El oscuro cielo de la ciudad de Santiago se nublaba por nubes completamente negras avisando que esa noche caería una tormentosa lluvia. Las notas de un piano llenaron el vacío de aquella habitación donde se encontraba un joven hombre de cabellos blancos como la nieve, con una piel blanquecina y ojos tan fríos que hasta el mismo diablo les tendría miedo.
David había aprendido a tocar el piano desde muy pequeño gracias a su madre, que fue su profesora durante toda su niñez y adolescencia, le exigía que se aprendiera cada nota de memoria desde la primera clase que tuvo, y si se llegaba a equivocar golpeaba sus manos con una regla de madera. Soltó un largo suspiro,esa regla le había causado miles de cicatrices, todavía recuerda las gotas de sangre saliendo de sus manos y cayendo en las teclas negras del piano.
— Mi mamá fue muy dura conmigo cuando era niño, y mi papá para qué decir, ese hombre me odiaba con toda su alma — dijo mientras cambiaba la melodía a una más triste y oscura.
—Mi mamá solo se casó con mi papá por dinero, ¿puedes creerlo?—
Miró sonriente hacia su hermano que estaba de pie al fondo de la habitación, casi no se podía visualizar, pero gracias al cielo David tenía un ojo de halcón.
— Mi padre creía que el haberse casado con ella era prácticamente una maldición, pues había tenido dos abortos, y eso manchaba notablemente la imagen de la familia. Eso hasta que yo nací —
No dejó de mirar a su hermano, en todo momento con una sonrisa en su rostro, notó cómo algunas gotas golpeaban la gran ventana y sonrió aún más, le encantaba la lluvia.
— Pero por supuesto que no todo podía ser de color rosa y ese niño que supuestamnete era quien salvaría a esta familia padecía de albinismo. ¡Ya me imagino la cara de mi padre al verme! —
Soltó una fuerte carcajada mientras tiraba su cuerpo para atrás y hacia adelante, tal vez nunca lo admitiría, pero muchas veces disfrutaba del sufrimiento que le causaba a su propio padre.
— El pobre hombre de inmediato pensó que yo no era su hijo, pero mi madre lo convenció de que sí lo era y que solo había sido un desorden genético y el muy imbécil se lo tragó. Ya te digo yo que esa mujer tenía lo víbora en la sangre —
Notó cómo su hermano temblaba exageradamente y cómo no lo iba hacer si solo traía una camiseta manga corta y unos pantaloncillos que le llegaban hasta las rodillas. David se levantó del taburete para ir a buscarle un terno como el de él, cuando volvió su hermano seguía en el mismo lugar, le tiró las prendas para que pudiera vestirse.
— Tienes que cambiarte, tenemos que sacarnos una foto familiar — dijo mientras volvía a tocar el piano, pero detuvo sus movimientos cuando escuchó la lluvia caer fuertemente. Encontraba que no había nada más mágico que la lluvia, cuando era pequeño era lo único que lo tranquilizaba. Vio como su hermano no podía vestirse bien y se levantó nuevamente pero para esta vez ayudarlo.
— Por suerte nuestra hermana ya está lista para la foto —
Le quitó la camiseta sucia para a continuación poner la blusa negra perfectamente planchada.— Bueno, ahora por lo menos sabes cómo eran mamá y papá, aunque tranquilo, lo verás con tus propios ojos— le sonrió al más alto.
—Cuando era pequeño siempre me sentía solo, como si me faltara alguien y ahí fue donde mamá me contó que había perdido a dos bebés, mis hermanos…— dijo con cariño mientras le acomodaba los zapatos negros que contenían una franja de color blanco.
— ¿Imaginas la felicidad que sentí cuando me lo contó? Desde que me lo dijo comencé a buscarlos por todas partes, mirando a cada persona que tuviera mi mismo aspecto, seguí así hasta en mi adolescencia.
— ¿P...por..qu..é? — las palabras de su hermano salieron con un tartamudeo, fueron tan débiles como un susurro que apenas las pudo percibir.
