Un trato justo

3.3K 348 13
                                    

Mi mente conectó un solo recuerdo de un chico atractivo, sonriente y demasiado burlón que no dejaba de molestar ese moño revuelto que llevaba en lo alto de mi cabeza aquel día en que el calor era tan insoportable en aquella playa. Recuerdo bien lo mucho que mencionó que parecía una calabaza por lo abundante de mi cabello. El chico apenas si era unos años mayor que yo, nada parecido al hombre que, frente a mí, espera un tanto impaciente por una respuesta. También me sorprende que se haya fijado en mí, pues no soy la mujer más perfecta en esta tierra. Claro está que mi físico ha mejorado mucho, pero mi cuerpo sigue siendo el mismo de siempre. Y en esta vida donde los lujos es un combate a muerte con la apariencia, he vivido un poco insegura por mis proporciones.

¿Cómo es posible que un hombre tan atractivo como él se fije en una chica como yo? Habiendo tantas mujeres hermosas, con figuras esbeltas, cabellos sedosos y rostros tallados por los mismos ángeles, no podía creer que alguien hubiera puesto su atención en mí. En la escuela e incluso en la universidad se acercaban a mí por el dinero, por lo que yo era capaz de dar materialmente. Mi apariencia y mis sentimientos siempre fueron pisoteados e ignorados. La única que no se acercó a mí por mi bolsillo, fue Arabella. Ella siempre fue sincera y me ayudó a darme cuenta quienes eran los que estaban conmigo verdaderamente y los que no.

Para muchos era la gorda de buena posición que nadie se atrevía a mirar más allá del dinero. Por esa razón, desde que ella se convirtió en más que mi mejor amiga, siempre habíamos sido las dos contra las burlas y las críticas de todos. Así que, que este hombre me diga que quiere una vida conmigo es algo que no puedo creer. Y al no saber ni su nombre, me es difícil confiar en su palabra.

—¿Por qué querrías pasar una vida conmigo? — cuestioné.

A pesar de mi peso y de mi apariencia física, ha sido muy poca la inseguridad que he tenido de mí misma. Sé que soy bella sin importar nada, pero que un hombre tan atractivo y que fácilmente podría tener a una hermosa modelo, me diga eso, me hace sentir insegura y muy incómoda.

—Esas razones las vamos a descubrir si nos casamos.

—Es que no hay amor de por medio, ¿cómo pretendes que me case contigo si no existe amor entre nosotros?

—No hay amor por ahora, pero está el gusto y es más que suficiente para empezar — sus ojos grises brillaban con gran intensidad—. Desde hace tres años no he podido arrancarte de mi mente. Sin importar con quién me encuentre o lo que esté haciendo, esa hermosa calabacita siempre está en mis pensamientos.

Desvié la mirada, avergonzada por toda la locura que estaba diciendo aquel hombre.

—No vayas a pensar que estoy mal de la cabeza o algo por el estilo. Sucede que, un Bardot se enamora una sola vez en su vida y dicho amor es hasta la muerte — se atrevió a tocar mi mejilla, y se sentía tan cálida y suave la palma de su mano, que no fui capaz de apartarlo o apartarme de su delicada caricia—. Tú eres esa única chica que ha logrado entrar en mis pensamientos y ha permanecido durante días y noches en mi cabeza.

—Solo por esas razones no podemos casarnos — musité, sintiendo el rostro y las orejas calientes—. ¡Es una locura!

—Lo es, pero eres tú la mujer que quiero a mi lado.

Lo miré fijamente, tratando de encontrar la broma en sus palabras, pero se veía tan serio y seguro de todo lo que decía que era casi imposible descifrar cuán cierto o falso era lo que decía. Incluso su mirada aunque denotaba un grado de frialdad, lucía brillante y sincera.

—Debes pensar que estoy mal de la cabeza.

—Realmente sí lo estás — pensé en voz alta, y su risita me provocó escalofríos.

—Pero soy un hombre sincero y centrado — afirmó—. No voy a decir que soy perfecto, porque nadie sobre este mundo lo es, sin embargo, no tengo ni la más mínima intención en jugar contigo o hacerte daño.

—Es que... ¡sigue siendo una locura! — no sabía qué más decir.

—Hagamos un trato justo — esbozó una sonrisa ladeada—. Dame un año para enamorarte. Si en ese lapso de tiempo no estamos en la misma sincronía, serás completamente libre y devolveré todo lo que les pertenece a tus hermanitas y a ti.

Su idea no me pareció tan descabellada, pero... ¿era lo que quería para mi vida?

—Y si me enamoro de ti, ¿qué pasará con las propiedades de mi familia?

—Igualmente son de su pertenencia, no necesito más de lo que ya tengo. Si te enamoras o no de mí, todo sigue siendo tuyo y de tus hermanas. Tu padre no tendrá la posibilidad de tocar lo que les pertenece a ustedes. Es difícil que un ludópata recapacite por sí mismo. Mi madre pensó más en las tres niñas que en tus padres y me pidió que hiciera algo por ayudarlas

—Y casarme contigo te pareció una buena ayuda — completé por él, soltando una risa amarga—. Qué vida de mierda...

—Hay que ver el lado positivo de todo. Mientras tengas quien te quiera genuinamente no será una vida tan miserable.

Guardé silencio por un momento, recapacitando sobre todo lo que acababa de soltar aquel desconocido que parecía no mentir en absolutamente en nada. No tenía ni la menor idea de que mi padre era un apostador, él siempre se vio un hombre de negocios y centrado en sus asuntos. No comprendo cómo llegó a apostar su fortuna e incluso apostarme a mí; su propia hija.

—Si necesitas pensarlo, puedo esperar el tiempo que sea necesario sin problema...

—Acepto — no sé por qué esa palabra salió sin pensar de mi boca—. Suceda lo que suceda, el dinero estará en manos de mi familia, ¿no es así?

Cautivando tu corazón[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora