Ran superó con rapidez al joven detective que la hizo sufrir. Ahora se encontraba contenta por su enamoramiento y centraba todas sus emociones positivas en este hombre.
Tenía un plan en mente.
Declararse.
Por alguna razón, creía que iba ser correspondida, así que se mantenía sumamente contenta por la idea.
Tal vez, debido a la inestabilidad con la cual creció (padres conflictos), buscaba con desesperación lo contrario: estabilidad y seguridad, un lugar donde sentirse cómoda con una persona que transmitía confianza por todos lados.
No significaba que deseará casarse ahora, pero al considerar a Amuro un hombre mayor, creía que esos serían los deseos de una persona madura.
En los instantes de este día, Ran limpiaba el departamento. Kogoro había salido a atender un caso y el chiquillo salió a un largo viaje con sus amigos (según ella sabía).
Tarareaba y fantaseaba.
Finalmente, una llamada llegó a su celular, cuál nadie podía decir cuánto le hizo feliz. Respondió de inmediato.
—¿Amuro-san?
—¿Ran-san? —ella notó al instante el tono apresurado de él. —¿Estás ocupada?
—¡Para nada! —respondió dejando a un lado la escoba con la que barría, y dirigiéndose a cambiarse de ropa, sospechando.
—Tengo algo que decirte, Ran-san. Necesito tu ayuda. —afirmó decidido.
—¿Eh? —las mejillas se le colocaron. —¡Sí!
—Por favor, ven a la plaza comercial del centro de Beika. Te estaré esperando. —y colgó.
Veloz al igual que un rayo, corrió por la ropa más bonita, el perfume más dulce y un ligero brillo labial. Salió sin avisar.
No pudo dejar de pensar durante todo el camino en que cosa le tenía que decir Amuro, sin embargo, su imaginación ya había hecho de las suyas, creándose cuentos románticos.
Era cierto, las flores de cerezo iniciaban a verse más radiantes, casi en su punto.
Arribando al lugar, no lo vio por ningún lado y cuando revisó su buzón de mensajes, el hombre le dijo que se vieran en el estacionamiento.
"Busca mi automóvil. "
Después de ir, lo reconoció pronto. Hasta ese momento, sabía que era de Amuro, pero jamás se preguntó cómo es que un mesero y detective a medio tiempo, usaba un vehículo tan costoso.
Tocó la ventanilla opaca del asiento del copiloto. Escuchó desactivarse el seguro, así que abrió la puerta.
El aire quería irse de sus pulmones cuando observó a Amuro-san, quién en realidad, no expresaba mucho, solo absoluta concentración en sus pensamientos.
Confiada, entró.
Esperaba recibir un saludo amable y amigable como de costumbre, pero no.
—¿Amuro-san?
—Escucha, Ran-san. —usaba una gélida voz, sin girarse a verla.
Y todo el cuerpo de ella, se tensó.
—¡¿Sí?!
El rubio extendió una identificación que tenía su foto, pero otro nombre.
Ran leyó en voz alta.
—Agente de seguridad pública... —decía aún sin caer en cuenta. —Furuya... ¿Rei?
Sintió un balde de agua helada caer sobre sí. Era una identificación de policía.
Buscó confundida el rostro del mesero.
Y de una, entendió muchas cosas.
—¿Amuro-san...? ¿Amuro-san es un nombre... Falso? —cuestionaba poniéndose helada.
—Furuya Rei, Ran-san. Ese es mi nombre real.
—¿Qué?
—Necesito tu ayuda.
No podía reconocer al hombre frente a ella, quién ignoraba que estaba asustada o consternada, o lo que fuera, un tipo que seguía hablando de sus propios intereses.
—Los agentes de seguridad pública aveces reclutamos civiles para ayudarnos a ciertas misiones. Ran-san, un agente y su colaborador tiene una relación de suma confianza, dispuestos a dar la vida el uno por el otro, es un contrato muy especial...
Sabía a dónde se dirigía la conversación.
—Quiero que seas mi colaboradora. —dijo por fin observándola. —Por supuesto, si no deseas ayudarme, puedes negarte; sin embargo, debes olvidar toda nuestra conversación del día de hoy. ¿Qué piensas, Ran-san?
La chica estaba más que atónita.
Pero, su lío amoroso le jugaba mal, pues pensaba sin sensatez o siquiera orgullo. Por primera vez, tenía una forma de ayudarle al hombre que le gustaba, ¿Le ayudaría a causarle una mejor impresión? ¿Podría por fin dar el paso en su relación? Estaba dispuesta.
—¡Te ayudaré! —contestó muy segura, aún cuando ya no sabía cómo dirigirse al agente, solo sabía que, quería saber más de él y esa vida secreta que cargaba.
—Sé que no debería ser así... El uso de colabores es requerido en niveles extremos, pero, sé que confiamos el uno en otro. —sonrió. —No debes preocuparte Ran-san, no voy a dejar que corras peligro, te protegeré con mi vida. Gracias, Ran-san.
Sí, esa mirada segura le brindaba toda la confianza del mundo a Ran. No dudaría ni un segundo en seguirlo.
La chica fue la primera en bajar. Solo había una cosa que hacer: indicarle los movimientos de una persona.
Llevaba un auricular escondido en una oreja para recibir órdenes de Furuya.
Caminaba cautelosa, pero segura, dentro del centro comercial. Sin duda, un lugar elegante, ideal para una cita de medio día.
En corto tiempo, recibió la primera indicación.
"Mira a tu derecha y dime qué ves."
Un hombre fornido, sentado en una jardinera, llevaba esmoquin negro, sombrero pequeño y gafas.
"Ahora, dime quién está cerca. "
Nuevamente, dio un vistazo desde una distancia considerable, estaba sentada en una pequeña cafetería.
Su voz de corto antes de hablar cuando vio a Kudo Shinichi.
Tenía aquella pose, cuando iba a detener a un criminal, listo para la acción.
"¿Qué?" Pensó Ran.
Olvidando las advertencias o comentarios que Amuro decía, se levantó decidida para acercarse.
Fue cuando el rubio, quién se encontraba escondido en las cercanías, saltó para detenerla, forzandola a sentarse de nuevo. Solo que, al armar tal escándalo, el hombre de negro notó con sospecha la situación y estaba apresurado a irse.
Ran no tenía ni la menor idea de cuántas personas importantes estaba en ese lugar. Y Amuro salió corriendo tras él junto a Shinichi.
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Cherry Blossoms.
FanfictionFuruya Rei X Mouri Ran. San Valentín. Extrañamente, hay pequeñas flores de cerezo por toda Beika, pero cae nieve. Una vez más, Ran espera a una persona que no llegará. La dirección de su corazón jamás había dudado en años, hasta ese momento, cuando...