Era el final de la primavera del año 1995, y el tiempo era inusualmente fresco. Esto era particularmente cierto en el DF (ahora CDMX). Por ello, las dos mujeres que esperaban en la terminal aérea se habían visto obligadas a llevar chaquetas ligeras cuando se aventuraron a salir de casa.
Las dos mujeres tenían edades muy variadas, pero había una clara similitud en sus apariencias que daba mudo testimonio de que estaban emparentadas. Y de hecho lo estaban. La joven morena de tetas grandes y piernas anchas de 19 años era Alicia. A su lado, la exuberante morena de 42 años con tetas mucho más grandes, y piernas igual de buenas era Karen su madre.
Estaba claro que las dos mujeres esperaban una visita. Estaban en la puerta A, por donde salen todo los pasajeros. Estaban esperando al único varón de la familia. Se trataba de Alejandro de veinte años, hijo de Karen y hermano de Alicia, su avión acababa de aterrizar.
Alejandro era un chavo bien parecido de 21 años, con buen cuerpo pues iba al gimnasio diariamente, llevaba años fuera después de terminar la carrera de medicina en la Universidad de Washington. Iba a ser psiquiatra como su padre quien desgraciadamente había muerto un año antes de que Alejandro empezara la universidad, y dado la gran fortuna que su padre había heredado a sus tres hijos, tanto él, como su hermana mayor habían optado por estudiar en el extranjero, Alejandro optó por estudiar en Estados Unidos. Había asistido a cursos en prestigiosas universidades de la unión americana, y había obtenido su título avanzado en psiquiatría, lo que nadie más sabía es que su especialidad era la hypnos psiquiatría, una nueva modalidad que mezclaba la psicología, la medicina y la hipnosis. Ahora, por fin, volvía a casa para abrir un negocio muy especial para el cual ha estado practicando durante el último año
Por ello, su madre y su hermana menor estaban muy emocionadas por reunirse por fin con su querido Alejandro.
Karen iba bien vestida con una falda gris y un blazer grises, pantimedias grises ahumadas y zapatos de tacón grises oscuros por lo menos de 10 cm de altos, además de un jersey aleonado que se estiraba con fuerza sobre un pecho de proporciones sencillamente montañosas, a pesar del restrictivo sujetador que llevaba debajo, a diferencia de su hija Alicia quien iba menos discretamente vestida con una minifalda negra, con pantimedias negras en conjunto y zapatos bajos y una blusa que llegaba casi hasta el cuello, pero su pecho no lo podía ocultar, la cual llevaba una cartulina que delicadamente decía "bienvenido de vuelta".
Cuando vieron un montón de gente salir, Karen rápidamente gritó: "¡Ahí está, ahí está mí Alex!".
Alicia miró en la dirección que señalaba Karen, y no solo ella por el grito de Karen parecería que casi toda la gente que estaba en espera de su familiar miró hacia donde estaba Alejandro.
Ni la madre ni la hermana reconocieron en un primer momento al joven corpulento, de pelo negro y rasgos de cincel que caminaba hacia ellas vestido con un traje gris carbón de doble botonadura. Su complexión era alta como la de su padre. Sus ojos eran oscuros y oblicuos, pero ahora regresaba con un peculiar poder de penetración en su mirada.
"Es mi Alex, pero ¡cómo ha crecido!" gritó Karen, mirando fijamente a su hijo que se acercaba. "todo un hombre, y la viva imagen de tu padre. ¡La mismísima imagen! Por un momento... pensé..." exclamo en voz alta Karen
"Lo sé", terminó su hija. "Yo también pensé que mi padre había vuelto de entre los muertos. Le echo mucho de menos, igual que todos, pero la alegría es mayor, es mi querido hermano" termino de hablar con alegría mientras corría a darle un abrazo a su hermano mayor.
Alicia corrió a abrazar a su hermano y durante el abrazo se quedaron mirando fijamente y se dieron un beso muy cerca de la comisura de los labios, despues Alicia lo abrazó mas fuerte y le dijo al oído "te extrañe mucho, ya te quería tener cerca y no solo por llamadas"
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The Beggining of Wamco (Earth 1) (A Wamco Enterpises Histrory)
FantasyLa historia del origen y crecimiento de Wamco y del Sr. Ávila.