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A pesar de que todos los aprendices pensaron en qué harían en su primer día en Japón, las cosas no salieron exactamente como querían. Después de todo no estaban ahí de vacaciones, el tema principal de su viaje era el evento que les esperaba; las nacionales le pisaban los talones y tenían que entrenar.

—Es un lugar bastante grande. -murmuró la castaña admirando la arquitectura del lugar-

—Oí que aquí práctican otros aprendices, ¿es correcto? -preguntó Sungmin a su profesor, cuidando que ninguno de sus compañeros hiciera algo indebido-

El entrenador Ji-pyeong asintió con la cabeza, caminando hacia unas escaleras para llegar al siguiente piso. Los aprendices siguieron a su adulto a cargo, sin dejar de murmurar sobre lo que les llamaba la atención.

—Me gustaría mostrarte Osaka. -dijó Ni-ki acercándose a Eun-young-

—Creí que eras de la prefectura de Okayama. -se volteó hacia el rubio subiendo una ceja con curiosidad-

—Veo que lo recuerdas. -la miró con una sonrisa- He venido con mi familia, tiene lugares turísticos y paisajes hermosos.

Eun-young iba a responder pero chocó repentinamente con algo, era la espalda de uno de sus compañeros, quién se había detenido al igual que los demás.

—¿Qué sucede? -preguntó por lo bajo, sin poder ver más adelante-

—Nada, simplemente encontramos nuestra sala de práctica. -respondió Se-on mientras todos se adentraban al cuarto-

Luego de que todos se hayan acomodado, se pararon al lado de la pared esperando instrucciones de su entrenador.

—Sé que todos han hecho planes porque además de estar aquí por el evento, están de vacaciones. Así que si logran completar el baile con éxito tres veces, los dejaré ir. -dijo el entrenador despertando la emoción en los chicos-

—¿Sin errores? -cuestionó Kahyo un poco preocupado-

—Sin errores.

La determinación con la que había dicho aquello puso a los aprendices con los pelos de punta. Querían salir a explorar la ciudad, pero sólo lo harían si lograban hacer la coreografía con éxito. Se sentían dentro de un juego, uno al que estaban decididos a ganar.

La mañana transcurrió en práctica y demostración, los aprendices daban todo de sí ante cada exposición. Estaban cansado de tanto moverse así que tomaron una pausa para descansar e hidratarse.

—Siento mi cuerpo rígido -confesó la castaña sentándose a un lado de sus compañeros- Aún tengo mis músculos tensos.

El japonés se acercó a ella, colocando sus manos sobre sus hombros. Su cuerpo se estremeció ante el contacto, pero viendo que se trataba de Ni-ki intentando aliviar la tensión de su cuerpo, se dejó a su merced.

—Creo que estás demasiado estresada, podría apodarte bola de estrés andante. -murmuró a sus espaldas con una sonrisa que aunque ella no pudiera verla notaba la diversión en su habla-

—Cállate. -le pidió cerrando su ojos-

En un momento sintió unas manos en su cintura, provocando que se exaltara levemente. Ni-ki atrajo su cuerpo hacia el suyo, apoyando la espalda de la chica sobre su pecho.

—Más cómodo, ¿no es cierto? -preguntó rodeando su cuerpo en un abrazo-

La sorpresa de los aprendices no se hizo esperar, ellos los observaban con curiosidad, ¿de qué se habían perdido? Aún podían recordar lo mal que se llevaban al principio, eran rivales. Ahora tenían una mejor relación, podían estar hablando por horas sin darse cuenta de lo que pasaba fuera de su círculo, se preocupaban por el otro e incluso se trataban diferente al resto.

˚˖𓍢ִ໋🦢˚ 𝗟𝖾𝗍'𝗌 𝗗𝖺𝗇𝖼𝖾 ♬ | Nιʂԋιɱυɾα Nι-ƙι ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora