Como el día anterior, me recosté en mi lado de la cama y me quedé dormido sin más, no sé a qué hora se acostó mi alumna ni a qué hora se levantó, pues cuando abrí los ojos ni los mocosos ni ella estaban cerca.
Noté que no volvió a preparar mis cosas, tampoco es que le hubiese hecho saber que había hecho un buen trabajo y a mí me había gustado.
Durante la siguiente semana logramos establecer una rutina, ninguno mencionó las olvidadas lecciones de Oclumancia, cuando llegaba la noche ella se acostaba cuando ya yo estaba dormido y por las mañanas se levantaba y se iba antes que me despertase. Los mocosos la llamaban mamá a veces, lo que me daba mucha gracia porque cada vez ella se ponía nerviosa y algo se le caía de las manos; a mí, me llamaban Sevedus, lo cual no me molestaba especialmente, pero tampoco me gustaba.
Contrario a lo que pensé inicialmente, convivir con mi alumna no me causaba ningún problema, me atrevería a decir que incluso me agradaba, era silenciosa, educada, organizada y sobre todo, responsable. Llegados a este punto incluso me molestaba el que no me hablase casi, desde el incidente del primer día había procurado mantener el menor contacto posible conmigo y Lucius malditamente tenía la razón, ella era... muy bonita, era difícil no notarla y este hilo de pensamiento me inquietaba cada vez más.
El jueves por la noche había decidido seguir el consejo de Lucius e intentar no llevarme mal con la chica, justo cuando iba a abrir la boca mi marca comenzó a arder, siseé porque hacía tiempo que no ardía tanto.
-¿Lo está llamando?- preguntó sin levantar la vista de su libro.
-Sí, no esperes despierta- dije corriendo al cuarto para buscar mi máscara y capa.
-No lo haré- murmuró y siguió enfrascada en su lectura.
Apenas llegué a la mansión Malfoy noté el ambiente tenso entre el círculo íntimo. Narcissa y Lucius estaban tirados en el suelo, abrazados, con claros vestigios de unos cuantos cruciatus. Inmediatamente me dirigí al Señor Tenebroso y le hice una reverencia.
-Ah, Severus, justo el hombre que estaba esperando- siseó el Lord- sé que eres completamente leal a mí Severus, sé que si hubieses sabido lo que Draco Malfoy planeaba, me lo hubieses informado- _Merlín, esta iba a ser una noche bastante larga_- sin embargo- aquí viene- no me informaste de inmediato cuando lo supiste, y sabes que eso lleva un castigo apropiado.
-Sí, mi señor- sentencié antes de sentir el cruciatus en mi cuerpo y varios hechizos punzantes desde cinco direcciones diferentes _muy pronto, muy pronto todos estos idiotas iban a pagar... suponiendo que sobreviviera esta noche_
Eran aproximadamente las tres de la mañana cuando estuve lo suficientemente conciente para arrastrarme hacia la red flu en tres ocasiones, solo para estrellarme contra el sofá de mi sala de estar en Hogwarts.
-Profesor!!!- exclamó Granger mirándome desde la puerta- se ve como el infierno, ¿qué sucedió? No responda a eso, ya sé lo que sucedió.
-Gran... ger- murmuré antes de desmayarme por completo.
Cuando recobré la consciencia, estaba acostado en mi cama con una sensación maravillosa en mi cuerpo, me sentía cansado, pero nada dolorido como lo había estado cuando llegué.
-Veo que ya despertó- escuché la voz de mi alumna desde mi lado- tome agua, le hará bien con las pociones que le di.
-¿Por qué?- pregunté de repente sin saber yo mismo qué quería saber realmente.
-Aunque usted no sea el mejor hombre que conozco, sigue siendo un ser humano y como tal, no iba a dejarlo morir, si pregunta por qué no siente dolor, es un hechizo de medimagia antigua que aprendí en las vacaciones, ahora si ya se encuentra bien, me retiro- dijo la castaña respondiendo a algunas de mis interrogantes.
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Prophecy of Blood (Sevmione)
FanfictionSeverus Snape ha pasado los últimos cinco años salvando a Harry Potter y sus amigos. Ahora, en pleno sexto año del niño que vivió, un accidente no tan accidental en el aula de pociones deja a Draco Malfoy, Harry Potter, Ron Weasley y Pansy Parkinson...