¡Tres días!, tres largos y tortuosos días de encontrarse a Ella por doquier, sin que la chica en cambio tuviera ni remotamente idea de quien era él o de lo mucho que le había afectado su existencia y sin embargo, Darío no tenía cómo desprenderse de aquella inesperada necesidad suya de conocer algo más respecto a ella.
De tanto observarla a escondidas, había llegado a la conclusión de que... más allá de la de su rostro o de su escultural cuerpo, en el caso de Ella, lo más significativo para él, era la forma en que podía llegar a estremecerse el piso cada vez que ella decidía aparecer en su ángulo de visión y, precisamente en nombre de aquella extraña reacción suya, no era capaz (aunque lo había intentado) de detener aquella especie de obsesión , aun a sabiendas de que nunca, por más que se obligara, sería capaz de acercarse a ella y presentarse.
Tampoco es que supiera en realidad, cuán accesible podía llegar a ser o no aquella chica porque, el hecho de que el tal Aaron (si ya sabía su nombre) no fuera su novio no quería decir que ella no estuviera en una relación, aunque... realmente lo dudaba, sobre todo porque nadie en su sano juicio podría darse el lujo de quedarse tranquilo sabiendo que ella estaba totalmente sola y menos en un hotel.
Fuera así o no, tampoco podía decir que Ella era el típico blanco fácil en el que cualquiera pudiera aceptar el tiro, sobre todo si tenía en cuenta todas las veces en las que le hervido la sangre al ver la forma en la que se acercaban a ella la gran mayoría de los hombres de aquel hotel, a los que... sin embargo, la chica parecía totalmente reacia siquiera a mirar,
De hecho- aquel era otro tema sobre el cual no era capaz de ponerse de acuerdo consigo mismo.
Por un lado, por supuesto que le convenía (sobre todo para su tranquila y hasta ahora, nada complicada vida) que Ella fuera del tipo que cede, ante cualquier palabra bonita o delante de cualquier chico atractivo, sobre todo porque de cierta forma, aquello le daba alguna esperanza de poder acceder a ella (si lograba atreverse, ¡claro!) pero... por otro lado, no podía evitar que una buena parte de él (muy a su pesar) rezara fervientemente porque Ella realmente fuera incluso más inasequible de lo que ya aparentaba ser.
Porque sí, aun cuando la chica perfectamente podía tener comiendo de su mano a quien quisiera, cada vez que alguien del sexo masculino se acercaba a su espacio personal, ella en cambio se cerraba en banda, haciendo que, incluso a mil millas distancia, pudiera notarse tanto su incomodidad como su molestia, siendo esta, de hecho la principal razón por la cual, a pesar de que cada mañana se prometía a si mismo que ese sería el día en que finalmente buscaría el modo de hablar con ella, todavía no hubiera encontrado el valor de intentar, al menos, acortar aquella distancia que él mismo se había autoimpuesto.
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La mañana del domingo, justo al cabo de una semana de estar en el Villa, empezó augurándole a Darío que, sin dudas aquel día iría de mal en peor.
Su padre (sobre el cual no quería ni siquiera pensar), con aquella costumbre suya de dictaminar sobre su vida como si él en efecto, formara parte de algún tribunal judicial, le había acabado de llamar para decirle que, probablemente no solo estaría aquel mes apartado de toda civilización ya que tenía la intención de, una vez concluida su estancia en el Villa, rentar algún lugar cerca de allí para poder reunirse con ellos, teniendo en cuenta que, su viaje de "negocios" por el extranjero se había extendido más allá de lo previsto, logrando con estas simples palabras que él, de repente volviera a ver su estancia en aquel lugar, como su propia y personal condena .
Porque.... ¡obviamente! a pesar de lo mucho que se distrajera debido a Ella, él no había podido olvidar del todo, aquella sensación de que el Villa, no era más que una especie de celda de castigo, en la cual no solo no había elegido estar, sino que además, le había tocado asimilar calladamente, la forma en la en que su madre parecía enterrarse cada día más en su trabajo a conciencia de que su vida familiar iba desmoronándose cada vez más por culpa del señor Elliot y su condenada tendencia de aparcarlos a un lado, cada vez que encontraba un "nuevo activo femenino en el cual invertir".... de modo que, tras ver la forma en la que su madre, dándole un beso en la frente, volvía a encerrarse en su habitación, frustrado con todo y con todos, se dirigió hacia el área de la piscina prácticamente cegado por aquel rechazo que, de repente comenzaba a crecer en su interior.
De modo que: si no hubiera estado tan cegado por su ira, si no hubiera sido tan grande su frustración o en su defecto... si a pesar de todo lo que sentía, se hubiera detenido al menos unos segundos en observar la zona o en simplemente irse hacia el bar, probablemente Darío hubiera podido evitar el tener que vivir uno de los momentos más tensos de toda su vida, hasta ahora.
Pero, dado a que no estaba en ese momento de humor, como para practicar aquella estupidez del autocontrol...dejó, en cambio, tiradas sus cosas en la primera tumbona que se encontró y, enfocado solamente en la adrenalina que corría por todo su cuerpo, subió de dos en dos las escaleras de uno de los trampolines más altos, para luego, lanzarse en picada en una suerte de clavado, el cual hubiera podido ser incluso perfecto si.... al caer...no hubiera chocando contra aquel cuerpo duro que terminó por dejarlo totalmente noqueado por los siguientes segundos.
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A Cinco Años de TÍ
RomanceElla Robins acaba de sufrir su primera gran decepción amorosa la cual la llevaría a chocar, de golpe, con más de una verdad y una mentira respecto a aquel chico que había sido su pareja durante todo un año. Dispuesta a renacer cual Ave Fénix...