A Escondidas (Mew/Tul)

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Había llegado a Estados Unidos, estaba en ese país para una convención que había sobre cómics y juegos; bueno esa era la excusa de mi presencia en ese país tan lejano al mío

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Había llegado a Estados Unidos, estaba en ese país para una convención que había sobre cómics y juegos; bueno esa era la excusa de mi presencia en ese país tan lejano al mío.

La verdad es que estaba allí para verlo a él, a ese hombre con el cual he estado saliendo desde hace un tiempo y que hecho de menos desde que se vino a estudiar; sé que para muchos no sería una buena noticia si se llegara a saber lo que tenemos pero, ¿cómo frenarlo?, ¿cómo parar algo que comenzó de una manera tan natural?, además es algo que deseo con todo mi corazón.

Siempre nos hemos visto a escondidas y esta vez no va a ser la excepción, después de dejarme ver en la mentada convención me fui a mi hotel, allí él ya me estaba esperando, había logrado tomar un vuelo ese mismo día para poder vernos, él al igual que yo estaba contando las horas para poder estar nuevamente piel contra piel.

—Mew Suppasit, ¿se puede saber porque tardaste tanto?—. Fue el saludo del otro hombre mientras se abrazaba a su cuello nada más atravesar la puerta y poner un pie dentro de la habitación.

—Lo siento Tul, pero sabes bien que no podía retirarme así y nada más, ya sabes que este viaje también es de trabajo—. Lo abrazo de la cintura atrayéndolo a su cuerpo.

—Lo sé, pero eso no quiere decir que no estuviera algo impaciente esperándote, ya son varios meses en los que no nos vemos más allá de la pantalla de nuestros celulares—. Jugó con los botones de su camisa alzando el rostro para verlo a los ojos.

—Yo también te extrañe— Mew lo tomo del rostro y le planto un apasionado beso en los labios.

Porque si, Mew Suppasit y Tul Pakorn tenían una relación a escondidas que había iniciado cuando se juntaron a grabar The Ocean Eyes, se conocían desde hace mucho tiempo pero nunca había pasado nada entre ellos hasta ese preciso momebto que la vida los habia juntado nuevamente, algo los llevó a dar ese siguiente paso en lo que concernía a su relación de amistad y el único que estaba al tanto era Max Natapol, la razón, Tul le tenía mucha confianza, le contaba todo lo que pasaba en su vida y tenían una relación extraña de amistad.

De la cual no se podia quejar, porque el pelinegro los apoyo desde un principio, incluso ayudó a encubrir muchas de sus salidas para que nadie sospechara, los tres sabían que si alguien más se llegaba a enterar sería como una bomba en el mundo del entretenimiento, no obstante nada de eso importaba en esos momentos, ahora solo estaban ellos dos en una habitación, junto al deseo de unirse como uno después de tanto tiempo.

Mew fue conduciendo al ahora rubio hacia la cama, en donde lo empujo y comenzó a repartirle besos a lo largo de su rostro hasta llegar a su cuello, en donde sin muchas ceremonias succiono y adoro esa piel mientras que con sus manos comenzaba a recorrer ese masculino cuerpo que tanto le gustaba; Tul tampoco se quedaba atrás, con movimientos expertos desabrocho los pantalones del castaño y metió su mano para comenzar a masajear el pene de su amante, el cual ya estaba más que despierto, ambos lo deseaban y habian anhelado ese encuentro.

Se miraron a los ojos y como si se tratara de dos imanes de polos opuestos sus rostros se acercaron para besarse una vez más pero de una manera violenta, no había delicadeza en ellos, solo desesperación; la desesperación de haber estado por mucho tiempo separados, la ropa comenzó a desaparecer de un momento a otro, quedando solo dos cuerpos desnudos que intentaban fundirse con el contrario, eran todo manos y dientes.

