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A medida que crecía los sueños sobre ese fatídico días se hacían más claros, su memoria se hacía más aguda y por fin, hasta ese día pudo ver lo que realmente sucedió.

Lo que la llevó a vivir en Woodsboro con sus tíos maternos.

Hace diez años. La pequeña Lilith estaba tranquilamente sentada en la parte trasera con su cinturón de seguridad bien colocado.

Si fuera una niña tan emocional, se hubiera puesto a llorar por lo que estaba presenciando. Pero simplemente miró por la ventana.

A pesar de que papá manejaba, no dejaba de gritar a mamá y esta le respondía.
Sólo podía entender que los delirios auditivos y visuales de mamá se estaban haciendo cada vez más fuertes y peligrosos.

Estaban de un viaje en carretera directo al hospital mental de su ciudad.

Pero mamá no quería, no quería que la alejaran de la pequeña Lilith. Mamá lloraba y lloraba aún gritando a papá.

En un momento a otro, mamá tomó con fuerza el volente y dió una gran vuelta a él.

Todo comenzó a pasar en cámara lenta.

El coche de un precioso rojo bermellón del otro carril ayudó a que el coche de papá volara y rodara por los aires.
Como mamá se había desabrochado el cinturón de seguridad fue la que murió primero gracias al gran golpe en la cabeza.
Papá murió después en la caída, cuando el vidrio frontal se compactó y voló directo a la cara de papá, perforando su cerebro.

Lilith simplemente cayó dormida. Su cinturón de seguridad la salvó. Y, cuando llegó la ambulancia fueron a la única que lograron salvar.

Esa se convirtió en una memoria que había reprimido por tanto tiempo.
Ella creyó lo qie le decía su familia y los doctores, que fue un simple fallo en el auto.

Pero mintieron.

La realidad es que su madre estaba loca.

Y al parecer eso lo heredó Lilith.



 

[2]





Abrió sus ojos, ardían como una mierda después de ese horrendo y revelador sueño.

Hoy esayunó temprano.
Sus tíos le habían dejado una nota diciendo que ambos irían de viaje a Hollywood por trabajo de ambos.

Así que comenzó su calida mañana tomando el sol en la parte frontal de su jardín mientras cortaba plantas y flores para sus especias y material de sus hechizos.

Cuando había terminado, se levantó y pudo ver en la entrada de la cerca una cara muy familiar que entraba con un paso calmado.

— Lily —saludó Billy con su usual sonrisa.
Esa sonrisa que le provocaba a Lilith cientos de orgasmos mentales.

Ella de la sorpresa tiró las plantas y corrió para saltar a sus brazos.
Este respondió cargandola por la cintura y con una risa.
— ¡Por dios, Billy! —exclamó Lilith— estaba tan preocupada por ti —gimoteó.

— Tranquila, Lily —dijo al bajarla y acarició su cabello— comprobaron rápido que era inocente y me acaban de soltar... Quise que fueras la primera persona en saberlo —

El corazón de Lilith latía a mil por hora con esa información.
Saber que el tenía ciertas prioridades con ella la hacía sentir especial y valorada por el.

Ella observó que él traía su mochila. A su vez el notó los ojos de Lilith.
— ¿Vamos a la escuela juntos hoy? —pregunta levantando una ceja hacia ella, mirandola con ese rostro atractivo y confiado.

Ella abrió su boca y sonrió.
— Uh, ¡si! —respondió animada— por supuesto —dió vuelta y corrió al porche de la casa y en la pequeña mesa que se encontraba tomó su mochila y a un lado de ella estaba la patineta, la cual igual tomó.

Regresó con él y emprendieron su viaje juntos.

Al pasar los minutos, lelgaron y entraron a la escuela de la par.

Antes de llegar a las escaleras Billy tomó la mano de Lilith. Quien la miró confundida y a su vez avergonzada. Pero no se movió.

— Lily, necesito hablar contigo —la voz de Billy sonaba seria, pero demasiado dulce para los oídos de la chica.

Ella tragó saliva y parpadeó un par de veces.
— Por supuesto, lo que quieras —ella sonrió, sus mejillas estaba calentandose y su mano comenzó a temblar.

Billy la llevó a un lugar un tanto retirado de los alumnos, un armario de conserje para se exactos.

El espacio cerrado y no tan amplio hacía que los nervios de Lilith subieran más.
Ella trataba de contener lo más que podía de su compostura y trató de verse cool.
Se recargó en una de las paredes y miró a Billy con curiosidad.

Ella jura en su cabeza que, si el fuera un ser mitológico sería como una Sirena (o tritón) por que desde que se conocieron el fue el primero en hacerle sentir tan bien, tan caliente, emocionada y necesitada de afecto. Justo como ahora, podía sentir sus bragas mojarse por su flujo y simplemente cruzó sus piernas un poco.

— Lily, yo... —los ojos de Billy la examinaron detenidamente y tomó ciertos pasos más cerca de ella. Sintió como su grande y morena mano acariciaba uno de los mechones rebeldes de Lilith que había acabado cerca de su rostro.
— Quiero agradecerte por no dudar de mi —colocó ese mechón detrás de la oreja de Lilith— en verdad eres una gran amiga... —sonrió con una amplia sonrisa, tan bella y encantadora que hicieron sus piernas temblar de emoción— Stu me dijo todo lo que pasó ayer de mi arresto y como te sentiste, por eso vine a agradecerte en privado. —

Ella era la única que estaba teniendo el privilegio de este tipo de exclusividad.
Por que ella bien sabía que él no gustaba demasiado del contacto femenino y menos él darlo demasiado.

Pero Lilith sentía que simplemente ella era diferente.

— No es nada —respondió Lilith mesmerizada por él— para eso estamos los amigos... Para estar con el otro hasta en momentos más difíciles —ella sonrió. El calor en sus mejillas ya se había apoderado de su rostro.

Le alegraba que la luz del armario esruviera apagada y la unica entrada era ese espejo opaco de la puerta. La única que podía ayudarle a descifrar que tan cerca estaba Billy ahora.

Él le respondió con una media sonrisa.
De manera inesperada se acercó a Lilith y le plantó un beso en su mejilla. Ella timplemente se quedó estática, procesando la situación.

— Gracias de todas formas —respondió y alborotó el cabello de Lilith lo suficiente para que ella se molestara un poco y le parara. Rió.
— Vamos, llegaremos tarde. —

The Witch | ScreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora