Robert Mikaelson y una platica pendiente
-"Espero sea de tu agrado, un regalo para un regalo del cielo".- Juro haber escuchado un bufido de Michael, mire la caja y la abrí.Ok, no me gustaba lo ostentoso, pero bien decían que los diamantes eran los mejores amigos de las mujeres. Un collar de oro blanco adornado con incrustaciones de diamante estaba ante mis ojos, con unos aretes de la misma forma. Se los mostré a los chicos junto a la nota con el escudo.
-¿Diamantes eh? Como si no estuvieras forrada en ellos.- Daemon habló, intentando romper la tensión del momento.
***
Los siguientes días investigamos sobre el escudo, que al parecer no era una organización, "secta" (o así le gustaba nombrarlo a Daemon) públicamente conocida. Pensé en buscar en los escudos relacionados al partido nazi, más no encontré nada, busque en algun ejemplar historico de aquella biblioteca, codigo illuminati y Figurachi, el vaticano entre otrios. Paseaba con la laptop de Thomas por la biblioteca cuando alguien tocó la puerta.-Pasa.- Dije sin mirar hacia la puerta, creí que la persona tomaría lo que sea por lo que estaba ahí y se retiraría, pero en cambio se sentó frente a mi.
Me tomó por sorpresa el olor de una vieja colonia. Levanté la vista de la pantalla y tenía a Michael mirándome algo divertido. La verdad era que se había vuelto algo más expresivo desde que estaba limpio y eso era algo casi comico.
-Te sienta bien ese lugar.- Miraba la silla enorme comparada a mi huesudo cuerpo.
-Eso mismo dijo Tom.- Levanté una ceja divertida.
-Bueno, al final del día somos medio hermanos.- Se encogió de hombros restándole importancia.
-Son tan diferentes.- Conteste en voz baja, más para mi que para él.- Pero son similares en muchas cosas.
-Sumale que llevamos toda una vida juntos.- Se quedó pensando en sus propias palabras.- Casi tan romántico como un matrimonio.-Había una nota divertida en su voz.
-Veinte años con alguien no es cualquier cosa.- Dije en el mismo tono. El momento cesó, y el silencio de una plática pendiente se cerró entre nosotros.
-Escucha Morgan.- Carraspeo para continuar.- Sabes que no soy bueno con las palabras.- Se acomodo en la silla incómodo y conmigo dentro de la silla resultaba ser una escena demasiado diplomática, como si yo fuera un juez planeando terminar una negociación antes de ser juzgado. Se quedó sin decir nada, pensando en lo que diría, escogiendo las palabras adecuadamente.
-Cuando estuve en rehabilitación, una de las miles y de las poco interesantes terapias que te dan para estar sobrio y arreglar tus mierdas es el prepararte para pedir disculpas.- inhalo profundo, exhalo una vez más, incluso parecía preparado para una batalla.- Así que lo siento Morgan.- Los lentes de descanso que llevaba puestos se me resbalaron de inclinar la cabeza casi al inframundo, casi pude ver una sonrisa en su rostro. Ni siquiera estaba segura de haber escuchado bien, Michhael Landon se había disculpado conmigo, pero ¿estaba dispuesta a perdonarlo? Y lo peor ¿Aun sentía algo por él?
-¿Morgan? .- Su voz me regresó a la realidad. La mirada que tenía sobre mi era la más sincera que le había visto. Y sin mierdas en el sistema.- Te pido perdón por el hijo de puta que fui contigo, por irme, por dejar…- trago saliva.- Por dejar que lo nuestro muriera, no haber vivido por ti.- Las palabras de su carta había salido de su boca.
-Yo…- Fue lo único que me salió. Nos quedamos así por unos segundos que parecieron eternos.- Te agradezco que lo hagas.- Él sonrió con ironía.
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Los Hijos de Anfield: El Legado (#2) [Completa ✔️]
Ficção AdolescenteHan pasado seis meses desde los acontecimientos que cambiaron el rumbo de la vida de Morgan Adams. Su depresión y sus malos hábitos la han llevado a un camino oscuro y donde ella pensaba no poder sanar se encuentra con una sorpresa. Pero todo cambia...