Capítulo 2

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Para el desayuno, había decidido darle una paliza a Quackity. Sólo unas palmadas deberían ser suficientes para calmar su actitud y lograr una convivencia más armoniosa. Sin dañarle lo suficiente como para causarle un viaje al agujero a Vegetta, ya que no era aficionado a ese lugar, y no demasiado débil como para que el chico no captara el mensaje.

Su compañero no se sentó con él en el desayuno. Estaba hablando con uno de los tipos de la celda de al lado, Luzu, un castaño de ojos color rubí y el rostro cubierto de cicatrices, muy atractivo, que parecía tirar para ambos bandos, aunque Vegetta nunca hubiera visto ninguna prueba. Él y Quackity parecían muy cercanos y Vegetta los observaba con repugnancia, preguntándose si el menor estaba buscando marcha en su segundo día dentro.

(...)

Tomó su toalla y el neceser de baño de su celda y se fue a las duchas. Cuando se desnudó y entró a las duchas, encontró a Quackity ya allí, directamente al final del largo habitáculo, con su acanelada y fortalecida figura. Mientras Vegetta le echaba un vistazo, vio a uno de los sospechosos habituales, un tipo llamado Auron, acercarse a Quackity y pincharle fuerte con un dedo en la base de su espalda.

— ¿Qué cojones es esto?

Quackity volteó, mostrando un bien esculpido y lampiño pecho, salvo una tira oscura y estrecha que iba hacia abajo desde su liso estómago a un recortado pubis. Su miembro era más que adecuado, sus pelotas pesadas y sin vello por debajo.

— ¿Disculpa? —Preguntó Quackity.

— ¿Dije que qué cojones es este tatuaje? —El tipo le desafió otra vez. Un poco más alto y abultado con músculos, castaño con un prominente mechón flameante que gracias al agua imposibilitaba verlo en su estado natural, ojos heterocromáticos y uno de los brazos tatuados, Auron era el capo principal en este lugar y uno de los temidos matones. Estaba en prisión de por vida sin la posibilidad de libertad condicional después de manipular, torturar y asesinar una lista de miembros de una banda rival. Aunque hubiera añadido ahora otro cargo por homicidio a su repertorio ya que vio cómo podía destrozar eficazmente a un hombre.

Gracias a él tuvieron que cambiar muchas cosas para mejorar la seguridad del lugar –como obligar a todo ser de lava y fuego llevar pulseras electrónicas para absorber su energía– debido al poder que emergía. Subestimaron desde un principio su especie por lo que decenas de vidas se perdieron un martes por la noche en Karmatraz.

— ¿Estás anunciando que te gusta que ten por culo? —Preguntó a Quackity con repugnancia y algo más en su tono. Algo que sugería que iba a ser su nueva presa y estaba excitado.

Vegetta casi sonrió con suficiencia, iba a salvarse de romperse los nudillos. Alguien más iba a hacerlo por él.

— Mis tatuajes son asunto mío, pendejo. —Contestó Quackity arrogantemente. — ¿He hecho algún comentario sobre la pegajosa mujer desnuda que tienes en el brazo y cómo se parece a la abuela de alguien?

Vegetta casi admiró al tipo en ese momento, pero estaba demasiado ocupado intentando no reírse.

Quackity cayó al suelo con una ráfaga de golpes y fue arrastrado contra los azulejos de la pared, su cabeza dejó una mancha de sangre cuando se desplomó otra vez al resbalarse por querer enderezarse rápidamente. Su atacante levantó a Quackity una vez más y lo estampó de nuevo contra la cerámica. Entonces presionó su propio cuerpo desnudo lascivamente contra el trasero del chico.

— Viendo cómo te anuncias, deberías estar agradecido que no te folle, sucio maricón.

Golpeó a Quackity en los riñones, sobre el tatuaje, y se marchó de allí con paso majestuoso.

Quackity cayó nuevamente contra la pared y se deslizó al suelo. Nadie en la ducha se movió para ayudarlo. Vegetta miró un momento y luego agarró sus cosas y se fue.

(...)

— Tienes una gran bocaza, Quackity. —Dijo, cuando se apagaron las luces. — Me sorprende que no hayas meado sangre después de esta mañana.

Quackity tiró de la cadena y se apartó, moviéndose al lavabo.

— Estoy bien. —Informó a Vegetta hoscamente. — Y no dejo que gente naca me humille.

Vegetta le consideró por encima de su revista.

— Hay una diferencia entre esto e incitar deliberadamente al tipo más resistente de este lugar. Estás marcado, amigo. La próxima vez será un cuchillo en tu espalda, no un puño.

Quackity se volvió y lo contempló con aquellos ojos casi morados debido a los golpes.

— No eres mi amigo. —Le dijo a Vegetta antes de que subiera a su propia litera.

AND SO IS L♡VE 「V&Q」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora