- Sabes que Nayeon, no tengo tiempo que perder, necesito ser una de las mejores estudiantes.
- Hey avestrucita, será más divertido hacer desastres, ¿acaso nunca lo hiciste? - respondió incrédula.
- ¿Qué?! no, por supuesto que no, ¿que no vines a la...
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A veces equivocarse gusta mucho más de lo que puedes imaginar. Todas las personas suelen traicionar, pero duele más cuando es alguien quien de verdad aprecias.
Sana se encontraba camino a casa, realmente estaba reflexionando respecto a lo que había pasado hace algunas horas con Tzuyu. Nunca le había gritado y en parte se sentía triste, mañana le pediría hablar respecto al tema. Mientras caminaba, logró encontrarse con una niña pequeña, se veía perdida, así que decidió ayudarla.
- Hola, ¿Estás perdida? - preguntó tranquila.
- S-si, me separé de mi padre y ahora ya no está. - dijo sonando asustada.
- ¿Tienes alguna dirección? - dijo, revisando sus bolsillos. - mira, encontré tu dirección, ¿Te parece si te llevo? - dijo amablemente.
- Si señorita. - dijo, para agarrar su mano.
Mina veía a lo lejos todo, y se le hacía realmente sospechosa la camioneta blanca que los seguía sigilosamente, así que decidió seguirlas y fingir que era una coincidencia encontralas.
- Sana-ya, Hola! ¿Que haces por aquí? - dijo, fingiendo estar sorprendida.
- Nada Minari, simplemente que está cosita se perdió y la llevaré sana y salva a casa. - mina la miró.
- ¿Y si mejor la llevamos a la estación de policía? - dijo.
- No veo porqué Minari, encontré su dirección en su bolsillo. - mina la miró sin decir nada.
- ¿Quieres acompañarme? - dijo, Mina sólo asintió insegura.
Caminaron por las largas calles, hasta llegar a un lugar de casas amarillas, todas muy bonitas por cierto.
- Aquí es, esta es mi casa. - dijo la pequeña.
- Entonces tocaremos y hasta aquí quedamos nosotras, me alegro que ya estés en casa - dijo Mina sonriendo.
- Muchas gracias señoritas, en verdad me han salvado. - dijo la niña.
Tocaron el timbre después de eso e inmediatamente salió una señora joven asustada, al ver a su pequeña se alegro demasiado.
- Oh muchas gracias señoritas, por traerla. ¿No están cansadas? Puedo darles un poco de agua. - dijo,Sana aceptó pero Mina tenía un mal presentimiento.
- Claro! Estamos bastante cansadas. - dijo, para después pasar. Mina sentía una presión en su pecho, tal vez sólo era el nerviosismo de la nueva casa.
- La mujer amablemente les dió un vaso de agua a cada una, y lo tomaron gustosa. Estuvo agradeciéndole a ambas por algunos minutos hasta que ambas decidieron partir.
- Muchas gracias enserio! - dijo agradecida.
- Minari, no me estoy sintiendo bien. - dijo Sana en voz baja.
