El sargento Tae abre la puerta a la oficina del Capitán General, camina hasta el escritorio bajo la mirada vigilante del capitán y deja un informe. El otro hombre pasa la mirada por el documento y pregunta en voz alta:
— ¿Por qué no está descrito el rendimiento de Black Kurenai?
— Su hija ganó un día libre gracias a su excelente resultado en el entrenamiento de ayer. — Dice el sargento, poniendo las manos a su lado, mirando a su superior a los ojos. — Escuché que fue a la biblioteca y retiró varios libros.
— Así que un día libre. — Murmura él, para sí, mirando sus manos cruzadas sobre la mesa.
— ¿Puedo retirarme capitán? — Pregunta Tae, mirando incómodamente una de las paredes de la oficina.
— Claro, pero busque a Black, y tráigala aquí. Escóltela de ser necesario.
— Si señor. — Dice él, dando una reverencia breve y saliendo de la habitación.
El silencio permanece en ese lugar, siendo interrumpido únicamente por la respiración del capitán.
— Bueno, es hora de tener esa conversación. La llevo atrasando desde hace tiempo. — Piensa él, suspirando mientras acomoda los papeles de su escritorio. — La lastimé demasiado.
Él mira una biblioteca con puertas de madera en su parte inferior y se acerca. Abre las mismas y saca una botella de ron, junto a un pequeño vaso. Él destapa la botella y se sirve, casi desbordando su contenido. De un solo trago, vacía el vaso y hace una expresión de disgusto antes de guardar todo nuevamente en su lugar.
— Eso deberá ser suficiente. Si Black no ha querido hablar de esto durante tanto tiempo, dudo que tenga una buena reacción cuando saque el tema — Murmura, frotándose la frente con la punta de sus dedos. — Estoy tan arrepentido de todo lo que hice, ojalá ella pudiera entenderlo.
El castaño sonríe amargamente, mientras se sienta en su silla. Su hija nunca había intentado acercarse, y él había reciprocado el sentimiento, pero cada segundo que pasaban sin resolver el conflicto era como una tonelada de ladrillos en la consciencia del capitán.
— Ella no me lo va a hacer fácil, pero tengo que intentar mejorar esto. — Piensa él, rascando su nuca. — Y su carácter solo me va a jugar en contra, aunque supongo que eso es mi culpa. El ejército solo va a acentuar esto, debo hacer lo que pueda mientras pueda.
El capitán traga un nudo en su garganta, y su mirada se dirige nuevamente a la biblioteca, sin embargo, esta vez la cambia bruscamente hacia sus puños apretándose sobre la mesa.
— Ahora no — Gruñe, casi regañándose a sí mismo. — Esto ya va a ser lo suficientemente tedioso, no necesito hacer la situación peor emborrachándome frente a ella. Solo me queda esperar que me deje explicar las cosas que hice, aun no se si es lo suficientemente madura como para hacerlo. — Él traga saliva de nuevo mirando resignado, como sus manos golpean la mesa con nerviosismo. — La amo más que a nada, pero todo se ha estado yendo al demonio últimamente.
Black está en su carpa, empezando el último libro que le queda a su disposición, cuando escucha los pasos de una persona acercándose:
— ¡KURENAI, BLACK NORA! ¡SE SOLICITA SU PRESENCIA EN LA OFICINA DEL CAPITÁN GENERAL! — Grita una voz familiar, que a la soldado le toma un momento ubicar, antes de caer en cuenta de que es su sargento.
— Iré en 5 minutos, señor. — Grita ella, desde su cama, sin intenciones de salir de allí.
— Me han ordenado que la escolte hacia allí, si quiere hacer esperar a su padre, me hará esperar a mí también, no es una actitud adecuada con tus superiores, Kurenai.
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Black Kurenai: La guerra
Science FictionUna joven con una relación complicada con su padre deberá pelear en una guerra , mientras lucha contra sus propios demonios y un experimento biológico que la convirtió en un hibrido.