Capitulo O1O: The secret

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Mina había estado desde la mañana en la habitación, es que Tzuyu, como siempre, estaba estudiando y como a Myoui no le preocupaba tanto ese examen le estaba haciendo compañía, además de que no era un buen día para ella, extrañaba a su familia y lo peor de todo es que estaba segura que éstos ya no querían saber nada de lo que le pasaba, un gran dolor que debía sobrellevar, por algo la mandaron a Corea, para que hiciera su vida nuevamente sin pensar en lo que pasó en Japón pero aún así sigue pensando en ello, a veces no puede dormir y de vez en cuando siente que puede enloquecer si no llega a soltarlo.

Por esa razón llamó a Myoui desde muy temprano, para estar con ésta así no estaría pensando tanto en las cosas malas que le sucedieron, ni en lo que hizo aquella noche, el problema es que Mina de lo único que hablaba era de Chaeyoung así que tenía que aguantar toda la información innecesaria de las cosas que hacían, le pareció lindo pero aún así habían cosas que en realidad no tenía ganas de saber, como lo que estaba saliendo de sus labios que la tenía más que impresionada.

Sobre todo traumada.

"Déjame ver si entendí",. La corto, porque de vez en cuando la voz de Mina era tan baja que no lograba escucharla con claridad. "Chaeyoung tiene un cajón lleno de juguetes sexuales". La pelinegra asintió feliz, con esa sonrisa de oreja a oreja le hizo saber tantas cosas. "Ahora mismo...". Dejó reposar las manos en su abdomen, ambas veían el techo, estaban tan aburridas que ya estaban hablando de cosas completamente innecesarias que las hacia cuestionarse la gran confianza que se tenían, una que daba un tanto de miedo.

"¿Que ocurre?". La menor se apoyó de sus codos y la miró de reojo.

"Siento algo extraño". Frunció las cejas y apretó los labios. "¿Envidia?". Rió un poco, es que le gustaría experimentar ese tipo de cosas con Tzuyu pero ésta no se la pasaba en la habitación así que el poco tiempo que tenía para hablar de ese tipo de cosas lo implementaban a tener sexo hasta que se quedaban dormidas, siempre era ella la que lo hacía, no sabía de donde la menor sacaba tanta energía, es que le asombraba. "Eres una chica con suerte que tiene de novia a una de las chicas mas sexys del colegio...".

"Tú igual". No, ella no, porque Tzuyu no era su novia solo eran algo de lo que no querían hablar porque sabían que si tocaban ese tema las cosas se tornarian demasiado extrañas y no quiere terminar en malos términos, sería todo demasiado incómodo así que prefiere seguir como si nada porque sabe que tarde o temprano sabrán lo que son y se sentirá feliz de lo que suceda.

"No es mi novia". Gruñó, le molestaba tanto cuando pensaba en ese tema, es que a su cerebro le gustaba crear escenarios en los que la rubia es su novia, en éstos siempre es feliz, se siente tan desesperada.

No quiere tocar el tema porque es consciente de todo lo que puede suceder pero una pequeña parte de su cerebro le dice que no debe ser tan malo hacerlo, es que ya tocaron el tema y las cosas en esos días fueron un tanto extrañas ya que no querían que la otra se confundiera o que creyera que no querían tener nada, estaban tan perdidas esos días que no podían, ni siquiera, verse a los ojos.

"¿Entonces?". Sana no tenía ni la menor idea de que decir, solo sabía que estaban bien así, se gustaban, demasiado, y se la pasaban todo el tiempo juntas, eso las hacía sentir bastante seguras así que se podría decir que son algo feliz sin ataduras ni etiquetas, algo que no las amarra pero que por alguna razón cuidan porque sienten que es importante.

"No lo se, Minari". Subió la mano y le pegó en el brazo, no quería hablar de eso ni nada que tuviera que ver con terceros, le gustaría ver una película de esas que te hacen llorar pero intuyes que tendrá un buen final en el que ambas partes son felices, porque es como se sentía.

"¡Ya!". Se quejó acariciándose el brazo con un pequeño mohín, era demasiado débil, según la castaña, ésta rodó los ojos y señaló la televisión. "¿Puedo saber la razón por la cuál estás tan pensativa hoy?". Preguntó entre cerrando un poco los ojos, aunque la acababa de conocer no quería perderla, era una buena chica y sobre todo amiga, las amigas que tenían en Japón no eran capaces de ir a su casa para hablar acerca de cómo se sentía.

No podía decirle la verdad, no toda, porque si lo hacía seguro comenzaría la desconfianza, como ha pasado con todo el mundo que se entera de las cosas que pasaron aquel día, esa noche en la que tomó tan malas decisiones que la llevaron a decidir entre su vida y la de alguien más, todavía no puede dejar de sentirse egoísta por gritar su nombre, ella no merecía seguir viva.

Esa chica que no había hecho nada más que besarla, si merecía seguir viva, ella no.

"Es un secreto". Sonrió un poco para que Mina no se diera cuenta de que quería llorar.

"Las amigas no se guardan secretos". Se le lanzó encima y comenzó hacerle cosquillas, sabía que no le gustaban pero aún así lo hacía, se lo estaba tomando como un castigo que obviamente merecía porque no había sido buena amiga,

"¡Mina!". Gritó, justo cuando lo hice la puerta se abrió dando paso a una taiwanesa super confundida viéndolas en esa situación, Minatozaki empujó a la pelinegra y sonrió un poco.

"Yo...". Hizo una reverencia. "Ya me voy". Salió corriendo, Chou seguía viendo la cama en silencio, se encogió de hombros y siguió como si nada, no debería estar celosa de dos personas que son muy amigas.

sex toy ; 𝘀𝗮𝘁𝘇𝘂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora