iii. privilegiado

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Al día siguiente, llegué a la escuela con normalidad e intenté por todos los medios evitar a Steve. Después de lo de anoche, lo último que quería era darle clases.

Ya me había metido en bastantes problemas con mi padre, que estaba furioso conmigo por volver a casa tan tarde. Le dije que todo era culpa de Steve, pero no me escuchó.

Cuando entré en la cafetería, sentí que me invadía una oleada de ansiedad. Aunque pretendo estar por encima de todo, creo que todo el mundo está de acuerdo en lo intimidante que es el instituto. Sobre todo cuando tienes que buscar asiento en la cafetería. Suelo sentarme en la mesa vacía de la esquina, pero sigo sintiendo las miradas de la gente. Tomé mi comida y me senté.

—Hola Joy —oí una voz. Me di la vuelta y vi a Nancy con los brazos cruzados mientras miraba al suelo incómoda.

—Hola —respondí.

—Me preguntaba si habías visto a Barb anoche. —Nancy parecía más tensa que de costumbre.

—No... Me fui cuando todos tus amigos empezaron a insinuar que era una zorra ¿recuerdas? —dije sarcásticamente.

—No son mis amigos —se apresuró a contestar.

Me burlé mientras abría mi libro para ignorarla.

—Entonces... ¿no llevaste a Barb a casa? —preguntó.

Suspiré y volví a cerrar el libro.

—Nancy, por última vez, no sé dónde está Barb. Pregúntale a tu novio, era su casa —le dije.

—¿Preguntarme qué? —oí que decía una voz. Puse los ojos en blanco porque ya sabía quién era.

Steve se acercó y puso su brazo alrededor de
Nancy.

—Le estaba preguntando a Joy si vio a Barb anoche —dijo Nancy.

—Nance, te dije que probablemente se había ido —dijo él.

—Si, no... Tienes razón, yo sólo... Estoy preocupada, eso es todo —dijo Nancy mientras se echaba hacia atrás los hombros.

—No... es lindo —dijo Steve con una sonrisa.

—¿Te importa? —pregunté enfadada.
Steve me fulminó con la mirada.

—¿Sabes qué? He perdido el apetito —dije mientras tomaba todas mis cosas y me iba.

—Espera Joy —Steve gritó mientras me iba.

Caminé más rápido esperando que finalmente me dejara en paz.

—¡Joy! —Steve gritó mientras se interponía en mi camino.

—Jesús Harrington, ¿qué quieres? —exclamé frustrada. Sacó unas fichas de su bolsillo y me las entregó.

—¿Tus apuntes de Romeo y Julieta? Eran...
Bastante buenos —dijo. Se las quité y me las metí en el bolso. —¿Cuándo es la próxima clase? —me preguntó.

—¿La próxima? —le pregunté. —Mira Harrington, sé que piensas que todos aquí vivimos para complacerte, pero tengo mejores cosas que hacer con mi tiempo. Así que... se acabó —dije alejándome.

—Bueno, en realidad no, porque la señorita Miller dijo que tenías que hacerlo —dijo caminando detrás de mí.

—¿No puedes pedirle a Nancy que te ayude? —grité. Steve dudó un momento.

—Quiero decir que podría...—Steve empezó.

—¡Bien! —dije cortándole. Steve me agarró suavemente del brazo para que dejara de caminar.

stand by me... steve harrington !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora