Capítulo 12- Hazel

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[...]

Bajamos del coche y entramos a lo que parecía ser un bosque. ¿Qué hacíamos aquí? ¿En medio de un bosque, sin nadie más alrededor? ¿Tan solo nosotros dos?

Definitivamente, estaba pasando todo muy rápido.

─ Aaron, ¿qué es este sitio?

─ Es un bosque.

─ Joder, ya lo sé, pero, dame más de detalles.

─ Era un bosque al que venía de pequeño, está lejos del palacio ─ explicó ─. Cogía la bicicleta e iba con ella a este sitio cuando mis padres me dejaban salir a jugar fuera.

─ ¿Y por qué me has traído aquí?

─ No sé, quería venir aquí y también quería que lo conocieras ─ volvió la cabeza a mí ─. Lo necesitabas, créeme. Vas a venir bastante aquí, es un buen sitio para lidiar con la presión. Al menos, era lo que yo hacía de pequeño.

¿Por qué se veía tan atractivo bajo la luz del cielo? ¿Y por qué no podía evitar mirarle? ¡Ni que fuera para tanto!

Porque, quieras o no, es un rey, tiene casi tu edad, y quieras o no, está buenísimo. Por no hablar de que medio Canadá está coladita por él.

─ Aaron...

─ Se puede ir también andando, aunque puede que tardes ─ se encogió de hombros ─. Tan solo te lo quería recomendar, no vas a pasar por un campo de margaritas estos días. Te presionarán mucho.

─ Gracias, supongo

─ Ven, no he terminado de enseñarte el bosque ─ tiró de mí.

─ Oye, llevo zapatos de tacón. Se me mancharán y me regañará la modista.

─ Que le den a la modista. De todos modos, todos la odian.

Era un sitio precioso.

─ Pero, tendremos algún rumbo en concreto, ¿verdad?

─ No, la verdad es que no ─ se encogió de hombros otra vez ─. Sobre la marcha, lo iré explicando.

Me encogí de hombros, como diciendo «No sé, yo te voy a seguir al fin y al cabo» y suspiré.

Y así pasamos todo el día, dando vueltas como idiotas por un bosque. Aaron fue simpático ─ dentro de lo que cabía ─ conmigo, yo lo pasé bien. Por más que quisiéramos aparentar los papeles de rey y reina, en realidad éramos dos jóvenes novatos aprendiendo a vivir y conociéndose de la manera más idiota y rara posible.

Disfruté del momento, veía a Aaron feliz y eso de algún extraño modo me reblandeció por dentro. Reía como un crío pequeño, era adorable ─ aunque de normal fuese un capullo odioso─. A veces no necesitas todo lo que quieres para ser feliz, a veces debes adaptarte y ponerte como prioridad para ser completamente feliz. Y eso era en esos momentos, un alma completamente feliz, de una manera extraña o estúpida, pero era mi manera. Me daba igual la compañía, con tal de que yo me sintiera libre era suficiente.

Porque eso era, una simple adolescente tratando de sobrevivir en un mundo en el que jamás encajaría.

¿Promesa? [✔️ COMPLETADA] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora