26. Puedo intentarlo

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Capitulo dedicado a: Naleluza  ¡Felíz cumpleaños! 🎂🎊

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Cuando Lucifer despareció en compañía del humano cazador, más demonios aparecieron en el pasillo. Daen maldijo por lo bajo, porque incluso si Baphomet estaba ahí para contenerlos, eran demasiados. Podía notar que a su lado el soldadito estropeado estaba jadeando, agotado por la larga lucha en la que habían estado enfrascados. No podrían seguir así por mucho más tiempo. Y Daen no podía entender por qué estaba pasando todo eso. ¿No se supone que el creador debería hacer algo para evitar que las cosas fueran tan, pero tan jodidas? Al parecer, no, así que ahí estaban, metidos en un mundo de mierda solo porque… ni siquiera sabía por qué y eso era lo peor de todo.

Estaba por sugerirle a Baphomet que tal vez sería bueno hacer algún tipo de círculo de destierro. Conocía algunos cuantos que ayudarían, pero no tenía el poder para hacerlos funcionar. Baphomet sí. Sin embargo, antes de que pudiera decir nada, una presencia se materializó justo detrás de él. Sabía de quién se trataba, el estremecimiento que recorrió su espalda lo dejaba bastante claro. La mano con uñas largas y filosas que se envolvió en su cuello, también.

—Hola, querido y bastardo traidor.

—Hola, madre— respondió tratando de mantener su voz en calma. Sí habían algo que Daen odiaba con todas sus fuerzas era encontrarse con ella. Lilith tenía una tendencia a recordarle lo mucho que lo despreciaba—. Te tardaste mucho en aparecer. ¿Estabas asustada?

—Simpre siendo tan irrespetuoso con tus superiores. Creo que después de esto necesitaré recordarte en dónde debe estar tu lealtad.

Dicho esto Lilith lo giró en un rápido movimiento estrellándolo con la pared más cercana. Con su otra mano, le clavó sus uñas de arpía justo en el centro del pecho arrancándole un grito. A diferencia de cualquier otro demonio, Daen no sucumbiría a su veneno, tampoco moriría, pero dolía como la mierda de todas formas.

—¡Déjalo en paz!— una oleada de poder hizo que Lilith se tambaleara. Su precioso rostro llenándose de indignación e intenciones asesinas.

Daen cayó al suelo respirando con dificultad. Las heridas en su pecho sangraban sin parar. Tardarían un poco en sanar, lo que era un asco. Apretó los labios para no gemir de dolor. Había olvidado lo que era ser atacado por su madre.

—¿Qué tan mal estás?— preguntó Brogan cayendo a su lado. Mientras más allá Baphomet y Lilith se enfrentaban.

—No voy a morir, si eso es lo que te preocupa.

—No creí que lo hicieras, ya sabes, hierba mala nunca muere— el estúpido humano sonrió mientras se quitaba la camiseta haciéndola una bola para presionarla contra sus heridas.

— ¿En verdad?— se encargó de darle una mirada plana—. Literalmente hay como cien cuerpos a nuestro alrededor. Pudiste quitarle la camiseta a cualquiera de ellos.

Brogan Keller soltó una risa entre dientes antes de palmearse el pecho con una mano.

—¿Por qué, no te gusta lo que ves?

—Idiota.

—Tal vez solo trataba de impresionante— le dió su mejor expresión de "eres patético". Lo cual solo consiguió que el odioso humano se riera. —Pero ¿Quién es la imitadora de Eduardo manos de tijera de todos modos?

—Lilith— el soldadito arqueó las cejas con sorpresa—.  Sí, como ves su amor maternal es bastante cálido…

Sus palabras se vieron interrumpidas cuando Baphomet se estrelló contra el suelo con un grito de indignación. Lilith se reía como el odioso ser que era. Eso no pintaba bien. Veamos, Baphomet era poderosa, prueba de ello era que parte de su poder estuviera concentrado en contener a los demonios y evitar que fueran tras Lucifer y a la vez todavía tenía el poder suficiente como para enfrentarse a un demonio mayor como Lilith. El problema es que Baphomet no era una guerrera, ella no estaba acostumbrada a las batallas y menos cuando eran tan trascendentales. Lilith por otro lado estaba acostumbrada a cosas como esas. Aunque lo suyo era más del tipo silencioso, reptar como la víbora que era y meterse en la mente de sus enemigos. Descubría las debilidades de cada adversario. Descubría sus más bajas pasiones y luego las utilizaba para destruirles. Sin embargo, también estaba lista para luchar mano a mano de ser necesario. Lilith también era un poco sádica y le gustaba ver el sufrimiento de los demás. De hecho le encantaba tanto que bien podía pasar horas y horas torturando físicamente y mentalmente a alguien. Daen había sido su sujeto de prueba en muchas ocasiones y...se estremeció, se negaba a recordar la cantidad de mierda por la que ella lo había hecho pasar. Estaba demente, de eso no quedaba duda.

La Oscuridad Seduce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora