-La ciencia salvará al mundo.-
En más de una ocasión Nikola le había dicho lo que sentía su corazón cada vez que realizaba un experimento, otra más para ayudar a una humanidad egoísta y compasiva. Estaba convencido de que cada proyecto tenía un pape...
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Dolor, desesperación, apatía. Estos no son sentimientos que puedan evitarse tan fácilmente cuando un demonio los propaga sin escrúpulos.
Pero el ser humano fue capaz de vencer a esas terribles criaturas incluso en la crueldad, aniquilando incluso a quienes lo rodeaban para realizar cada uno de sus caprichos.
Y Beelzebub era muy consciente de esto mientras caminaba por las calles de una New York en desarrollo, dividida entre el progreso y la pobreza insalubre.
El sonido de sus pasos era inexistente y parecía una sombra entre muchas otras, tan monótona que no llamaba la debida atención. Sin embargo, la gente no reaccionó únicamente por desinterés; tal vez fue el inconsciente o el instinto de supervivencia lo que sugirió no recurrir a ese hombre de ropa oscura y continuar con un día aparentemente aburrido.
"Es una pérdida de tiempo." se encontró pensando Beelzebub, caminando hacia una calle estrecha y oscura, con los ojos fijos en el asfalto mojado con pequeñas gotas de rocío.
Zeus había sido inflexible; un ser humano, más que nadie, había logrado crear una tecnología que fascinaba e inspiraba temor al mismo tiempo. Era como si con su genio se hubiera atrevido a desafiar a los dioses, una afrenta que no podía tomarse a la ligera.
Que el Padre de los Dioses no hubiera enviado a Hermes en su lugar era un misterio, pero Beelzebub sospechaba que en verdad debería haber estado involucrado en algo más grande que simplemente conocer a un simple inventor humano.
Y había vuelto a llover cuando Beelzebub se rozó los labios rojos con el dedo índice y volvió los ojos hacia la casa que daba al camino. No era muy grande, pero sí un lugar muy cómodo para alguien que pasaba sus días investigando y experimentando.
Abrió la puerta de la casa sin tocar el picaporte, encontrándose momentos después en una sala que parecía abandonada de no ser por el eco incesante de un crujido proveniente del sótano.
-No, eso no es bueno. Eso no es nada bueno.- Nikola Tesla paseaba alrededor de su nuevo invento, sus labios fruncidos en una mueca mientras trataba de entender cuál era el elemento fundamental para hacer de su invento una verdadera innovación.
-La electricidad es un componente importante, pero su flujo en este caso es fundamental.- caminó por el laboratorio con el ceño fruncido y la mano derecha debajo de la barbilla: -No se puede admitir un error.-
