Supongo que es tan raro para ti leer este diario como lo es para mí escribirlo. Me hubiese encantando poder contarte esto en persona, pero, sencillamente, es imposible, además, tengo la firme creencia de que las grandes historias se viven y entienden mejor a través de la palabra escrita. Por eso te prometo no omitir ningún detalle y ser tan transparente y objetiva como esté en mis manos serlo.
Tú también tendrás que darme algo a cambio, naturalmente, y eso será: ser atento, de mente abierta y llegar hasta el final de mi relato, porque te advierto que solo así podrás comprender la verdadera naturaleza del poder que ahora tienes en tus manos y que espero que, tras conocer mis memorias, sabrás usar y valorar correctamente.
Mi nombre es Nara Worriet y mi historia comenzó un 2 de junio hace varios años atrás, en la época en la que vivía junto a Elisse, mi madre adoptiva, en la Academia Narmond.
Aquel era, sin duda alguna, uno de los lugares más extraordinarios del mundo. Quedaba en el centro del Marwoll y, aunque solo era una escuela de magia, hay quienes afirman que era más importante que la sede del Ministerio.
Te explicaré. El mundo que conoces, este en donde vives y que estoy segura de que deseas cambiar constantemente, es solo una parte de él. Este es, en realidad, mucho más grande y vasto. De hecho, se divide en dos. La parte superior, llamado Ewigmor o Mundo Primario, que es donde tú vives; y el Marwoll, o Sub-Mundo, que es en donde yo crecí.
El Sub-Mundo queda en la parte inferior de Ewigmor.
Más allá de la tierra y antes de llegar a la zona de lava hirviendo, hay toda una ciudad y densos bosques sumergidos en la oscuridad eterna. Es algo como lo que los cristianos llamarían "El Infierno", solo que no es un lugar de terror, castigo y desolación. Solo una noche fría y eterna en donde viven cientos de demonios, magos y brujas.
Supongo que para muchos la idea de vivir en la oscuridad sería terrible, pero para mí estaba bien. Realmente estaba acostumbrada. Allí había crecido y estaba Elisse. No tenía la imperiosa necesidad de cambiarlo. Tenía otra necesidad imperiosa que podía implicar cambiarlo, pero siempre hubiese preferido que aquello no ocurriera jamás.
En fin, para cuando llegó el 2 de junio, la vida que conocía cambió para siempre... por segunda vez.
Desde que vivía con ella, Elisse me despertaba todas las mañanas muy temprano para entrenar. Era una bruja extraordinaria y quería que yo también lo fuera, así que las lecciones extra eran parte de nuestra rutina.
La mayoría de los brujos domina la magia básica a los quince años, pero yo lo hacía desde los siete. A los quince había empezado con hechizos avanzados y a los diecisiete, que era la edad que tenía en aquel momento, estaba por comenzar con magia rúnica. Aquello era común a partir de los treinta, pero la práctica, el estudio y una madre genio habían hecho de mí una bruja precoz.
No creo que fuera "la mejor". De verdad no. Solo sabía más que las personas de mi edad y eso me gustaba, por no mencionar que fue una de las razones por las que creo que logré sobrevivir hasta el momento de escribir estas palabras.
Lo cierto es que aquel día algo inusual pasó y es que mi madre no me fue por mí.
Me preparé con la túnica violeta que los estudiantes debíamos usar y fui a buscarla. La Academia Narmond era una construcción antigua que constaba de una torre muy larga y aunque por fuera parecía delgada, en el interior era espaciosa y repleta de salones, pasillos, bibliotecas, estudios y auditorios. Cualquiera podría perderse, pero yo no. Tampoco ninguno de los estudiantes o profesores de la Academia. Era nuestro hogar y como tal la conocíamos como la palma de nuestra mano.
Fui a todos los lugares en donde Elisse podría estar a esa hora. En su oficina, en la sala de maestros, en la dirección, en el comedor y nada. Tampoco estaba en la sala de entrenamientos o en el jardín. Eso solo me dejó un lugar y aunque todavía era muy temprano, era el único sitio de la torre en donde podría estar: la sala 313, su salón de clases.
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Proyecto Grondheil
FantasyLas desapariciones y asesinatos comenzaron en Grondheil. La Zash, consciente del estado crítico en el que se encuentran los mortales, ha convocado a Elisse, Gideon, Nara, Ross y Demi para que abandonen la seguridad de la Academia Narmond y del Marwo...