7. Peluches y Bombones.

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Rengoku Kyojuro:

Un poco después del almuerzo, Senjuro se quedó dormido gracias a unos analgésicos que le habían dado para la pierna así que papá y yo bajamos a comer a la cafetería para dejarlo descansar. De camino le comenté que él también se veía bastante cansado y cuando le pregunté si estaba durmiendo bien, me respondió que lo estaba intentando pero que entre las correcciones de los capítulos y buscar en internet un detective privado con buenas referencias, el hecho de conciliar el sueño se le estaba haciendo un mundo.
—Hoy viene Uzui-kun, ¿verdad? —preguntó papá mirándome con curiosidad. Apreté los labios desviando la mirada.
—No creo que le sea posible —contesté triste. Esa semana le tocaba quedarse con su padre y las cosas con él distaban mucho de estar tranquilas. Papá asintió comprensivo sin querer indagar más y cambiando de tema, se enfocó en contarme lo que le había dicho el médico cuando llegó por la mañana. Si todo iba como hasta ahora, le darían el alta en dos o tres días y que en tres o cuatro semanas le quitarían la escayola. Cosa que sin lugar a dudas le haría más ilusión que si le regalaran una consola nueva.

Ambos llegamos al establecimiento dentro del hospital y vimos que a penas estaba lleno, a excepción de un chico rubio que de lejos me dio la impresión de que tenía los ojos iridiscentes y que iba acompañado de una hermosa chica, unos padres que se tomaban algo con su hijo que iba en silla de ruedas y vestido con el pijama del hospital además de algunos otros pacientes  y familiares ocupaban varias mesas o caminaban entre estas buscando alguna que les resultara cómoda. De pronto alguien se me abrazó por detrás provocándome un pequeño sobresalto. Al girar un poco la cabeza me encontré con la de un chico quizá algo mayor que yo apoyada en mi hombro con los ojos entornados. No lo conocía de nada.
—¡Mako-chan! —lo llamó una señora de la edad de mi padre— no puedes ir abrazando a la gente de buenas a primeras.
—Su pelo es como el fuego, es cálido —replicó el chico con un tono de voz monocorde.
—Sí, el chico tiene un pelo muy bonito, pero lo estás molestando —dijo la madre y se volvió hacia nosotros abochornada— lo siento mucho, pero cuando le da por algo es muy difícil que se le quite de la cabeza…
Negué con la cabeza sonriendo.
—No, no me molesta en absoluto, solo me ha sorprendido que me abrazara de una manera tan repentina —contesté y pasados unos pocos minutos el chico me soltó poco a poco para alejarse y sentarse en una mesa cercana. Meciéndose un poco de atrás hacia delante. Su madre nos explicó que era Asperger* y que tenía una fijación muy fuerte por los colores vivos y todo aquello que fuera agradable y cálido. Como no le dimos más importancia al incidente, nos despedimos de ambos y nos acercamos a la cola para pedir nuestra comida.

Mientras avanzábamos poco a poco, me di cuenta de algo en lo que quizá no hubiera reparado si me hubiera encontrado en cualquier otro lugar. La manera en la que en un mismo sitio, bajo un mismo techo y entre las mismas paredes podían cohabitar la vida y la muerte, la esperanza y el miedo, la alegría y el sufrimiento y a un mismo tiempo los que los sentían los que veían un poco más cerca el final y los que ansiaban un nuevo comienzo, los que experimentaran todas esas emociones de manera individual o con sus seres queridos parecían estar habitando en sus propias burbujas. Estando en la escuela primaria, cuando la salud de nuestra madre empezó a deteriorarse, la profesora nos preguntó a toda la clase qué era lo que queríamos ser cuando fuéramos mayores. Muchos dijeron de ser cantantes, modelos, astronautas, deportistas olímpicos, profesores o directores de una importante empresa. Yo, por el contrario quería ser alguien que ayudase a otros. Quería ser alguien que pudiese encontrar la cura de enfermedades para, sino evitar que las personas muriesen que al menos pudieran tener la mejor de calidad de vida posible. Esa idea, pese a todo el tiempo que ha pasado no se había ido de mi mente.

Llegamos al mostrador y pedimos unos platos que pese a la fama que suelen tener este tipo de cafeterías olía y sabía mucho mejor de lo esperado. Ambos comimos sumergidos en nuestros pensamientos que fueron interrumpidos por el chico que me había abrazado antes, quien vino con su madre a despedirse de nosotros. Me alegró ver que ella estaba más relajada aunque se notaba que todavía le daba un poco de apuro por lo que había pasado.

Después de comer, regresamos a la habitación y encontramos a Akaza sentado al borde de la cama de Senjuro ofreciéndole un gato de peluche y una caja de bombones. Mi hermano lo miraba con los ojos como platos y las mejillas sonrosadas, quizá por lo mucho que lo favorecía el conjunto de chaqueta y pantalón color azul profundo. A mi lado papá carraspeó aclarándose la garganta y, como propulsado por un resorte, el pelirrojo se puso en pie.
—Hola, Akaza-kun —lo saludó y el aludido le devolvió el gesto inclinándose respetuoso.
—Muy buenas tardes Rengoku-sama…

*Asperger:

El síndrome de Asperger (AS, por su traducción en inglés), también llamado simplemente Asperger es un trastorno del desarrollo mental que lleva asociada una alteración neurobiológica, y manifiesta un conjunto de características mentales y de conducta que forman parte de los trastornos del espectro autista, nombrado así en memoria de Hans Asperger, médico austriaco que lo describió.

Dosgatosescritores:

Ya me tenéis de vuelta con un nuevo capítulo.

Sé que estáis deseando que la conversación de Shinjuro con Akaza tenga lugar, pero he necesitado hacerlo de este modo, así que no me matéis, por favor.

Una personita se preguntaba qué movimiento haría Dōma después de lo sucedido. Solo digo que si habéis estado atentos a la lectura, os daréis cuenta de que está estrechando mucho el cerco alrededor de su víctima.

En el próximo promesa de que ya por fin tendrá lugar la tan ansiada conversación de Shinjuro y Akaza y algo más, así que por favor sed un poquito pacientes, prometo intentar no decepcionaros.

¡Nos vemos muy pronto gatitos!

Sed De Venganza. (Tinta y Fuego parte IV).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora