El Caso de Kokonoi Hajime

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Estaba irritado y ni siquiera había comenzado la noche. Kokonoi odiaba esas reuniones. Por más que tuvieran el mismo rango ejecutivo, era muy obvia la diferencia que había entre su padre y los otros dos directivos. Su padre era un inútil cuya fracción de la empresa era la que menos generaba productividad y nadie en la familia era amable o condescendiente con él porque también era el tipo que había tenido 2 familias y había abandonado por completo una de ellas.

El chico Hajime estaba listo para que esa velada fuera como cualquiera en años anteriores, saludando gente con amabilidad y luego sentado en una mesa por horas hablando por monosílabos con los hermanos Akashi y sus acompañantes de turno, pero todos esos planes se derrumbaron cuando cruzó la puerta de entrada, miró a la mesa donde debía ir a sentarse y vio cómo se levantaba de ella un chico de trenzas tomado de la mano con Kazutora.

El joven Hajime no supo cómo reaccionar, de repente se llenó de nervios y estrés a pesar de que el otro parecía estarse despidiendo. Kokonoi corrió directo al menor, sin tener clara la razón para hacerlo, pero fue interceptado por Hanma quien le había visto llegar.

— ¡Hajime! No pensé que te vería aquí tan temprano. — dijo el mayor recostándose en su hombro.

— ¿Estás bien? — La actitud de su primo le tomó por sorpresa, pues no era particularmente unido a él, de hecho sólo habían hablado en esas reuniones anuales porque sus padres les obligaban a saludarse.

— Claro que sí, pensé que estaría bien saludarte y hacerte compañía ahora que tu padre no está cerca. — Kokonoi le miró con incredulidad y se soltó de su agarre.

— A decir verdad, hay algo que debo hacer, así que tendré que declinar de tu amistosa oferta. — empezó a caminar en dirección a Kazutora.

— ¿A dónde vas? — el tono de Hanma cambió a uno serio y se sintió una fuerte tensión entre los dos jóvenes que ahora se daban la espalda, pero seguían estando muy cerca.

— ¿Eso importa?

— No, pero sí lastimas de alguna forma a Kazutora no me va a importar ninguna herencia, ni dinero, ni familia... Voy a acabar contigo.

— ¿Así que con él sí puedes llevarte bien? — Hajime volteó a ver a Hanma y se pudo notar el enojo en su voz — ¿Por qué habría de lastimar a alguien que no conozco?

— No lo sé, yo nunca entiendo porque la gente lo lastima.

Las palabras de Hanma sonaban tristes y le dieron una punzada en el corazón a Kokonoi pues confirmaban sus sospechas: él había tenido la vida feliz, la familia perfecta, la parte bonita de la realidad y su hermano menor había sido lastimado. Hajime tragó saliva y continuó con su camino, ahora no solo tenía un nivel de nervios normal, la ansiedad que lo invadió le causó náuseas y dado que le había perdido la huella a Kazutora, corrió al baño.

En el pasillo hacia el baño se encontró con Haruchiyo le saludó con prisas, pero ignoró cuando el pelirrosado también trató de detenerlo en el camino. Atravesó de golpe las puertas del cuarto de baño y lo primero que vio fue a un chico que reía sentado en la zona de lavamanos, mientras en sus piernas estaba recostado otro. Los ojos de los dos hijos del señor Hajime se encontraron y el mayor de ellos ya no pudo aguantar más y vomitó justo en la entrada.

— ¿Estás bien? — preguntó Haitani tratando de no pisar el desastre ocasionado. Kazutora seguía mirando fijamente al chico que tenía enfrente, no sabía si salir corriendo o saludar, no sabía si debía hacer algo en absoluto, porque además no estaba seguro que ese chico era quién creía que era, pero era igual a su padre ¿cómo no iba a ser su hijo?, pensó mientras veía a Ran tratar de ayudarle.

Cruce de Caminos: La Cena FamiliarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora