interior, me quedé sin palabras.
—Compré una casa en Italia, muy bonita y está es la llave, para que vengas cuando tú quieras. —
Dios, esto me aterrorizaba y me encantaba en la misma medida.
—A-Ah, gracias.— dije sin palabras.
—Esto no significa nada Aurora, solo que tengo una casa en Roma y que puedes venir cuando quieras. Ya veremos que pasará en el futuro, queda mucho por delante. Tranquila. No te voy a presionar, jamás lo haría.—
Me envolvió en un abrazo relajante que me calentó por dentro y me tranquilizó.
—Gracias Alessio, de verdad. Estaré encantada de usar esta llave. — dije riendo, más relajada.
Le di un beso en los labios y cuando me intenté separar en contra de mi voluntad, me apretó contra él haciendo que sonriera sobre sus labios.— Venga Alessio, hay una feria a la que asistir.— murmuré entre besos.De mala gana se separó, enfurruñado como un niño pequeño.
Le di un beso casto en los labios y otro en el cuello para dibujar una bonita sonrisa en su rostro, cosa que funcionó.
Ahora estaba encantado.
Me reí y nos dirigimos al garaje para coger mi coche, él lo condució.
Durante el camino Alessio posó una mano en mi muslo y yo puse la mía encima de la suya para transmitirle cariño y seguridad.
Estaba deseando llegar a la feria y pasarlo bien, aunque estaba nerviosa de ver a los padres de Alessio de nuevo después de tantos años.
**********
Nota de la autora:
Hola queridos lectores/as✨
Espero que os haya gustado el capítulo y leáis el siguiente.
Kisses 💋
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El momento en el que te vi
RomanceDespués de todo lo que he pasado, necesito despejarme. Aunque nunca pensé que para hacerlo acabaría en Roma yo sola. Pero, a causa de ciertas interacciones, te encontré. Justo cuando menos te necesitaba, cuando menos lo esperaba, ahí estabas, y te o...