EGIPTO – TIERRAS DE BERENICE –
Después un largo camino a las Tierras de Berenice, Horus y Maat llegaron por fin, pero ya habían perdido completamente esperanzas de encontrar a Nekhbet entera o con vida.
Las Tierras parecían desérticas, solo el aire arenoso de la zona podía sentirse ahí, Horus y Maat cargaban sus tagelmust para protegerse de la arenisca.
El eco del resuello, resoplo y relincho de Sultán era lo único que retumbaba en aquella zona, se veían trozos de tela desgarrados, dando señas que anteriormente esas Tierras estaban habitadas pues entre la tormenta de arena podían ver igual casas destruidas e inundadas de arena desértica, uno que otro cuervo gritando en busca de comida.
- Bueno, eh aquí las Tierras de Berenice, más al fondo pasando este pueblo se encuentra lo que buscamos, si has escuchado la leyenda, ¿verdad?
- ¡Si! Mi abuelo me la contó mucho antes de partir.
- ¡Horus mira! – Maat señaló al fondo unos trozos de tela, pues era la Burka de Nekhbet.
Rápidamente corrieron hacia ellas pareciera como si las hubieran puesto agrede, Maat la viró y lo único que lograron apreciar fueron huesos y trozos de piel vieja, Maat inhaló aire abruptamente como si quiera gritar y se cubrió el rostro con el thawb de Horus.
- ¿Qué le hicieron a mi abuela? ¿Qué clase de demonio le hizo esto?
Maat iba tomar el burka, pero Horus se lo impidió, pues presentía algo, detrás de ellos había dos buitres, uno era blanco y el otro era el buitre negro que cargaba a Nekhbet.
Horus de reojo logró ver con su espada a los dos buitres, éstos se abalanzaron a ellos; Horus le dijo a Maat que se resguardara de bajo de una de las casas abandonadas, a lo que Maat corrió y se metió debajo de la casa abandonada más cercana.
Horus empezó a luchar con los buitres enormes, Sultán estaba desesperado, así que Maat salió de su escondite y fue a buscarlo y refugiarlo junto a ella.
El Buitre blanco logró ver a Maat salir de la casa, y se le abalanzó encima, Horus lo pescó con el Kopesh, pero la fuerza del buitre provocó que el Kopesh se le zafara de las manos.
- ¡Maat corre!
- ¡No Horus, voy por Sultán!
El buitre blanco le aventó un zarpazo rasgándole su abaya provocándole una cortada en el brazo derecho, Horus vio lo sucedido y le gritó al buitre que la dejara, el buitre negro seguía atacando a Horus y logró aventarle una roca al buitre blanco para que éste se distrajera y Maat pudiera correr a socorrer a Sultán.
- ¡Déjenla en paz! ¡Bastardos! – gritó Horus, el buitre blanco se aproximaba a Horus para lastimarlo por la espalda, pero reaccionó al instante y volvió a usar el arco y la flecha atravesándole el ala izquierda al buitre blanco al darse la media vuelta.
Con el mango de la espada golpeo al buitre negro, aturdiéndolo y tirándolo al suelo, Horus se abalanzó hacia el buitre negro para darle el golpe de gracia, pero éste se rodeó de sombras negras provocando que la espada quedara insertada en el suelo, Horus se sorprendió al ver tal elemental movimiento y volteo a ver al otro buitre e igual estaba cubierto de sombras.
La distracción perfecta para que de las sombras que rodeaban al buitre negro, saliera una mano con una daga lastimándole el brazo izquierdo a Horus, rápidamente la sombra se fue transformando en un individuo o, mejor dicho, en una silueta femenina que portaba un jilbab de color café y con él tagelmust abajo logró reconocerla, era Nejebet la hermana de Nekhbet.
Las sombras del buitre blanco se fueron difuminando y en ellas se apreciaba otra mujer parecía a Nejebet, con el jilbab de color vino y el tagelmust sobre puesto, era Nekhbet transformada en una joven igual de diecisiete años portando el Escudo Rojo.
Horus y Maat quedaron sorprendidos por tales siluetas.
- ¿Abuela eres tú? ¿Qué haces con ese escudo? ¡Suéltalo!
- ¡Éste escudo le pertenece a Seth!
- ¡Jamás! ¡Quítense de mi camino! Seth me prometió recuperar a tu madre si le entregaba el escudo.
- Mi madre ya no tenía salvación, los médicos te lo dijeron, era lepra abuela, lepra.
- ¡Puras patrañas! Los doctores tenían la cura, pero en vez de curar a tu madre, la dejaron morir y Seth me dijo que, si trabajaba para él, la podría regresar a la vida.
- Y pregúntate ¿Acaso la ha revivido?
- Por eso mismo le llevamos el Escudo Rojo, porque me lo prometió.
- ¡Abuela, abre los ojos! Ella ya está muerta, ya no volverá a la vida, su carne se ha vuelto polvo y sus huesos cenizos, siempre me lo dijiste que jamás darías tu alma por volver a la vida a mi madre, son las leyes de la vida.
Nejebet se desesperó y aventando a Horus al suelo, tomó por el cuello a Maat alzándola para después ahorcarla, Horus se volvió a poner de pie, desenvainó su espada y se le abalanzó sorpresivamente a Nejebet, pero ésta bloqueó el golpe con la daga, el sonar de la espada y la daga rezumbaban en aquellas desérticas tierras.
Horus es lastimado nuevamente, pero aun así (sin importarle nada) continúo peleando contra Nejebet, Maat gritaba ayuda mientras que Nekhbet se le acercaba igual a Horus.
- ¡Horus cuidado!
- ¡El escudo le pertenece a Seth! – dijo Nekhbet
Nekhbet se abalanzó a Horus, pero éste arremetió contra ella, cayendo rotundamente al suelo, con la misma espada golpea la espalda de Nejebet para que soltara a Maat.
El Escudo Rojo yacía en el suelo, por lo que Horus lo tomó y lo usó para defenderse de Nejebet y Nekhbet, jamás se imaginó Maat ver a su abuela luchar como guerrera, pero recordó que era ágil pues el abuelo de Horus le había enseñado en su momento.
Horus recordó lo que Nekhbet le había comentado, que no fuera repetitivo en sus movimientos, así que decidió cambiar su manera de luchar, con el escudo se defendía de los golpes de Nejebet y con la espada, de los zarpazos de Nekhbet.
Lentamente fue retrocediendo para recuperar el Kopesh, Horus le había hecho señas a Maat con la mirada que saliera discretamente del pueblo, en lo que se encargaba de Nejebet y Nekhbet, una vez cerca del Kopesh soltó la espada y con el pie levantó el Kopesh para aventárselo a Nekhbet, su plan resultó exitoso, pues al aventarle el Kopesh le cayó en el ojo logrando que Nekhbet desapareciera en el momento y con el apoyo del Escudo Rojo empujó a Nejebet al suelo y tomando la espada le perfora el pecho.
Nekhbethuyó de las Tierras de Berenice y Nejebet se convirtió en el buitre negro paraigual salir huyendo de ahí, pues no lograban con la imparable fuerza de Horus.
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Horus Jepri Chronicles
AventuraSumergiéndonos en un emocionante viaje a través de los reinos divinos y terrenales, «Horus Jepri Chronicles» nos presenta una épica antología compuesta por once episodios que tejen una narrativa envolvente y llena de misterio. La historia se inicia...