—Ya te dije, me sentía tan solo en este cruel mundo que cuando mi madre me contó que tenía dos hermanos no pude evitar sentirme lleno, como si Dios me hubiese iluminado al fin.
Estuve durante diez años buscando y cuando me estaba empezando a rendir aparecieron ustedes, y fue cuando sentí que Dios me iluminaba nuevamente con su eterna luz... Primero encontré a nuestra hermana, lo recuerdo como si fuera ayer —Tomó la corbata que estaba encima del piano y continuó con su labor de vestirlo correctamente.
— Tenía pelos blancos como los míos, su piel era como la nieve tal cual como la mía, era definitivo que era mi hermana, aunque siempre pensé que era hombre, no se lo vayas a decir que tal vez se ofenda — lanzó una leve sonrisa.
—Y comencé mi plan , no me acerqué a ella en el momento en que la vi, pensaría que sería un degenerado, o eso fue lo que pensé en aquel entonces. Comencé a seguirla para ver dónde trabajaba, qué es lo que hacía en sus tiempos libres y las cosas que le gustaban, pero no lo tomes a mal solo lo hice para arreglar su habitación y que estuviera cómoda—
Le abrochó los botones del saco e intentó arreglar su cabello para que se pudiera ver decente
— Y cuando su pieza estaba lista, la traje, al igual que a ti, aunque admito que tú fuiste el más difícil de traer hacia acá— le dijo mientras lo miraba con amor.
Al fin la familia estaría completa..., faltaba poco para armar el rompecabezas. Aún no podía creer que cumpliría su sueño de no estar más con la terrible compañía llamada soledad que desde temprana edad lo acompañó, cruelmente en su niñez y adolescencia, pero en el momento más oscuro de su vida encontró una luz donde ya no habitaba ningún ser vivo, esa luz llamada esperanza que nunca había tenido la oportunidad de tener y mucho menos apreciarla. Esa luz, esa esperanza de ya no estar más solo, le cegaron el juicio y sacaron a la bestia que todo ser humano tiene escondido bajo su piel, la esperanza que creció en su interior liberó a la parte más enfermiza y humana de un hombre que estaba completamente solo. Eso, hasta ahora, ya que su querida y preciada familia lo acompañaría hasta el día de su muerte o tal vez, también, en el más allá.
— Llegó la hora de reunirse con la familia, Juan—
David tomó sus piernas para arrastrarlo mientras que una esencia roja manchaba el piso. Juan cada vez se sentía con menos energía, pues había perdido sangre, pero no la suficiente como para desmayarse. Entraron a una habitación que solo estaba iluminada por la luz de la luna y en el centro de esta había una cámara fotográfica con aspecto antiguo, pero lo que estaba al frente de sus ojos fue lo más horroroso y despreciable que hubiera visto en su corta vida: estaba un hombre viejo con aspecto pálido y enfermizo, amarrado, sentado junto a una mujer con la misma apariencia. En otra silla estaba otra mujer pero esta era joven y estaba vestida con un vestido de color negro, pero fueron las caras de las personas lo que lo hizo gritar: sus bocas estaban cocidas y manchadas de sangre.
—Si sigues gritando te pasara lo mismo, ¿entendiste? — habló David, con una mirada completamente amenazante. Juan solo fue capaz de asentir con la cabeza.
En el asiento vacío, que se encontraba en el lado izquierdo de sus padres, sentó a su hermano y caminó hasta la cámara para poder encenderla. Corrió rápidamente para ponerse en su debido puesto.
—Sonrían querida familia— dijo con una gran sonrisa.
Al fin y al cabo el dolor que causó valió la pena, todo por tener a su querida familia reunida.Fin.

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Querida Familia
Mystery / ThrillerDavid es hijo de una familia adinerada por lo cual siempre tuvo todo lo que quería menos una cosa, amor y al desconocer dicho sentimiento este esta dispuesto hacer lo que sea para poder obtenerlo