Dos hombres entregándose a la pasión que había estado contenida por mucho tiempo, Mew lo había necesitado, había extrañado ese cuerpo firme y lleno de músculos como un hombre sediento en el desierto, asi que con algo de rapidez y sin sutilezas le dio la vuelta a Tul sobre la cama, aprisionando sus manos contra la cabecera para que no se moviera de su lugar, quería dominarlo por completo esa noche.

Bajo con un camino de besos por su espalda, succionando cada pedazo de piel para dejar su marca, quería que lo recordara cuando se tuviera que regresar a casa, así que cuando llego a su trasero lo amaso y mordió como un niño que tenía frente a él un dulce que tanto había anhelado tener, tomo un tubo de lubricante que había comprado para la ocasión y comenzó la preparación; la intromisión del primer dígito en esa entrada ocasionó que Tul gimiera con fuerza.

—Mew... Ah, se siente tan bien—. Se retorcía debajo de él —Vamos quiero otro, quiero sentirte... — No pudo terminar la frase porque el castaño en vez de introducir otro de sus dedos, tomo su miembro y lo penetro ocasionando que ambos gimieran de satisfacción.

— ¡Mira lo que provocas!—. Le susurró al oído mientras lamia su oreja de manera sensual —Me vuelves completamente loco—. Ahora le dio un beso en su mejilla.

—No importa, muévete... Te necesito—. Volteo su rostro para besarlo nuevamente.

Esa fue la señal para que Mew comenzará a moverse de una manera algo frenética, casi animal, era un encuentro guiado por la separación, en el cual querían demostrarse cuanto se habían extrañado; en esa habitación sus gemidos y el choque de sus caderas mientras se entregaban era lo único que se escuchaba.

Mew estaba desesperado por poseerlo al completo, por eso no había parado con sus embistes, ni de acariciar y morder todo lo que encontraba a su paso, dejando huella de su paso por cada pedazo de piel que sus manos y labios tocaban.

Tul se retorcía tratando de cambiar las posiciones pero Mew no se dejaba fácilmente lo tenía completamente arrinconado contra la cama, esa noche el quería ser el dominante, el que le diera placer hasta que sus miembros temblaran como gelatina y no se pudiers mover, cosa que estaba logrando porque el rubio no dejaba de jadear, llamarlo por su nombre y pedir por mas, tampoco lo había dejado tocarse por sí mismo, tan solo el roce contra las blancas sabanas era lo que estaba estimulando su miembro erecto que chorreaba de líquido pre seminal.

Al cabo de un rato ambos llegaron al tan anhelado orgasmo, cayendo exhaustos en la cama, él castaño salió del interior de Tul y se recostó a su lado respirando agitado, para luego ver con satisfacción como los restos de su corrida escurrían de esa estrecha entrada que había disfrutado hace tan solo unos instantes.

—Eso fue...— Trato de decir el rubio mientras se acomodaba en los brazos de su amante con una sonrisa de satisfacción en sus labios.

—Si eso fue.... wow—. Se rio el castaño dándole un beso en el cabello —No encuentro otra palabra como definirlo.

—Si no hay otra palabra para esto, de verdad te extrañe, sé que no estarás mucho tiempo aquí, por eso quiero disfrutarlo al máximo.

—Yo también, no veo la hora de que regreses a Tailandia—. Lo apretó contra su cuerpo.

—Eso no sucederá hasta que termine mis estudios, mientras tanto recordare estos días junto a ti.

—Yo también...

Y con eso comenzaron una nueva ronda de hacer el amor, aprovecharían el tiempo que tenían juntos en esa habitación, ya después pensarían en el momento de la separación y seguir manteniendo esa relación a escondidas.

Mew y Tul dos hombres que se dieron cuenta que existía una fuerte atracción entre ambos y decidieron darle rienda suelta a la pasión que sentían, no sabían si eso que tenían era amor, pero si tenían claro que mientras durará la disfrutarían a escondidas.

Espero que hayan disfrutado de este pequeño escrito y pronto estaré subiendo algunos más.🤗

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