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El año de 1914 había llegado, hace tan solo unos meses Jay había cumplido la mayoría de edad, y Jungwon ahora tenía 16 años.

Tanto Sunoo, Jay y Jungwon se hacían llamar los tres mosqueteros, pues los tres se llevaban un año al otro, Sunoo con 17, Jungwon 16 y Jay el mayor, con 18.

Era un año un tanto diferente para todos en general.

Hace tan solo 10 días una guerra había iniciado, los rumores decían que un hombre por familia tendría que asistir a combatir, sin importar el estatus social.

Algo que asustaba al pequeño Jungwon, la razón, Jay era el único hombre en la familia Park, bueno tal vez no el único, pero si es más joven, ya que el segundo era su abuelo, un hombre de edad avanzada, el cual no podría ir, Jay, al ser hijo, de la única hija del matrimonio Park, ser el nieto Park, debía ser su deber ir, solo en el dado caso de que esté fuera llamado para asistir.

El pequeño Yang no estaba tan preocupado por su caso, ya que segun los informes sólo podrían ir mayores de edad a combatir, no lograba entender el porqué, pero no me tomaba importancia.



— ¿ En qué tanto piensas Wonwon?  — habló el mayor sacando de sus pensamientos a Jungwon

— ¿Qué pasa si tienes que ir? — respondió el menor de Hoyuelos

— Entonces luchare para volver contigo


— Jay, seamos realistas, si pasa algo... No quiero imaginarlo, no puedo vivir sin ti — las lágrimas en los ojos del menor amenazaban por salir

— No pasará nada Wonie, estaremos juntos siempre — afirmó Jay con una sonrisa


— Hay que irnos, huir lejos — los ojos del menor mostraban preocupación

— Hay que hacerlo, haré lo que quieras — la sonrisa en el rostro de Jungwon fue algo, muy, alegre

Ambos chicos se encontraban camino a la casa Yang, pues había salido a caminar un poco, y de igual manera comprar un poco de comida, más bien, Jungwon acompañó a Jay.

Al entrar se encontraron con Jihyo en la sala de estar, se encontraba limpiando algunas cosas, la mujer se dispuso a regalarles una sonrisa, para después seguir con su trabajo.

Tzuyu se encontraba en la cocina del lugar junto a Sunoo, al llegar dejaron las compras y se dispusieron a preparar la cena, la noche llegaba, debía de dormir para esperar el día siguiente.

Al finalizar, la luna se encontraba en lo alto del cielo, brillaba iluminando, esa misma luz era la que entraba por la habitación del pequeño Yang, iluminando, a un chico, un joven que se encontraba en los brazos de alguien más, de la persona que más amaba, Jungwon se encontraba abrazando a Jay.

— ¿ Realmente quieres huir conmigo? — preguntó el menor entre el pecho del pelinegro

— Si, podríamos irnos y vivir como simples hermanos, tal vez primos, fingir una vida, así nadie sospecharia y terminaríamos muertos — respondió de una manera pacífica

Cuento 1,2...¿Dónde estás?  -Jaywon - Donde viven las historias. Descúbrelo ahora