𝑨 𝑵𝒆𝒘 𝑩𝒆𝒈𝒊𝒏𝒏𝒊𝒏𝒈 ☆ [Editando]

𝟭𝟮| I Don't Want This

twelve

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Scott y Adhara se encontraban estacionándose en el estacionamiento del hospital. El tomo la comida que le estaba llevando a su madre para después ambos bajarse del carro y dirigirse a la entrada del hospital.

Cuando entraron al hospital, las
cosas estaban un poco caóticas. Adhara se sintió perdida en una muchedumbre tan grande de gente alta. Scott encontró a su mamá en la recepción, quien tomó el bolso y lo abrazó en agradecimiento.

—¿Está todo bien? —le preguntó,
notando su expresión de cansancio.

—A excepción de la mitad de víctimas del accidente de un choque entre diez coches siendo remitidas aquí desde Downtown, y la sala de emergencias sin atender ninguna de sus páginas, sí, estoy bien —suspiró
ella.

—¿Qué significa no responder páginas?
—Scott preguntó.

—Significa que nadie puede encontrarlo,
así que ahora tenemos que esperar que la llamada llegue aquí —respondió ella.

—Señorita —le habló un paciente que era de la tercera edad. —disculpe, ¿podrían, por favor, darme algo para el dolor?

La señora McCall suspiró. —vale, lo
siento, lo sé. Pero de hecho, darle algo podría complicar las cosas, así que realmente necesitamos esperar por los doctores, ¿vale? —el paciente asintió.

Adhara sintió lástima por la señora que lo único que tenía y por lo que sufría era dolor.

—¿Qué tanto más se tarda el doctor
Hilyard? —preguntó la señora McCall.

La recepcionista respondió —diez
minutos.

Scott se sentó junto al paciente.
—uh, sabes, creo que leí en internet que
a veces el contacto humano puede ayudar
con el dolor —Ada se sentó al otro lado de la paciente, quien estaba llorando por el dolor. Scott tomó la mano de la dama,
sus venas tornándose de un color negro.
La mujer soltó un jadeo y sus ojos de
se agrandaron; el dolor había
desaparecido. Antes de que la dama
pudiera siquiera agradecerle a Scott,
Ethan entró corriendo a la sala de
emergencias.

—¡Que alguien me ayude! ¡Necesito ayuda! —lloró.

Todos fueron corriendo hasta él.
incluyendo a la señora McCall. Todos
ayudaron a Danny, que estaba gritando por el dolor, a sentarse en una silla. —¡Con cuidado! —ordenó la señora McCall.